Policía decomisó munición para armas de largo alcance camufladas en encomiendas
El material de guerra fue incautado en medio de un procedimiento de rutina efectuado en la autopista sur.
Un camión de mensajería que se movilizaba la noche del 7 de septiembre en la autopista tenía, en su compartimiento de carga, una sorpresa de la que muy pocos sospecharían. Salvo por la Policía, que al detener el vehículo e inspeccionarlo, se topó con todo un arsenal de guerra.
Continúe leyendo en la sección: Bogotá, eje de lucha y desestabilización: del derecho a protestar y a la movilidad.
Todo comenzó en medio de un operativo que adelantaba la Policía de Bogotá en la autopista sur. Los uniformados se encontraban inspeccionando los vehículos que transitaban por el corredor cuando decidieron detener un camión adscrito a una reconocida empresa de mensajería.
Al detenerlo, los agentes de Policía inspeccionaron su interior y verificaron la mercancía que transportaba en su interior y abrieron los paquetes que, aparentemente, pertenecían a un embarque de encomienda.
Tras abrir la mercancía con una navaja, y retirar el respectivo embalaje, los policías descubrieron que la caja contenía munición de escopeta sin los respectivos permisos de transporte. Posteriormente, al abrir más cajas, fueron encontrando muchas más unidades ocultas.
La munición incautada, consistente en un total de 175 cartuchos calibre 16 mm, de la marca Bochica-Indumil, y 25 cartuchos calibre 12 mm, de la marca Cóndor-Indumil para escopetas. Las autoridades están intentando establecer si dichas municiones iban destinadas a grupos armados que operan en la capital del país.
Armas en Bogotá
Alquiladas o vendidas al mejor postor, las armas de fuego configuran el elemento principal en la comisión de los delitos de alto impacto, como la extorsión. Un caso que ilustra cómo funcionan estas bandas ocurrió en abril. Los Roncos, estructura que dinamizaba la venta ilegal de armas y la modificación de armas traumáticas, para volverlas letales, estaban en Kennedy, Ciudad Bolívar y Antonio Nariño. En esta última, la policía les incautó 25 armas, como revólveres, pistolas y escopetas. Además, cientos de municiones de varios calibres.
Esta banda, que tenía relación directa con el Estado Mayor Central de las FARC, vendía o alquilaba las armas por precios que oscilaban entre los $500.000 y los $4 millones. Por esas rentas obtenían ganancias de hasta $400 millones. Incluso se descubrió que tenían una armería, donde modificaban las armas traumáticas e intervenían las de fuego, para borrar seriales y otros elementos claves para la investigación balística.
Su modus operandi parece repetirse en varios casos: las bandas que dominan este mercado tienen contacto con estructuras criminales de mayor envergadura, como células guerrilleras, paramilitares o relacionadas con el narcotráfico, quienes se encargan de proveer los artefactos. A su vez, estas estructuras de mayor poder reciben armas a través de espacios fronterizos con poca vigilancia, por vía marítima e incluso de empresas de encomiendas.
Bogotá no tiene un gran centro de producción de armas o municiones, lo que indica que necesariamente todas las armas ingresan a la ciudad. “Desde el año 2009 hay evidencia de que las armas ingresan desde el tapón del Darién y las fronteras de Ecuador y Venezuela. Estas armas, todas hurtadas o de contrabando, estaban en manos de grupos al margen de la ley, pero hoy están en manos de bandas delincuenciales”, agrega Nieto.
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Al detenerlo, los agentes de Policía inspeccionaron su interior y verificaron la mercancía que transportaba en su interior y abrieron los paquetes que, aparentemente, pertenecían a un embarque de encomienda.
Tras abrir la mercancía con una navaja, y retirar el respectivo embalaje, los policías descubrieron que la caja contenía munición de escopeta sin los respectivos permisos de transporte. Posteriormente, al abrir más cajas, fueron encontrando muchas más unidades ocultas.
La munición incautada, consistente en un total de 175 cartuchos calibre 16 mm, de la marca Bochica-Indumil, y 25 cartuchos calibre 12 mm, de la marca Cóndor-Indumil para escopetas. Las autoridades están intentando establecer si dichas municiones iban destinadas a grupos armados que operan en la capital del país.
Armas en Bogotá
Alquiladas o vendidas al mejor postor, las armas de fuego configuran el elemento principal en la comisión de los delitos de alto impacto, como la extorsión. Un caso que ilustra cómo funcionan estas bandas ocurrió en abril. Los Roncos, estructura que dinamizaba la venta ilegal de armas y la modificación de armas traumáticas, para volverlas letales, estaban en Kennedy, Ciudad Bolívar y Antonio Nariño. En esta última, la policía les incautó 25 armas, como revólveres, pistolas y escopetas. Además, cientos de municiones de varios calibres.
Esta banda, que tenía relación directa con el Estado Mayor Central de las FARC, vendía o alquilaba las armas por precios que oscilaban entre los $500.000 y los $4 millones. Por esas rentas obtenían ganancias de hasta $400 millones. Incluso se descubrió que tenían una armería, donde modificaban las armas traumáticas e intervenían las de fuego, para borrar seriales y otros elementos claves para la investigación balística.
Su modus operandi parece repetirse en varios casos: las bandas que dominan este mercado tienen contacto con estructuras criminales de mayor envergadura, como células guerrilleras, paramilitares o relacionadas con el narcotráfico, quienes se encargan de proveer los artefactos. A su vez, estas estructuras de mayor poder reciben armas a través de espacios fronterizos con poca vigilancia, por vía marítima e incluso de empresas de encomiendas.
Bogotá no tiene un gran centro de producción de armas o municiones, lo que indica que necesariamente todas las armas ingresan a la ciudad. “Desde el año 2009 hay evidencia de que las armas ingresan desde el tapón del Darién y las fronteras de Ecuador y Venezuela. Estas armas, todas hurtadas o de contrabando, estaban en manos de grupos al margen de la ley, pero hoy están en manos de bandas delincuenciales”, agrega Nieto.
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