Pedagogía más control, necesidad para reducir la siniestralidad en Bogotá
La capital continúa sus esfuerzos por reducir las muertes en las vías. A las acciones que adelanta la Secretaría de Movilidad se suma la idea de volver a las estrellas negras donde hubo siniestros, algo que según expertos se debe acompañar de controles y reducción de velocidad.
La lamentable muerte de Julián Esteban Gómez, el menor de 13 años que fue arrollado por una tractomula en la carretera que comunica los municipios de Zipaquirá con Cajicá, reabrió un debate que suele ponerse sobre la mesa cada vez que hay un siniestro que involucra a actores viales vulnerables (peatones, ciclistas o motociclistas). Lo que ocurrió con la joven promesa del ciclismo colombiano demostró la necesidad de hacer respetar las normas que protegen a los usuarios de la bicicleta, pero, más allá de eso, de implementar las estrategias necesarias para reducir las muertes en las vías.
En Bogotá, donde este año han fallecido 41 ciclistas, 83 motociclistas o acompañantes de moto y 72 peatones, se viene planteando la posibilidad de volver a implementar la campaña de las estrellas negras pintadas en los lugares donde hubo una fatalidad por siniestro vial. La estrategia, que tuvo tanto impacto como éxito durante los primeros años del siglo XXI, se sumaría a la lista de acciones que adelanta la Secretaría de Movilidad con miras a cumplir con el Plan de Seguridad Vial 2017-2026, que adoptó la Visión Cero como política, según la cual todas las fatalidades son prevenibles.
La idea de retornar a las estrellas negras fue propuesta por el concejal Diego Laserna (Alianza Verde), quien aseguró que esta vez, además de pintar las estrellas en las calles, el objetivo es que el Distrito intervenga esos puntos de manera efectiva e integral. “No es cuestión solamente de tapar un hueco, sino de revisar la señalización, iluminación y otros factores que puedan incidir en la accidentalidad”, indicó.
La propuesta apenas inició su curso en el Concejo, pero tanto cabildantes como expertos en seguridad vial están de acuerdo en que sería de gran ayuda para reducir los índices de siniestralidad. Eso sí, debe ir acompañada de otras acciones como controles en vía y poder contar con el apoyo de las cámaras salvavidas.
Para Ivanhoe Rozo Rojas, experto en seguridad vial de la Universidad Manuela Beltrán, la estrategia de estrellas negras fue una de las más útiles para generar conciencia entre los actores viales más vulnerables, pero no son suficientes y se deben complementar con los controles de velocidad que se están implementando en la ciudad, para que la velocidad máxima sea de 50 o 60 km/h. “Esto impacta a todos los actores viales y, aunque algunos familiares de los fallecidos no estuvieron de acuerdo, la tasa de accidentalidad y mortalidad podría reducirse en un 10 o 15 %”.
Por su parte, Hilda Gómez, consultora en seguridad vial, considera fundamental que se retome no solo en Bogotá, sino en el país, dicha campaña de prevención, aunque “por sí sola no tiene mucho impacto”. Según la experta, los cambios de comportamiento se dan con la combinación de control en vía y campañas puntuales sobre un factor de riesgo específico, por ejemplo el no uso del cinturón de seguridad o el exceso de velocidad.
“Hay que empezar por revisar cuáles son los problemas más graves y después de un tiempo de pedagogía empezar a controlarlos. Hay que explicar los riesgos de determinadas conductas y reforzar con un control a esos factores de riesgo”, indicó Gómez, quien hasta hace unos años dirigió la Agencia de Seguridad Vial y considera clave también las fotomultas. “Estamos en un mundo moderno donde todo se automatiza cada vez más, y se necesita seguir adelante con eso que está un poco en el aire”.
Por ahora, mientras se define si finalmente regresan las estrellas negras, la Secretaría de Movilidad destaca por lo menos siete acciones para reducir la cifra de víctimas fatales por siniestros viales en Bogotá. Entre esas están la implementación de infraestructura exclusiva para bicis, pedagogía en vía para peatones y biciusuarios, gestión y pacificación de tránsito, cursos de normas de tránsito, una red empresarial de seguridad vial y capacitación a conductores del SITP.
Sin importar lo que pase con la idea de retornar a las estrellas negras, es claro que hay una necesidad de multiplicar los esfuerzos para reducir cada vez más el número de lesionados y fallecidos por siniestros viales, partiendo de la premisa de que más que accidentes son hechos que se pudieron evitar.
La lamentable muerte de Julián Esteban Gómez, el menor de 13 años que fue arrollado por una tractomula en la carretera que comunica los municipios de Zipaquirá con Cajicá, reabrió un debate que suele ponerse sobre la mesa cada vez que hay un siniestro que involucra a actores viales vulnerables (peatones, ciclistas o motociclistas). Lo que ocurrió con la joven promesa del ciclismo colombiano demostró la necesidad de hacer respetar las normas que protegen a los usuarios de la bicicleta, pero, más allá de eso, de implementar las estrategias necesarias para reducir las muertes en las vías.
En Bogotá, donde este año han fallecido 41 ciclistas, 83 motociclistas o acompañantes de moto y 72 peatones, se viene planteando la posibilidad de volver a implementar la campaña de las estrellas negras pintadas en los lugares donde hubo una fatalidad por siniestro vial. La estrategia, que tuvo tanto impacto como éxito durante los primeros años del siglo XXI, se sumaría a la lista de acciones que adelanta la Secretaría de Movilidad con miras a cumplir con el Plan de Seguridad Vial 2017-2026, que adoptó la Visión Cero como política, según la cual todas las fatalidades son prevenibles.
La idea de retornar a las estrellas negras fue propuesta por el concejal Diego Laserna (Alianza Verde), quien aseguró que esta vez, además de pintar las estrellas en las calles, el objetivo es que el Distrito intervenga esos puntos de manera efectiva e integral. “No es cuestión solamente de tapar un hueco, sino de revisar la señalización, iluminación y otros factores que puedan incidir en la accidentalidad”, indicó.
La propuesta apenas inició su curso en el Concejo, pero tanto cabildantes como expertos en seguridad vial están de acuerdo en que sería de gran ayuda para reducir los índices de siniestralidad. Eso sí, debe ir acompañada de otras acciones como controles en vía y poder contar con el apoyo de las cámaras salvavidas.
Para Ivanhoe Rozo Rojas, experto en seguridad vial de la Universidad Manuela Beltrán, la estrategia de estrellas negras fue una de las más útiles para generar conciencia entre los actores viales más vulnerables, pero no son suficientes y se deben complementar con los controles de velocidad que se están implementando en la ciudad, para que la velocidad máxima sea de 50 o 60 km/h. “Esto impacta a todos los actores viales y, aunque algunos familiares de los fallecidos no estuvieron de acuerdo, la tasa de accidentalidad y mortalidad podría reducirse en un 10 o 15 %”.
Por su parte, Hilda Gómez, consultora en seguridad vial, considera fundamental que se retome no solo en Bogotá, sino en el país, dicha campaña de prevención, aunque “por sí sola no tiene mucho impacto”. Según la experta, los cambios de comportamiento se dan con la combinación de control en vía y campañas puntuales sobre un factor de riesgo específico, por ejemplo el no uso del cinturón de seguridad o el exceso de velocidad.
“Hay que empezar por revisar cuáles son los problemas más graves y después de un tiempo de pedagogía empezar a controlarlos. Hay que explicar los riesgos de determinadas conductas y reforzar con un control a esos factores de riesgo”, indicó Gómez, quien hasta hace unos años dirigió la Agencia de Seguridad Vial y considera clave también las fotomultas. “Estamos en un mundo moderno donde todo se automatiza cada vez más, y se necesita seguir adelante con eso que está un poco en el aire”.
Por ahora, mientras se define si finalmente regresan las estrellas negras, la Secretaría de Movilidad destaca por lo menos siete acciones para reducir la cifra de víctimas fatales por siniestros viales en Bogotá. Entre esas están la implementación de infraestructura exclusiva para bicis, pedagogía en vía para peatones y biciusuarios, gestión y pacificación de tránsito, cursos de normas de tránsito, una red empresarial de seguridad vial y capacitación a conductores del SITP.
Sin importar lo que pase con la idea de retornar a las estrellas negras, es claro que hay una necesidad de multiplicar los esfuerzos para reducir cada vez más el número de lesionados y fallecidos por siniestros viales, partiendo de la premisa de que más que accidentes son hechos que se pudieron evitar.