Percepción de inseguridad: fenómeno difícil de reducir en Bogotá
Aunque el año pasado bajaron algunos delitos, los bogotanos se siguen sintiendo inseguros. Este año se ha retrocedido y varios crímenes vuelven a aumentar. El 54 % dice estar dispuesto a defenderse por mano propia ante un hurto. ¿Cómo sincronizar los resultados de seguridad y la percepción?
Alexánder Marín Correa
Golpe a Los Camilo, al Tren de Aragua, a Los Erizos, a Los Fénix, a Los Verdugos, a Los Niches… La lista sigue. Las autoridades, en los últimos años, se han dedicado a publicitar cada resultado operativo en Bogotá. Golpes a bandas dedicadas a sembrar el terror, a matar, a extorsionar y a asaltar, las cuales, dicen, han sido desarticuladas. Sin embargo, la sensación de miedo permanece. La percepción de inseguridad es difícil de combatir. Ser víctima o testigo de un delito, o simplemente escuchar la historia, ha llevado a que el último dato de percepción de inseguridad (año 2022) sea del 77 %. Es decir, 77 de cada 100 ciudadanos sienten que la ciudad es cada vez más insegura. Si bien el indicador disminuyó frente a 2021 (era 88 %), sigue siendo uno de los más altos de la última década.
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Golpe a Los Camilo, al Tren de Aragua, a Los Erizos, a Los Fénix, a Los Verdugos, a Los Niches… La lista sigue. Las autoridades, en los últimos años, se han dedicado a publicitar cada resultado operativo en Bogotá. Golpes a bandas dedicadas a sembrar el terror, a matar, a extorsionar y a asaltar, las cuales, dicen, han sido desarticuladas. Sin embargo, la sensación de miedo permanece. La percepción de inseguridad es difícil de combatir. Ser víctima o testigo de un delito, o simplemente escuchar la historia, ha llevado a que el último dato de percepción de inseguridad (año 2022) sea del 77 %. Es decir, 77 de cada 100 ciudadanos sienten que la ciudad es cada vez más insegura. Si bien el indicador disminuyó frente a 2021 (era 88 %), sigue siendo uno de los más altos de la última década.
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La última encuesta de percepción y victimización, de la Cámara de Comercio de Bogotá, señala que los sitios más inseguros, según los bogotanos, son las calles, puentes peatonales, parques y paraderos. En cuanto a Transmilenio, el 68 % de los ciudadanos se sienten en riesgo. En cuanto al barrio, el 65 % cree factible ser víctima de un delito. Lo paradójico es que esas estadísticas corresponden a un año en el que siete de los 12 delitos de alto impacto mostraron tendencia a la baja, donde la victimización se redujo del 20 al 17 %, entre 2021 y 2022; hay un leve repunte en la confianza en la Policía, al pasar del 17 al 21 %, y el número de capturas viene en aumento. Incluso, se logró la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes más baja en 60 años.
No obstante, cada hurto callejero, cosquilleo en el transporte público, historia o video de cómo ocurre cada delito minan la confianza de los ciudadanos. Este año parece que la tendencia no será diferente, en especial porque el terreno ganado el año pasado se viene perdiendo en 2023. En los primeros meses del año se volvieron a disparar varios delitos, entre ellos el homicidio y el hurto. La reciente encuesta de Bogotá Cómo Vamos reafirma el panorama e indica que solo uno de cada cuatro habitantes se siente seguro. Revela, además, otros datos que preocupan: el 65 % considera que el principal problema es el atraco callejero; el 43 % que las normas son muy flexibles con los delincuentes y, por último, tal vez el que más impacta, que el 54 % está de acuerdo con defenderse por su propia cuenta ante un hurto.
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De entrada, es claro que las cifras de delitos y la percepción de seguridad no son una relación directamente proporcional. La razón detrás de esa sincronía la explica un informe de Probogotá, en la que no solo analizaron las cifras del último año, sino que intentaron encontrar las razones. Según la organización, fuera de que en 2022 la ciudad enfrentó el desafío del regreso a la normalidad tras la pandemia, elementos como el deterioro del espacio público, la movilidad caótica, la consolidación de distritos criminales, el escaso pie de fuerza y la desconfianza de la ciudadanía en las autoridades impidieron reconectar la percepción y los resultados.
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Según César Restrepo, director de Seguridad Urbana de Probogotá, hay varias causas detrás de la desconfianza ciudadana: un espacio público anárquico, el fortalecimiento de distritos del crimen y un pie de fuerza críticamente insuficiente. “Son determinantes de la sensación de inseguridad y factores dinamizantes de fenómenos criminales como el hurto, la extorsión y el sicariato”, señala Restrepo, quien agrega que el déficit de 10.000 uniformados “es punto de partida para ver que no hay una valoración realista del costo del ecosistema de seguridad que exige una megaciudad”.
Estadísticas de seguridad, alteradas en Bogotá
Pero más allá de esta explicación se encuentran visiones más prácticas. Por ejemplo, para Néstor Rosanía, experto en seguridad, la falta de sincronía obedece a un hecho puntual: las estadísticas se construyen con las denuncias y la gente no denuncia. “Falta pedagogía y por eso las estadísticas presentan subregistro o lo que llamamos criminalidad no registrada. Quiere decir que frente a las cifras el fenómeno real en la calle puede ser el doble o el triple. Ese es el choque de la estadística y la percepción, que presenta el fenómeno de la criminalidad no registrada”.
La visión la complementa la concejal Diana Diago, del Centro Democrático. Para ella, la percepción no mejora porque la seguridad no ha mejorado. “Dicen que los delitos han disminuido, pero los que a diario sufren los bogotanos, como el hurto, están aumentando, así como la violencia intrafamiliar o los delitos sexuales. De nada sirve salir a decir que hay gran reducción, cuando los delitos que preocupan a los bogotanos siguen estando ahí”.
El concejal Manuel Sarmiento (Dignidad) piensa algo similar y lo refuerza con cifras. Él resalta que este año vienen aumentando los homicidios en 20 % frente a 2022 y 18 % frente a 2019, antes de la pandemia, situación similar a la que se vive con el hurto a personas, que subió 12,6 % frente a 2021 y 11,2 % con respecto a 2019. “Es decir, dos de los delitos que más impactan a la ciudadanía están en aumento”, explica Sarmiento.
El concejal explica por qué, para él, la percepción de inseguridad sigue siendo alta. “A menos denuncias menos delitos en las estadísticas, pero eso no implica que haya mejorado la seguridad. Por lo tanto, no mejora la percepción. Hay otros factores, como el nivel de desorden y basuras en la ciudad, que incrementan la percepción, así como la confianza en la Policía. En Bogotá, según la Cámara de Comercio, solo el 23 % cree que la institución presta un buen servicio”.
Por su parte, el concejal Rolando González (Cambio Radical), concuerda con la tesis de que detrás de las denuncias y las estadísticas hay una realidad oculta, en la que no ha mejorado la seguridad. Pero agrega un elemento: “Las personas están dejando de denunciar, debido a la inoperancia que hoy atraviesa el sistema judicial. Esta es la muestra de que no es solo una cuestión de percepción, sino de realidad”.
La seguridad sigue siendo una de las principales preocupaciones en la administración de las ciudades. Si bien la alcaldesa y su secretario de Seguridad han anunciado un giro en la estrategia para recuperar la tranquilidad y la confianza de los bogotanos, con toma de barrios y brigadas nocturnas, especialmente en los sectores más afectados de la ciudad, las cifras y el sentimiento ciudadano, por ahora, siguen estando en contra.
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