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Los siete capturados hacían parte de una estructura criminal dedicada, además de adulterar toda clase de licores, a falsificar botellas, estampillas, tapas y sellos de reconocidas marcas nacionales e internacionales.
La investigación liderada por la Fiscalía, permitió establecer en detalle el funcionamiento de la estructura criminal. Lo primero que estos sujetos hacían era conseguir miles de botellas vacías de whisky, ron, vodka o ginebra, generalmente de reconocidas marcas internacionales. Una vez conseguían las botellas, procedían a “limpiarlas” valiéndose de productos industriales como desengrasantes, disolventes y varsol.
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El proceso continuaba con la obtención de estampillas, sellos de seguridad y marquillas, para darle apariencia de legalidad a las botellas, aprovechando el hecho de que casi ninguna persona que compra licor revisa que los sellos de calidad coincidan con el producto. En cuanto a la producción y fabricación de las bebidas que hacían pasar como lujosos licores, las obtenían de una peligrosa mezcla de alcohol etílico, licores de bajo costo, esencias y colorantes, entre otras sustancias. Finalmente, se valían de elementos artesanales para envasar el producto y sellarlo.
Los investigadores establecieron que, una vez terminado el proceso de producción, las negociaciones con los clientes se hacían vía telefónica o a través de redes sociales. Luego, el licor adulterado era despachado como encomienda y enviado a diferentes sectores de la ciudad, municipios aledaños y otras ciudades del país. Incluso se detectó que una casa de banquetes figuraba entre la clientela de la banda.
Con este acerbo probatorio en manos, las autoridades procedieron y capturaron a las siete personas señaladas en operaciones llevadas a cabo en las localidades de Kennedy, Bosa, Antonio Nariño y Santa Fe. Durante las diligencias de captura se incautaron 25 toneladas de licor adulterado e insumos líquidos y sólidos que utilizaban para su fabricación ilegal.
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Roles
Durante la investigación, las autoridades identificaron en detalle el papel que cada uno de los capturados cumplía dentro de la organización criminal
- Labores operativas: Eduardo Pardo Quiroga, Flavio Aníbal Bermúdez García y Jenaro Elías Pérez González, serían los encargados de obtener, almacenar y realizar la limpieza de miles de botellas. Estas personas también estaban encargadas de conseguir los insumos para el proceso de falsificación.
- Elementos a falsificar: María Cristina Melgarejo Cruz, sería una de las mayores proveedoras de tapas, dosificadores, anillos de seguridad, etiquetas, cajas, estampillas de rentas y otros elementos utilizados para darle apariencia de legalidad a los licores falsos.
- Fabricación: Javier Antonio Gómez Quiroga, es señalado como el responsable de elaborar las bebidas en su lugar de residencia, donde fue encontrado un alambique.
- Distribución: Ana Josefa Bernal y Juan Carlos Hernández Naranjo, quienes estarían involucrados en la comercialización del producto adulterado.
Así las cosas, un fiscal del Eje Temático de Propiedad Intelectual de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos humanos, imputó a los señalados los delitos de usurpación de derechos propiedad industrial y derechos obtentores de variedades vegetales; imitación o simulación de alimentos, productos o sustancias; ejercicio ilícito de actividad monopolística de arbitrio rentístico y corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico. Los siete procesados aceptaron cargos.
Rayar la botella puede salvar vidas
El desarrollo de la investigación permitió establecer que el insumo principal para esta banda, eran las botellas, debido a la imposibilidad de hacer réplicas que solo fabrican las empresas de licores internacionales que pirateaban. La banda se desplazaba a otras ciudades y municipios con el único fin de conseguir botellas en buen estado que les sirvieran para llevar a cabo su actividad ilícita.
En las diligencias de allanamiento y captura, las autoridades encontraron más de 30.000 botellas de whisky recicladas, las cuales, en su mayoría, estaban listas para ser envasadas y distribuidas a lo largo y ancho de la ciudad.
Ante esta siniestra realidad, la Fiscalía recomienda, además de destruir sellos, etiquetas, tapas y otros elementos accesorios que identifiquen cierta marca, rayar o deteriorar notablemente con un elemento cortopunzante las botellas vacías, especialmente en los grabados de los logos o las letras de las marcas, ya que de esta manera se podrá ejercer un reciclaje responsable y las botellas no quedarán aptas para ser reenvasadas.
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