¿Quién debía talar los árboles que hoy generan riesgo en vía a La Calera?
Mientras la alcaldesa Claudia López responsabilizó a la CAR, la autoridad ambiental respondió que allí sólo expiden permisos. Secretaria de Ambiente señaló que la labor también le compete a los privados, propietario de los predios.
El cierre de la vía a La Calera, por la calle 85, tiene una razón clara: hay casi 150 árboles que representan riesgo y, hasta que no los talen, la vía no se habilitará por completo. Actualmente solo se permite el paso de residentes y transporte público, hasta el sector de La Capilla.
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Sin embargo, al conocer la razón del cierre, más allá de los deslizamientos y avalanchas de este fin de semana, se generó una polémica: ¿Cuál era la autoridad encargada de identificar el riesgo que representaban los árboles y talarlos?
La primera en apuntar el dedo acusador fue la alcaldesa Claudia López, quien en la mañana de este martes indicó que la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR), era la entidad responsable de la tala de árboles en los cerros orientales y, puntualmente, en el sector donde se registró la emergencia.
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“Esta vía, todo esto que estamos haciendo, es labor de la CAR. Nosotros no deberíamos estar talando un solo árbol. La CAR de Bogotá recibe la bicoca del 7% del predial de Bogotá para hacer esta tarea preventivamente y no lo ha hecho. Por eso estamos aquí, haciendo su tarea”, dijo la alcaldesa López en el Puesto de Mando Unificado establecido para atender la emergencia.
La declaración generó la reacción de Luis Fernando Sanabria, director de la CAR, quien hizo una serie de aclaraciones: la autoridad ambiental no se encarga de hacer talas, sino de expedir los permisos para talar, los cuales los deben ejecutar las entidades o las personas que adelantan el trámite ante la entidad.
Y dio un dato adicional: desde 2018 autorizaron a las alcaldías locales, de las localidades de Chapinero y Usaquén, a derribar los árboles que generaran riesgo en la zona. “No podemos autorizar y, a la vez, realizar el aprovechamiento de los árboles. Todo esto tiene una trazabilidad desde el 2018, que, por supuesto es mi deber suministrar a quien la solicite”, explicó el funcionario a Blu Radio.
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En medio de la polémica sobre quién debió talar los árboles que generan riesgo en la vía, se sumaron las declaraciones de la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, quien señaló que muchos de los predios a orillas de la vía son privados y son sus propietarios los que debían cumplir con esa tarea.
“Sin embargo, esa es una tarea que es costosa y requiere de expertos. Por esta razón, bajo la figura de la Calamidad Pública, que decretó la alcaldesa, estamos acá, con personal técnico del Jardín Botánico, adelantando esta labor”, expresó Urrutia.
Según la funcionaria, el 95% de las talas son en predios privados, que en su momento pidieron los permisos y no los ejecutaron. “Esa es la norma y, previo a la emergencia, como administración no podíamos hacer esa labora. Ahora, lo estamos haciendo, por la emergencia”.
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Agregó que la labor no es sencilla y teniendo en cuenta el tamaño de los árboles a talar y los que se ubican alrededor, se debe ejecutar una labor técnica que, en ocasiones, puede llevar hasta ocho horas. Desde el sábado hasta la mañana de este martes ya habían derribado 100 árboles y faltarían casi 150 más, para asegurar la vía. “Por eso, la labor que adelantamos puede tardar entre cuatro y cinco días”, concluyó.
Al hecho de que talar un árbol no es sencillo, está el que no es algo económico: talar un árbol, con las condiciones técnicas necesarias y recoger los residuos, cuesta alrededor entre $500.000 y un millón de pesos.
El costo puede elevarse, dependiendo del tipo de árbol y su ubicación. En el caso de los Cerros Orientales, las cifras son altas, si se tiene en cuenta el tamaño de los que se deben remover. Para determinar el costo se aplica una fórmula, que depende de la altura del árbol, el diámetro y el número de ramas.
Por ahora, mientras las autoridades se señalan como responsables, la realidad es que, independiente de la autoridad responsable, lo cierto es que la labor es urgente. Una vez se supere la emergencia, seguro vendrán los debates y se revisará todo lo que queda pendiente para hacer de la vía Bogotá-La Calera un corredor seguro.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
El cierre de la vía a La Calera, por la calle 85, tiene una razón clara: hay casi 150 árboles que representan riesgo y, hasta que no los talen, la vía no se habilitará por completo. Actualmente solo se permite el paso de residentes y transporte público, hasta el sector de La Capilla.
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Sin embargo, al conocer la razón del cierre, más allá de los deslizamientos y avalanchas de este fin de semana, se generó una polémica: ¿Cuál era la autoridad encargada de identificar el riesgo que representaban los árboles y talarlos?
La primera en apuntar el dedo acusador fue la alcaldesa Claudia López, quien en la mañana de este martes indicó que la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR), era la entidad responsable de la tala de árboles en los cerros orientales y, puntualmente, en el sector donde se registró la emergencia.
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“Esta vía, todo esto que estamos haciendo, es labor de la CAR. Nosotros no deberíamos estar talando un solo árbol. La CAR de Bogotá recibe la bicoca del 7% del predial de Bogotá para hacer esta tarea preventivamente y no lo ha hecho. Por eso estamos aquí, haciendo su tarea”, dijo la alcaldesa López en el Puesto de Mando Unificado establecido para atender la emergencia.
La declaración generó la reacción de Luis Fernando Sanabria, director de la CAR, quien hizo una serie de aclaraciones: la autoridad ambiental no se encarga de hacer talas, sino de expedir los permisos para talar, los cuales los deben ejecutar las entidades o las personas que adelantan el trámite ante la entidad.
Y dio un dato adicional: desde 2018 autorizaron a las alcaldías locales, de las localidades de Chapinero y Usaquén, a derribar los árboles que generaran riesgo en la zona. “No podemos autorizar y, a la vez, realizar el aprovechamiento de los árboles. Todo esto tiene una trazabilidad desde el 2018, que, por supuesto es mi deber suministrar a quien la solicite”, explicó el funcionario a Blu Radio.
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En medio de la polémica sobre quién debió talar los árboles que generan riesgo en la vía, se sumaron las declaraciones de la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, quien señaló que muchos de los predios a orillas de la vía son privados y son sus propietarios los que debían cumplir con esa tarea.
“Sin embargo, esa es una tarea que es costosa y requiere de expertos. Por esta razón, bajo la figura de la Calamidad Pública, que decretó la alcaldesa, estamos acá, con personal técnico del Jardín Botánico, adelantando esta labor”, expresó Urrutia.
Según la funcionaria, el 95% de las talas son en predios privados, que en su momento pidieron los permisos y no los ejecutaron. “Esa es la norma y, previo a la emergencia, como administración no podíamos hacer esa labora. Ahora, lo estamos haciendo, por la emergencia”.
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Agregó que la labor no es sencilla y teniendo en cuenta el tamaño de los árboles a talar y los que se ubican alrededor, se debe ejecutar una labor técnica que, en ocasiones, puede llevar hasta ocho horas. Desde el sábado hasta la mañana de este martes ya habían derribado 100 árboles y faltarían casi 150 más, para asegurar la vía. “Por eso, la labor que adelantamos puede tardar entre cuatro y cinco días”, concluyó.
Al hecho de que talar un árbol no es sencillo, está el que no es algo económico: talar un árbol, con las condiciones técnicas necesarias y recoger los residuos, cuesta alrededor entre $500.000 y un millón de pesos.
El costo puede elevarse, dependiendo del tipo de árbol y su ubicación. En el caso de los Cerros Orientales, las cifras son altas, si se tiene en cuenta el tamaño de los que se deben remover. Para determinar el costo se aplica una fórmula, que depende de la altura del árbol, el diámetro y el número de ramas.
Por ahora, mientras las autoridades se señalan como responsables, la realidad es que, independiente de la autoridad responsable, lo cierto es que la labor es urgente. Una vez se supere la emergencia, seguro vendrán los debates y se revisará todo lo que queda pendiente para hacer de la vía Bogotá-La Calera un corredor seguro.
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