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El creciente uso de vapeadores es un tema que preocupa incluso en instancias políticas y Bogotá quiere ser la primera ciudad del país en avanzar en normas que contengan el auge y uso de estos dispositivos, en respuesta a las alertas que el mundo de la salud ha lanzado sobre estos. Lo hará a través de un proyecto de acuerdo que fue aprobado en plenaria del Concejo de Bogotá y que ya está a punto de ser sancionado por el alcalde Carlos Fernando Galán.
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El proyecto de acuerdo es liderado por el concejal Rolando González y en coautoría con la concejala Rocío Dussán. En este se describen los riesgos de estos mecanismos y recoge cifras del Estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas en población escolar que hizo el Observatorio de Drogas del Ministerio de Justicia, que reveló que el 22,7 % de los estudiantes de colegios del país, entre 12 y 17 años, han fumado con vaporizador o dispositivos electrónicos al menos una vez.
Por otro lado, el estudio Prevalencia y Factores Psicosociales Asociados al Consumo de Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina en Población Universitaria de Bogotá evidenciaron que el 37,8 % de los estudiantes de pregrado han usado cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida, con una prevalencia mayor en hombres (49,4 %) que en mujeres (31,5 %).
De acuerdo con las investigaciones científicas, el aerosol de los cigarrillos electrónicos podría contener sustancias nocivas y potencialmente peligrosas, como nicotina, partículas ultrafinas, saborizantes, compuestos orgánicos volátiles, sustancias químicas causantes de cáncer y metales pesados (como níquel, estaño y plomo). Adicional, los efectos de contaminación también resaltan en los informes.
El principal objetivo del acuerdo del nuevo acuerdo para la ciudad es contener la expansión del uso de vapeadores, un fenómeno que ha aumentado en los últimos años, especialmente entre adolescentes y jóvenes. El texto, que ya pasó a sanción del alcalde Carlos Fernando Galán, ordena a las entidades del distrito realizar cuatro intervenciones:
- Identificar, caracterizar y monitorear el fenómeno del vapeo en Bogotá.
- Realizar actividades educativas para las personas reconozcan el nivel de riesgos en su salud a la hora de consumir estos dispositivos.
- Diseñar estrategias que orienten y apoyen las personas con consumo problemático para reducir el consumo.
- Evitar que se vapee en sitios públicos concientizando las personas de los efectos que genera en el ambiente.
“Buscamos proteger la vida de jóvenes que, hoy en día, están expuestos al daño de los vapeadores. Estos artefactos no es una moda inofensiva, es una amenaza real para la salud, por ello debemos trabajar en cambiar las conductas y actitudes, que permita evitar su consumo”, resaltó González. Dussán adhirió: “Ante las preocupantes cifras, es nuestro deber proteger a nuestros niños, niñas y adolescentes del peligro que representan los vapeadores y sus consecuencias a largo plazo”.
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