Próximo alcalde de Bogotá no contempla en su agenda a los venezolanos
Sorprende por ejemplo que, en los planes entregados por los candidatos a la Alcaldía Mayor, hay quienes no contemplan el tema migratorio y un candidato lo limita al abordaje securitizador, es decir que cuando habla de la población migrante lo hace desde un abordaje de criminalización.
Ronal Rodríguez
En la campaña local de hace cuatro años, 2019, desde el Congreso de la República se logró un acuerdo multipartidista, impulsado por las entonces representantes Juanita Goebertus, del Partido Verde y Adriana Magali Matiz, del Partido Conservador, para evitar la instrumentalización de la crisis migratoria y prevenir la xenofobia. Dicho acuerdo fue suscrito por la mayoría de los partidos del espectro político colombiano, desde el Centro Democrático hasta el Partido de las FARC, hoy Comunes.
En la presente campaña no surgieron iniciativas políticas para evitar la instrumentalización de la xenofobia en contra de la población en condición de movilidad humana proveniente de Venezuela, por el contrario, cada vez más candidatos hacen afirmaciones, señalamientos y generalizaciones contra la población venezolana que pueden ser tipificados como actos de discriminación, según la Ley 1482 de 2011, ley contra la discriminación y el racismo.
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En democracias más consolidadas, la instrumentalización de la xenofobia se ha convertido en uno de los pilares de los radicales y populistas, que, ante la falta de propuestas concretas para hacer frente a los retos de las sociedades, prefieren señalar a la población migrante como responsables y culpables de los problemas de las ciudades. Un discurso discriminatorio del cual han sido víctimas miles de colombianos que hoy viven en el exterior y que lamentablemente está surgiendo en Bogotá y Bucaramanga en la actual contienda electoral.
Esto sucede en medio de un contexto nacional adverso a la migración, para el gobierno nacional el tema migratorio no es una prioridad y el discurso del Presidente, el Canciller y el de otros funcionarios se alinean con las narrativas del régimen venezolano: “los venezolanos se están regresando”, “Venezuela se está recuperando”, “la población venezolana sólo está de paso a los Estados Unidos”.
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No sólo es una cuestión de narrativas, se han dejado de socializar, y quizás más grave aún de producir, datos sobre el tema migratorio para la formulación de políticas públicas. En este momento no se ha reglamentado la ley migratoria, no hay una política para la población que teniendo derecho al Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV) no logró acogerse a él, tampoco para la población venezolana que ha ingresado a territorio colombiano de forma irregular después del 31 de enero de 2021. No hay una política pública para la administración de la población en tránsito a terceros países, ni para la población pendular en las zonas de frontera con Venezuela y Ecuador.
La desidia del gobierno nacional llega al punto de que no existe una estrategia en política exterior para la consecución de recursos, en la última conferencia de donantes se recolectó la tercera parte de lo esperado, a pesar de que Colombia es el país con más migrantes venezolanos su falta de liderazgo y la confrontación con el Perú están teniendo efectos negativos en la política de integración migratoria iniciada hace ya más de ocho años cuando se evidencio la crisis.
Incluso las mismas agencias de cooperación internacional empiezan a desplazar sus capacidades a vecinos como Panamá ante la incertidumbre y falta de claridad del gobierno nacional. Se están perdiendo las capacidades para la atención de ayuda humanitaria, no porque desde Venezuela no continúen saliendo personas en condiciones para requerir dicha asistencia, sino porque no hay una orientación clara desde las autoridades colombianas para disponer de esas capacidades.
Pero a diferencia de lo que sucede en la dimensión nacional la realidad de las ciudades y especialmente en Bogotá el tema migratorio no puede ser tratado con desidia o instrumentalizado políticamente. Sorprende por ejemplo que, en los planes entregados por los candidatos a la Alcaldía Mayor, hay quienes no contemplan el tema migratorio y un candidato lo limita al abordaje securitizador, es decir que cuando habla de la población migrante lo hace desde un abordaje de criminalización.
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En dicho contexto el Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, la Fundación Konrad Adenauer (KAS) y El Espectador organizan el conversatorio: Bogotá Capital de la Integración Migratoria, que será transmitido por el canal de YouTube de El Espectador este martes 3 de octubre a partir de las 9 de la mañana.
Dicho conversatorio tiene dos objetivos: primero, hacer un panorama del tema migratorio en la Capital y la importancia de continuar por la senda de la integración; y segundo, hacer un llamado para evitar la instrumentalización de la xenofobia y/o aporofobia contra la población en condición de movilidad humana proveniente de Venezuela en la recta final de la campaña.
El conversatorio contará con la participación del Personero Delegado para la Defensa y Protección de los Derechos Humanos, quien presentará los resultados del informe sobre la “Situación de Derechos Humanos de la población proveniente de Venezuela en Bogotá: Una mirada a la garantía del derecho a la salud de las mujeres refugiadas y migrantes”.
Asimismo, el Consejero para Asuntos Migratorios de la Alcaldía Mayor de Bogotá presentará la “Política pública para la acogida y desarrollo de las y los nuevos bogotanos.”; la Directora ejecutiva del Barómetro presentará el reporte: “Alerta-Colombia: Publicaciones xenófobas por parte de candidatos a las elecciones locales y departamentales en 2023″. Y los investigadores del Observatorio de Venezuela abrirán con un contexto desde el monitoreo que se realiza en la Bitácora Migratoria.
El contenido del conversatorio va dirigido especialmente a los equipos programáticos de campaña, a los y las candidatas a las Juntas Administradoras Locales y Concejo, y a los candidatos a la Alcaldía, para que reciban de primera mano un balance del proceso de integración migratoria en la ciudad y aborden el tema con responsabilidad en lo que resta de campaña.
Y para que aquellos que obtengan la victoria, tengan muy presente la movilidad humana en el proceso de construcción de sus equipos de gobierno y de la formulación de proyectos de política pública y control político en el ejercicio de sus cargos. Para más información sobre el tema migratorio consulte la Bitácora Migratoria aquí.
* Vocero e Investigador del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y coordinador de la Bitácora Migratoria en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.
Bogotá: La ciudad de las oportunidades
Por: María Paula León*
En el proceso de integración de migrantes se pueden identificar varias etapas por las que Bogotá pasó, está pasando y pasará. Es verdad que muchos de los ciudadanos provenientes de Venezuela llegaron a la capital en un estado de emergencia que requería esencialmente de atención humanitaria.
Sin embargo, estas personas llegaron también con recursos, no necesariamente económicos, pero muy útiles para el fortalecimiento de una capacidad de agencia individual indispensable para la construcción de la vida que se quiere en el lugar de acogida.
Por eso hoy se hace tan relevante hablar de la integración económica y social de esta población. Población que la Alcaldía ha definido como “nuevos bogotanos” y que -como tal- requiere de derechos de participación política que los reivindique como ciudadanos.
La capital colombiana ha sido reconocida como la ciudad de las oportunidades y los temas que tienen que ver con migración e integración son la excusa perfecta para que se discuta y se construya colectivamente, incluyendo a todas las personas que en ella habitan, la narrativa o idea de ciudad que se quiere consolidar en los próximos años.
Entendiendo que, Bogotá ya no solo es la ciudad de las oportunidades para muchos colombianos, sino para personas con otras nacionalidades. Hablar de estos temas puede ser incómodo, pero la incomodidad significa oportunidad de cambio y de mejora. Ojalá que desde Bogotá se comience a pensar en la posibilidad de que los migrantes se conviertan nuevamente en ciudadanos.
* Miembro de la red Charlas de la Bitácora Migratoria de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario en alianza con la Fundación Konrad Adenauer
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
En la campaña local de hace cuatro años, 2019, desde el Congreso de la República se logró un acuerdo multipartidista, impulsado por las entonces representantes Juanita Goebertus, del Partido Verde y Adriana Magali Matiz, del Partido Conservador, para evitar la instrumentalización de la crisis migratoria y prevenir la xenofobia. Dicho acuerdo fue suscrito por la mayoría de los partidos del espectro político colombiano, desde el Centro Democrático hasta el Partido de las FARC, hoy Comunes.
En la presente campaña no surgieron iniciativas políticas para evitar la instrumentalización de la xenofobia en contra de la población en condición de movilidad humana proveniente de Venezuela, por el contrario, cada vez más candidatos hacen afirmaciones, señalamientos y generalizaciones contra la población venezolana que pueden ser tipificados como actos de discriminación, según la Ley 1482 de 2011, ley contra la discriminación y el racismo.
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En democracias más consolidadas, la instrumentalización de la xenofobia se ha convertido en uno de los pilares de los radicales y populistas, que, ante la falta de propuestas concretas para hacer frente a los retos de las sociedades, prefieren señalar a la población migrante como responsables y culpables de los problemas de las ciudades. Un discurso discriminatorio del cual han sido víctimas miles de colombianos que hoy viven en el exterior y que lamentablemente está surgiendo en Bogotá y Bucaramanga en la actual contienda electoral.
Esto sucede en medio de un contexto nacional adverso a la migración, para el gobierno nacional el tema migratorio no es una prioridad y el discurso del Presidente, el Canciller y el de otros funcionarios se alinean con las narrativas del régimen venezolano: “los venezolanos se están regresando”, “Venezuela se está recuperando”, “la población venezolana sólo está de paso a los Estados Unidos”.
Más información: Nuevo operativo contra la inseguridad en Bogotá: 2.500 uniformados se tomarán la ciudad
No sólo es una cuestión de narrativas, se han dejado de socializar, y quizás más grave aún de producir, datos sobre el tema migratorio para la formulación de políticas públicas. En este momento no se ha reglamentado la ley migratoria, no hay una política para la población que teniendo derecho al Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV) no logró acogerse a él, tampoco para la población venezolana que ha ingresado a territorio colombiano de forma irregular después del 31 de enero de 2021. No hay una política pública para la administración de la población en tránsito a terceros países, ni para la población pendular en las zonas de frontera con Venezuela y Ecuador.
La desidia del gobierno nacional llega al punto de que no existe una estrategia en política exterior para la consecución de recursos, en la última conferencia de donantes se recolectó la tercera parte de lo esperado, a pesar de que Colombia es el país con más migrantes venezolanos su falta de liderazgo y la confrontación con el Perú están teniendo efectos negativos en la política de integración migratoria iniciada hace ya más de ocho años cuando se evidencio la crisis.
Incluso las mismas agencias de cooperación internacional empiezan a desplazar sus capacidades a vecinos como Panamá ante la incertidumbre y falta de claridad del gobierno nacional. Se están perdiendo las capacidades para la atención de ayuda humanitaria, no porque desde Venezuela no continúen saliendo personas en condiciones para requerir dicha asistencia, sino porque no hay una orientación clara desde las autoridades colombianas para disponer de esas capacidades.
Pero a diferencia de lo que sucede en la dimensión nacional la realidad de las ciudades y especialmente en Bogotá el tema migratorio no puede ser tratado con desidia o instrumentalizado políticamente. Sorprende por ejemplo que, en los planes entregados por los candidatos a la Alcaldía Mayor, hay quienes no contemplan el tema migratorio y un candidato lo limita al abordaje securitizador, es decir que cuando habla de la población migrante lo hace desde un abordaje de criminalización.
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En dicho contexto el Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, la Fundación Konrad Adenauer (KAS) y El Espectador organizan el conversatorio: Bogotá Capital de la Integración Migratoria, que será transmitido por el canal de YouTube de El Espectador este martes 3 de octubre a partir de las 9 de la mañana.
Dicho conversatorio tiene dos objetivos: primero, hacer un panorama del tema migratorio en la Capital y la importancia de continuar por la senda de la integración; y segundo, hacer un llamado para evitar la instrumentalización de la xenofobia y/o aporofobia contra la población en condición de movilidad humana proveniente de Venezuela en la recta final de la campaña.
El conversatorio contará con la participación del Personero Delegado para la Defensa y Protección de los Derechos Humanos, quien presentará los resultados del informe sobre la “Situación de Derechos Humanos de la población proveniente de Venezuela en Bogotá: Una mirada a la garantía del derecho a la salud de las mujeres refugiadas y migrantes”.
Asimismo, el Consejero para Asuntos Migratorios de la Alcaldía Mayor de Bogotá presentará la “Política pública para la acogida y desarrollo de las y los nuevos bogotanos.”; la Directora ejecutiva del Barómetro presentará el reporte: “Alerta-Colombia: Publicaciones xenófobas por parte de candidatos a las elecciones locales y departamentales en 2023″. Y los investigadores del Observatorio de Venezuela abrirán con un contexto desde el monitoreo que se realiza en la Bitácora Migratoria.
El contenido del conversatorio va dirigido especialmente a los equipos programáticos de campaña, a los y las candidatas a las Juntas Administradoras Locales y Concejo, y a los candidatos a la Alcaldía, para que reciban de primera mano un balance del proceso de integración migratoria en la ciudad y aborden el tema con responsabilidad en lo que resta de campaña.
Y para que aquellos que obtengan la victoria, tengan muy presente la movilidad humana en el proceso de construcción de sus equipos de gobierno y de la formulación de proyectos de política pública y control político en el ejercicio de sus cargos. Para más información sobre el tema migratorio consulte la Bitácora Migratoria aquí.
* Vocero e Investigador del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y coordinador de la Bitácora Migratoria en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.
Bogotá: La ciudad de las oportunidades
Por: María Paula León*
En el proceso de integración de migrantes se pueden identificar varias etapas por las que Bogotá pasó, está pasando y pasará. Es verdad que muchos de los ciudadanos provenientes de Venezuela llegaron a la capital en un estado de emergencia que requería esencialmente de atención humanitaria.
Sin embargo, estas personas llegaron también con recursos, no necesariamente económicos, pero muy útiles para el fortalecimiento de una capacidad de agencia individual indispensable para la construcción de la vida que se quiere en el lugar de acogida.
Por eso hoy se hace tan relevante hablar de la integración económica y social de esta población. Población que la Alcaldía ha definido como “nuevos bogotanos” y que -como tal- requiere de derechos de participación política que los reivindique como ciudadanos.
La capital colombiana ha sido reconocida como la ciudad de las oportunidades y los temas que tienen que ver con migración e integración son la excusa perfecta para que se discuta y se construya colectivamente, incluyendo a todas las personas que en ella habitan, la narrativa o idea de ciudad que se quiere consolidar en los próximos años.
Entendiendo que, Bogotá ya no solo es la ciudad de las oportunidades para muchos colombianos, sino para personas con otras nacionalidades. Hablar de estos temas puede ser incómodo, pero la incomodidad significa oportunidad de cambio y de mejora. Ojalá que desde Bogotá se comience a pensar en la posibilidad de que los migrantes se conviertan nuevamente en ciudadanos.
* Miembro de la red Charlas de la Bitácora Migratoria de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario en alianza con la Fundación Konrad Adenauer
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.