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                                                                                                                                Prostitución, un oficio de varones

                                                                                                                                Corte Constitucional, en defensa de las trabajadoras sexuales.

                                                                                                                                Alfredo Molano Jimeno / Daniella Sánchez Russo

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En primera y segunda instancias la petición de que se le reconociera su licencia de maternidad le fue negada a la mujer: ‘La prostitución es un trabajo inmoral’, decían. Sin embargo, la Corte Constitucional, afirmando que “se debe considerar al trabajador sexual como sujeto de especial protección”, amparó a estas personas con los mismos derechos y libertades de cualquier empleado. El Espectador se sumergió en uno de los barrios más sórdidos de la capital para contrastar el fallo emitido con la realidad laboral de quienes allí trabajan.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                “El primer día un hombre abusó de mí por tres horas. Yo no sabía cómo se cobraba. Después me enteré de que me había contagiado de gonorrea”, relata Jackeline con el resentimiento en la punta de la lengua. Confiesa que trató de hacer cosas distintas y recuerda el momento fatal que la llevó a la prostitución: “Me echaron como un perro del restaurante en el que trabajaba, me tiraron la cartera al suelo y me tildaron de ratera”. Esta paisa de ojos de azúcar quemada, con cuatro hijos —uno de ellos con lupus—, 46 años y 16 vendiendo su cuerpo, sólo le pide al Gobierno, sin que le importe no tener conocimiento de la sentencia, “que las recuerden”, porque está “aburrida, cansada, necesitada, adolorida y resentida”.

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Según datos oficiales del Distrito, el 68% de las mujeres encuestadas no terminó el bachillerato, el 37% ingresó por dificultades económicas y el 79% cobra $50 mil por un servicio que puede durar de 10 a 30 minutos. Las residencias que alquilan las piezas piden entre $4 mil y $20 mil, según el tiempo que se emplee. Otra pata que le nace al gato, pues los dueños de estas residencias viven del negocio de la prostitución.

                                                                                                                                Hernando Galindo, administrador de La Piscina, uno de los bares más famosos de la ciudad, donde se ofrecen servicios sexuales, comentó que la decisión de la Corte es inaplicable, ya que no existe ningún tipo de contrato entre las mujeres que llegan al sitio y sus dueños. Informó que las niñas que llegan al bar son esporádicas, ya que se van moviendo de ciudad en ciudad, dependiendo de la época del año. “Me parece bueno todo lo que sea positivo para el trabajador”, confesó acerca del nuevo fallo, pero afirmó convencido: “Lo que es bueno para ellos, es malo para los propietarios”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Es sólo el primer paso para empezar a reconocer a una población que ha sido históricamente, desestimada y donde el hambre y las ganas de salir adelante son el motor que la empuja a las calles. Poco o nada cobijará a María Sin Nombre, a Jackeline o a Gloria la decisión, pero de alguna manera saben que constituye la mecha que puede prender el debate sobre la problemática que viven las mujeres más marginadas de la sociedad: las prostitutas. Despreciadas por unos, apetecidas por otros, pero hoy olvidadas por un Estado que por primera vez comienza a aceptar que existen y tienen derechos .

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En primera y segunda instancias la petición de que se le reconociera su licencia de maternidad le fue negada a la mujer: ‘La prostitución es un trabajo inmoral’, decían. Sin embargo, la Corte Constitucional, afirmando que “se debe considerar al trabajador sexual como sujeto de especial protección”, amparó a estas personas con los mismos derechos y libertades de cualquier empleado. El Espectador se sumergió en uno de los barrios más sórdidos de la capital para contrastar el fallo emitido con la realidad laboral de quienes allí trabajan.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                “El primer día un hombre abusó de mí por tres horas. Yo no sabía cómo se cobraba. Después me enteré de que me había contagiado de gonorrea”, relata Jackeline con el resentimiento en la punta de la lengua. Confiesa que trató de hacer cosas distintas y recuerda el momento fatal que la llevó a la prostitución: “Me echaron como un perro del restaurante en el que trabajaba, me tiraron la cartera al suelo y me tildaron de ratera”. Esta paisa de ojos de azúcar quemada, con cuatro hijos —uno de ellos con lupus—, 46 años y 16 vendiendo su cuerpo, sólo le pide al Gobierno, sin que le importe no tener conocimiento de la sentencia, “que las recuerden”, porque está “aburrida, cansada, necesitada, adolorida y resentida”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Según datos oficiales del Distrito, el 68% de las mujeres encuestadas no terminó el bachillerato, el 37% ingresó por dificultades económicas y el 79% cobra $50 mil por un servicio que puede durar de 10 a 30 minutos. Las residencias que alquilan las piezas piden entre $4 mil y $20 mil, según el tiempo que se emplee. Otra pata que le nace al gato, pues los dueños de estas residencias viven del negocio de la prostitución.

                                                                                                                                Hernando Galindo, administrador de La Piscina, uno de los bares más famosos de la ciudad, donde se ofrecen servicios sexuales, comentó que la decisión de la Corte es inaplicable, ya que no existe ningún tipo de contrato entre las mujeres que llegan al sitio y sus dueños. Informó que las niñas que llegan al bar son esporádicas, ya que se van moviendo de ciudad en ciudad, dependiendo de la época del año. “Me parece bueno todo lo que sea positivo para el trabajador”, confesó acerca del nuevo fallo, pero afirmó convencido: “Lo que es bueno para ellos, es malo para los propietarios”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por Alfredo Molano Jimeno / Daniella Sánchez Russo

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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