Paul Naranjo y Julián Ortegón pagarán 41 años de prisión
A los dos jóvenes los hallaron responsables, en primera instancia, por feminicidio agravado, por los hechos que desencadenaron la muerte de Ana María Castro, el 5 de marzo de 2020. El caso irá al Tribunal Superior de Bogotá, tras anuncio de apelación que hicieron los abogados defensores.
Dos años y cinco días después de la muerte de su hija, la señora Nidia Romero conoció la decisión en primera instancia que condenó a Paul Naranjo y a Julián Ortegón a pagar 41 años y ocho meses por la muerte de Ana María Castro Romero. Según la jueza 42 penal de Bogotá, la Fiscalía logró demostrar que el deceso de la joven tuvo su origen en un crimen: feminicidio.
De acuerdo con la togada, el accionar de los jóvenes se enmarcó en un contexto de “control” y “discriminatorio contra Ana María”, en razón de su condición de mujer, debido a un disgusto, porque ella se estaba besando con Mateo Reyes en la parte trasera de la camioneta, en la que iban juntos, después de salir de la Zona Rosa de la calle 116, al norte de Bogotá.
Lea: A la espera de la condena: dos años del feminicidio de Ana María Castro
Situación que, según la jueza, se evidenció cuando Naranjo y Ortegón no auxiliaron a la joven que, minutos después, fue socorrida por transeúntes que pasaban por la calle 80, en la madrugada del 5 de marzo de 2020. Además, por Mateo Reyes, el último conocido de ella en verla con vida. “Esto demuestra el poco aprecio por la vida de la occisa”, señaló. Y, además, por el término que usó Paul Naranjo para referirse a ella la mañana de los hechos cuando hablaron del paradero de su celular.
Por otro lado, la condena contra los jóvenes se basó en las conductas de ambos y que, para la togada, quedaron en evidencia en el juicio. Como el caso de Julián Ortegón con el testimonio de su excompañera sentimental, quien señaló su comportamiento machista, que se reflejaron en agresiones físicas, emocionales y psicológicas.
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Mientras que en el caso de Naranjo, desestimó la evaluación psicológica forense presentada por su defensa, que argumentaba que no presentaba características psicológicas “que constituyan factores predisponentes para la emisión de comportamientos antisociales y/o delictivos”, como violencia contra la mujer o el feminicidio, al considerar que la psicología no es una ciencia exacta.
Tras conocerse la tasación de la pena, Nidia Romero celebró la decisión y dijo que, aunque “ni una cadena perpetua repara el corazón de una madre con su hija asesinada”, el fallo “es un bálsamo para el alma que da un poco de tranquilidad y fuerza para seguir”. Gilberto Rondón, apoderado de Julián Ortegón, y Camilo González, apoderado de Paul Naranjo, anunciaron que apelarán la decisión para que el Tribunal Superior de Bogotá revise la sentencia y, en segunda instancia, confirme, dosifique o reverse esta decisión.
Dos años y cinco días después de la muerte de su hija, la señora Nidia Romero conoció la decisión en primera instancia que condenó a Paul Naranjo y a Julián Ortegón a pagar 41 años y ocho meses por la muerte de Ana María Castro Romero. Según la jueza 42 penal de Bogotá, la Fiscalía logró demostrar que el deceso de la joven tuvo su origen en un crimen: feminicidio.
De acuerdo con la togada, el accionar de los jóvenes se enmarcó en un contexto de “control” y “discriminatorio contra Ana María”, en razón de su condición de mujer, debido a un disgusto, porque ella se estaba besando con Mateo Reyes en la parte trasera de la camioneta, en la que iban juntos, después de salir de la Zona Rosa de la calle 116, al norte de Bogotá.
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Situación que, según la jueza, se evidenció cuando Naranjo y Ortegón no auxiliaron a la joven que, minutos después, fue socorrida por transeúntes que pasaban por la calle 80, en la madrugada del 5 de marzo de 2020. Además, por Mateo Reyes, el último conocido de ella en verla con vida. “Esto demuestra el poco aprecio por la vida de la occisa”, señaló. Y, además, por el término que usó Paul Naranjo para referirse a ella la mañana de los hechos cuando hablaron del paradero de su celular.
Por otro lado, la condena contra los jóvenes se basó en las conductas de ambos y que, para la togada, quedaron en evidencia en el juicio. Como el caso de Julián Ortegón con el testimonio de su excompañera sentimental, quien señaló su comportamiento machista, que se reflejaron en agresiones físicas, emocionales y psicológicas.
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Mientras que en el caso de Naranjo, desestimó la evaluación psicológica forense presentada por su defensa, que argumentaba que no presentaba características psicológicas “que constituyan factores predisponentes para la emisión de comportamientos antisociales y/o delictivos”, como violencia contra la mujer o el feminicidio, al considerar que la psicología no es una ciencia exacta.
Tras conocerse la tasación de la pena, Nidia Romero celebró la decisión y dijo que, aunque “ni una cadena perpetua repara el corazón de una madre con su hija asesinada”, el fallo “es un bálsamo para el alma que da un poco de tranquilidad y fuerza para seguir”. Gilberto Rondón, apoderado de Julián Ortegón, y Camilo González, apoderado de Paul Naranjo, anunciaron que apelarán la decisión para que el Tribunal Superior de Bogotá revise la sentencia y, en segunda instancia, confirme, dosifique o reverse esta decisión.