Proyectos férreos, la apuesta del PND para Bogotá y Cundinamarca
El Gobierno Petro le dio el sí al Regiotram del Norte y Occidente en el borrador del Plan Nacional de Desarrollo. Sin embargo, no contempló la conexión entre Bogotá y La Calera, ni el Conpes 4034 que dejó Iván Duque para obras de movilidad de la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca.
Sara Caicedo
El borrador del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2022-2026, finalmente revela las apuestas del presidente Gustavo Petro para Bogotá y Cundinamarca, y también lo que no apoyará. En el documento se incluyeron 36 líneas de inversión y 33 proyectos estratégicos, que tendrán respaldo de la Nación, si el Congreso le da el sí. Aunque Petro y su gabinete incluyeron dos universidades públicas y la intervención del relleno sanitario, la principal apuesta serán los proyectos férreos (ver gráfico).
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El borrador del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2022-2026, finalmente revela las apuestas del presidente Gustavo Petro para Bogotá y Cundinamarca, y también lo que no apoyará. En el documento se incluyeron 36 líneas de inversión y 33 proyectos estratégicos, que tendrán respaldo de la Nación, si el Congreso le da el sí. Aunque Petro y su gabinete incluyeron dos universidades públicas y la intervención del relleno sanitario, la principal apuesta serán los proyectos férreos (ver gráfico).
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En el documento incluyeron obras como el Regiotram de Occidente y del Norte; la red férrea Bogotá – Belencito (que conectaría Boyacá con Cundinamarca), y la que conectaría la capital y el corredor central (La Dorada - Santa Marta). Incluso, por Cundinamarca incluyó el corredor férreo entre Soacha y Bogotá; un tren ligero intermunicipal en la Sabana, y otras obra que, si bien no son férreas, son clave para la movilidad de la región: las doble calzada de Villeta – Guaduas (corredor Bogotá-Medellín) y Zipaquirá–Barbosa.
Para Édder Velandia, profesor de la Universidad de la Salle y experto en movilidad, es claro que existe una fuerte inclinación por las obras ferroviaria, que conectarán a la capital con los municipios vecinos e, incluso, con regiones del centro, los cuales se discuten hace 16 años, por lo que se reconoce la decisión de invertir en ellos. Eso sí, señala que será clave revisar cuál será el mecanismo para su desarrollo, si será con participación directa de la Nación, en los estudios y diseños o si serán los privados los que asumirán, incluso, la operación.
Del listado, Velandia destaca la línea férrea Dorada-Santa Marta, como una de las obras más ambiciosas y una apuesta política del Gobierno, aunque con pocas probabilidades de concretarse en este mandato, más allá de los estudios y diseños; para él las obras hacia Soacha y el del Norte deberían priorizarse, y califica como menos urgente el de Belencito, que “podría ser una posibilidad de mediano a largo plazo, ya que si no tiene un propósito dual de pasajeros y carga, sus ingresos serían bajos”.
La Calera y otras obras que se quedaron por fuera
Pero no todo es para celebrar. Para Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, mientras el presidente le apostó a los proyectos férreos, que son costosos y de difícil realización, dejó por fuera muchas de las obras contempladas en el POT, que requieren de la financiación de la Nación. “Llama la atención que no incluyeron las obras del Conpes de movilidad, como la Calle 13 o la avenida Cota, ni la conexión con la Calera, necesaria para mejorar el acceso al oriente”.
Plinio Bernal, experto en movilidad, por su parte, lamenta el que no se le haya dado continuidad a las obras del documento Conpes 4034 (del Gobierno Duque), que daba línea en el apoyo de la Nación al programa integral de movilidad de la región Bogotá-Cundinamarca. “No entiendo por qué, por ejemplo, obras como la ALO y la perimetral de Oriente desaparecen. Tristemente planeamos y cuando es momento de comprometer recursos, priman otras cosas, muy al estilo a lo que está pasando con el metro de Bogotá”, agregó el experto.
Por su parte, Velandia reafirma lo anterior, y es que es necesario un corredor entre la Calera y Bogotá, “es muy importante ampliar la carrera séptima, hacer una conexión por el norte hacia la Calera, la cual ya es una vía rural en muy malas condiciones, y sería conveniente una vía alterna que solucione los desplazamientos de personas y de carga de quienes viven en esta zona, e incluso en Guatavita, Sopó y Guasca”, agregó.
Además, para Velandia es extraño que no haya claridad frente al cómo garantizar recursos para la sostenibilidad del transporte público, “estamos evidenciando cada vez más un déficit mayor en ese tema, y cuando hablamos de seguir ampliando para líneas férreas (tanto local como distrital) los costos van creciendo y cuando llegue el metro serán mayores, entonces tenemos que empezar desde ya a buscar recursos que permitan cofinanciar directamente el déficit del transporte público de Bogotá y del país”.
¿Qué pasó con los cables aéreos?
“No hay recursos claros en cuanto a los cables aéreos que necesitamos en Bogotá e incluso en Soacha, para conectar zonas ubicadas en ladera hacia los corredores principales del sistema de Transmilenio (TM)”, agregó también Velandia, frente a la ausencia de estos proyectos en el Plan Nacional de Desarrollo.
Recordemos que en días pasados, el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, mencionó que hay unos proyectos que está estructurando la alcaldía: “Regiotram del Norte, cable aéreo del sur y de Usaquén, y la calle 13, esos proyectos tienen que ir a que la Nación, el Ministerio de Hacienda y el equipo económico del Gobierno, estudie si se pueden financiar, así funciona, nosotros ponemos en todos los proyectos bajo el esquema de cofinanciación, que es el 70%”.
Reyes también señaló que el Gobierno tenía que revisar todas las obras, ya que “hay muchas otras prioridades en el país, trenes ligeros y la segunda línea del metro de Bogotá”. Sin embargo, ninguna de estas quedó contemplada en el PND, a excepción del Regiotram del Norte.
En el PND tampoco se tuvo en cuenta soluciones para la calle 80, la cual podría ser el corredor actual más congestionado que conecta a Bogotá y Cundinamarca. Una solución para esta problemática sería la ampliación de TM, así lo mencionó Velandia: “necesitamos recursos para que Transmilenio trascienda las fronteras de Bogotá, por ejemplo, en la calle 80 podría extenderse hasta el río Bogotá”.
Evidentemente, la movilidad continúa siendo uno de los problemas más serios de la capital, sin embargo, el camino es largo y los ciudadanos tendrán que vivir entre obras, por lo menos los próximos cinco años. Por su parte, la futura administración de la capital tendrá que trabajar de la mano con el Gobierno y darle continuidad a lo que deje Claudia López, de lo contrario la espera será más larga, y los proyectos férreos continuaran como eso, como proyectos no obras culminadas.
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