Racionamiento de agua: ¿qué viene tras los cambios que anunció la Alcaldía?
A partir del próximo lunes la medida de racionamiento de agua dejará de ser diaria y pasará a ser cada dos días. Expertos señalan que los anuncios no son suficientes para garantizar el suministro a futuro.
“Han sido dos meses y medio en los que toda la ciudad ha trabajado en equipo, enfrentando el racionamiento, y hoy el balance es positivo”. Con estas palabras el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, anunció que la medida, que se implementó el pasado 11 de abril, tendrá cambios sustanciales. La nueva fase contempla la flexibilización de los turnos de restricción, pues a partir del lunes festivo 1° de julio los cortes por zonas ya no serán diarios, sino cada dos días.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
“Han sido dos meses y medio en los que toda la ciudad ha trabajado en equipo, enfrentando el racionamiento, y hoy el balance es positivo”. Con estas palabras el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, anunció que la medida, que se implementó el pasado 11 de abril, tendrá cambios sustanciales. La nueva fase contempla la flexibilización de los turnos de restricción, pues a partir del lunes festivo 1° de julio los cortes por zonas ya no serán diarios, sino cada dos días.
En contexto: Cambió el racionamiento de agua en Bogotá: Y ahora... ¿cuándo le toca a mi barrio?
Una vez termine el noveno ciclo de racionamiento, “la restricción se hará día de por medio, es decir, que los ciclos durarán 18 días. En términos prácticos, tendremos un día con racionamiento y otro día sin racionamiento con los mismos turnos por áreas geográficas. El 1° de julio le corresponde al turno 1 la restricción, el 2 de julio no habrá restricción y el día 3 de julio le corresponderá al turno 2, y así sucesivamente”, explicó el mandatario.
Las razones del cambio
Para entender la decisión vale recordar que cuando se implementó el racionamiento los embalses Chuza y San Rafael, que conforman el sistema Chingaza (que surte el 70 % del agua que consume la ciudad y la región), estaban en alerta roja. Su nivel era del 16 %, lo que representaba reservas para menos de un mes. A partir de ahí comenzó un plan de recuperación que hoy muestra sus frutos: el nivel supera el 42 %, con lo que salió de la zona de alerta y ya hay reservas para garantizar el abastecimiento por cuatro meses.
Según el Distrito, parte de este resultado ha sido gracias al racionamiento y el ahorro de la ciudadanía en sus hogares. A la fecha, según el mandatario, de los 73 millones de m3 que se han acumulado en las represas, al menos 14,3 millones de m3 han sido producto de estas medidas. El 80 % restante es por acción del clima. Además, respecto al sistema Chingaza, se ha logrado reducir en 22 % la demanda diaria de agua, lo que ha servido para mitigar la crisis. Así las cosas, con el nuevo modelo de racionamiento se priorizará la autorregulación por encima de las restricciones de consumo.
¿Qué viene?
Si bien para la administración el panorama actual es una buena noticia, para la oposición el análisis debe ser más amplio. Es pertinente recordar que las reservas que se están almacenando no solo son para el suministro de los próximos meses, sino para todo el ciclo hasta el próximo año. Por eso, para la concejal Heidy Sánchez (Pacto Histórico), es preocupante la falta de claridad de la administración con la ciudadanía, pues más allá que un logro producto del racionamiento o el ahorro, los embalses se empezaron a recuperar con las lluvias. “Con la llegada del fenómeno de La Niña el consumo seguía casi igual, pero hubo un incremento en los embalses a raíz de las precipitaciones”, indica.
Y agrega: “Acá lo importante es que la ciudadanía tenga claro que las medidas van a ser permanentes y que este anuncio en los cambios de racionamiento podría, incluso, ser temporal, porque dependemos de lo mismo de siempre, el llenado de los embalses durante La Niña y la sequía durante El Niño”.
Si las lluvias continúan como hasta ahora o aumentan, como se espera a partir de julio, en el próximo trimestre el sistema Chingaza seguro llegará a los niveles de llenado históricos. Sin embargo, teniendo en cuenta las predicciones climáticas, que indican temporadas de sequía cada vez más complejas, se estaría frente a un círculo de racionamientos y lluvias que no representa una mejoría real.
“Afortunadamente, ha llovido, pero vendrá otra sequía y posiblemente otro racionamiento para recuperar el nivel hasta la próxima sequía. ¿Realmente pensamos en una ciudad en esas condiciones? Entonces, si no hacemos una inversión en otra fuente alterna, nos mantendremos en ese sube y baja sin una solución definitiva. Chingaza, que es el más importante de los sistemas, no tiene una fuente de regulación que permita paliar emergencias”, sostiene Leonardo Donado, profesor de la Facultad de Ingeniería, de la U. Nacional.
Para que la oferta se pueda ampliar es necesario, además de fuentes de respaldo para los embalses, apostarle decididamente a la descontaminación del río Bogotá. “Si aprovechamos las crecientes, por ejemplo, se podría suplir parte importante de la demanda. Se piensa que la PTAR Canoas puede asumir el papel de descontaminación y, claro que aporta, pero el río viene contaminado desde Villa Pinzón. Si no se hace algo desde allá, difícilmente será una fuente eficiente”, agrega Donado.
Ordenar el territorio alrededor del agua es otra de las claves que pueden incidir de manera definitiva en la oferta a futuro. “Por un lado, tenemos el discurso conservacionista de protección de páramos y cuencas de ríos, pero a nivel ciudad seguimos urbanizando zonas de protección ambiental que son claves, precisamente, para el ciclo hidrológico. Esa disonancia de posiciones permite que las afectaciones ambientales continúen”, señala la concejal Sánchez.
Lea también: Dilan Castro: 137 días después, un crimen con más dudas que respuestas
“No es culpa del usuario”
Aunque parte de la responsabilidad, sin duda, recae sobre los usuarios, para los expertos el problema viene de más arriba. “Bogotá tiene una demanda de agua baja respecto a otras grandes ciudades del mundo, demanda hiperoptimizada por las entidades, antes de llegar a los hogares. Es decir, el servicio llega en mayor o menor medida, según el consumo de cierto sector de la ciudad, algo que es un avance del Acueducto. El problema viene cuando se intenta culpar al usuario por los altos niveles de consumo, cuando ese gasto ya viene optimizado. Claro que hay que ahorrar, pero si vemos a fondo, la gran responsabilidad es del Acueducto, que no ha hecho las inversiones para ampliar su oferta o para generar un ahorro real, que no se remita solo a épocas de crisis”, sostiene Donado
Entretanto, mientras la infraestructura continúe igual y el suministro de agua dependa en gran medida del clima, el ahorro será clave. “El mayor consumo lo tenemos en casa. Hay que ser incisivos, incluso prender las alarmas si es necesario, porque es un hecho que estamos en un momento bisagra en donde o actuamos o la situación va a empeorar como nunca”, puntualiza la concejal Sánchez.
Lo cierto es que en medio de la polémica la nueva etapa del racionamiento empezará su derrotero el próximo lunes y, si bien los niveles de los embalses traen voces de optimismo, el abastecimiento a futuro seguirá signado por la incertidumbre, pues en una ciudad que tiende a crecer a la velocidad que lo hace Bogotá, la actual oferta será insuficiente para cubrir la demanda que se avizora.
Lea además: Emergencia en Medellín: ¿cómo están las condiciones del TransMicable en Bogotá?
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.