Planta de Tibitoc: la clave para capotear la crisis del agua que vive Bogotá
La Alcaldía esperará una semana para decidir si el racionamiento diario vuelve. Si bien, aprovecharán más la producción de Tibitoc, para disminuirle presión a sistema Chingaza, la ausencia de lluvias hace complejo el panorama. Hoy, Bogotá depende un 20 % menos de los embalses de Chuza y San Rafael, pero la tensión continúa.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
La crisis del agua se acentúa en Bogotá. Los embalses del sistema Chingaza (Chuza y San Rafael) llevan 25 días en caída libre (hoy están al 47,09%); los hogares aflojaron las medidas de ahorro, y los esperados aguaceros, que vendría con el fenómeno de La Niña, siguen sin aparecer. Hoy, a pesar de que las autoridades distritales parecen tener un plan, el futuro inmediato se ve complejo, en especial cuando entidades como el IDEAM y la Comisión Reguladora de Agua (CRA) advierten que la temporada de lluvias tardará más de lo esperado.
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La crisis del agua se acentúa en Bogotá. Los embalses del sistema Chingaza (Chuza y San Rafael) llevan 25 días en caída libre (hoy están al 47,09%); los hogares aflojaron las medidas de ahorro, y los esperados aguaceros, que vendría con el fenómeno de La Niña, siguen sin aparecer. Hoy, a pesar de que las autoridades distritales parecen tener un plan, el futuro inmediato se ve complejo, en especial cuando entidades como el IDEAM y la Comisión Reguladora de Agua (CRA) advierten que la temporada de lluvias tardará más de lo esperado.
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La situación, sin duda, altera todos los cálculos. Vale recordar que, desde el 11 de abril, cuando empezó el racionamiento, las cuentas eran que, con la restricción, el ahorro en los hogares y las lluvias (esperadas para mediados de año), los embalses del sistema Chingaza (que abastecen a casi toda la capital), llegarían el 31 de octubre al 70% de llenado. Sin embargo, a mes y medio del plazo, se sigue lejos de la meta. En especial, luego de flexibilizar el racionamiento (pasó de ser diario a cada dos días), lo que desaceleró la recuperación de las represas.
Por eso, en medio de este panorama, la Alcaldía y el Acueducto de Bogotá optaron por nuevas variantes operativas, para maniobrar en medio de la crisis. Si bien, se esperaba el regreso del racionamiento a diario, este jueves informaron que, por ahora, se reforzará el abastecimiento llevando a la planta de tratamiento de Tibitoc a tope de su capacidad de potabilización. El objetivo es disminuir la presión sobre el sistema Chingaza, el cual, ya no cubrirá el 70% de la demanda de agua de la ciudad, sino el 50%.
No obstante, volver a implementar el racionamiento diario, no quedó del todo descartado. El alcalde Carlos Fernando Galán, quien insiste en los beneficios y la necesidad de esta medida, indicó que en las próximas semanas (mientras termina el actual ciclo de la restricción) se hará un monitoreo. Si la tendencia no cambia, se endurecerán las medidas. El objetivo es acudir a todas las estrategias necesarias para tener margen de maniobra hasta superar la temporada de sequía.
Plantas de tratamiento
Esas son medidas para enfrentar la crisis hoy. Sin embargo, con los desalentadores pronósticos del clima, en los que las autoridades nacionales dicen la temporada seca podría extenderse hasta abril del 2025, la estrategia es aumentar la capacidad de potabilización en la capital, pues de nada sirve aumentar la capacidad para almacenar agua si no existe infraestructura para tratarla.
Por eso, el plan es reforzar las dos plantas de tratamiento, para sacar el máximo provecho de todas las fuentes de agua disponibles en la ciudad, en especial la planta de Tibitoc. Para este caso hay dos planes de optimización, con una inversión cercana los $500.000 millones. Si bien, como lo confirmó el alcalde Galán, las obras sufrieron retrasos significativos, esperan tenerlos listos para mediados de 2025. Con la obra, que consta de la instalación de equipos de última generación, se potenciaría el proceso, aumentando en 6 metros cúbicos por segundo (m3/s) su capacidad de potabilizar las aguas provenientes de la cuenca alta del río Bogotá.
Si los trabajos resultan ser efectivos y, sobre todo, se entregan a tiempo, podría estar tratando 10 m3/S para el primer trimestre de 2025, con lo cual se beneficiarían alrededor de un millón y medio de ciudadanos. Según la gerente del acueducto, Nathasa Avendaño, actualmente el proceso de optimización se encuentra en el 82 %, y el de la modernización en un 71 % de avance.
Sistema de llenado y consumo
Mientras las obras llegan, la preocupación por garantizar el abastecimiento para el próximo año se mantiene. Según estimaciones del IDEAM, hay una probabilidad del 66 % de que las precipitaciones por cuenta del fenómeno de La Niña ocurran, pero de manera leve, en los meses que restan de 2024. Así las cosas, los pronósticos dicen que no será sino hasta el primer semestre de 2025, cuando las lluvias regresen con su habitual intensidad.
Por eso parece inevitable que, una vez termine el actual ciclo de racionamiento, la ciudad tenga que volver a una restricción diaria, hasta que los embalses se recuperen. Vale recordar que, antes de que se modificara el racionamiento, el sistema Chingaza venía ganando alrededor de 900.000 metros cúbicos diarios, lo que permitió que entre el 11 de abril y el 30 de junio, subieran sus niveles de 16,3% a 42,8%. Pero, una vez se modificó el racionamiento, el impacto se sintió de inmediato: la recuperación se hizo más lenta e, incluso, desde el 15 de agosto empezó a perder el terreno que había ganado.
Esto, sumado a que los bogotanos flexibilizaron sus medidas de ahorro (hay días en los que están consumiendo más agua que antes del racionamiento), son las razones que tienen en jaque al sistema de abastecimiento. Por eso, mientras las esperadas lluvias no lleguen y los ciudadanos no tomen conciencia de la situación, el panorama será desalentador.
Un racionamiento endurecido, con zonas más amplias o por lapsos más prolongados, entrará a la baraja, con el único propósito de poder abastecer a la ciudad el próximo año. Por el momento, se debe esperar, una semana más, para conocer cuál será el próximo movimiento de la administración para hacerle frente a la crisis del agua que amenaza a Bogotá.
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