Reaparición de grupos armados: encrucijada por la inseguridad que amenaza a Sumapaz
Expertos cuestionan la afirmación de la alcaldesa Claudia López sobre la ausencia de grupos armados en la capital del país. Mientras las comunidades permanecen entre la incredulidad y la zozobra, las autoridades aumentan las acciones de la fuerza pública.
Fernan Fortich
La localidad rural de Sumapaz, la más extensa de la capital, parece seguir en la truncada búsqueda de la última palabra que compone su nombre: paz. Así, en las últimas semanas se conoció el anuncio de la supuesta refundación del frente 53 de las extintas FARC, que regresaría a operar en la localidad y los departamentos de Cundinamarca, Huila y Meta. Por esta razón, las autoridades distritales y departamentales indicaron que, si bien, de momento no hay evidencia de la presencia de frentes o campamentos de grupos armados en la región, se harán todas las gestiones para evitar que regresen al sector.
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La localidad rural de Sumapaz, la más extensa de la capital, parece seguir en la truncada búsqueda de la última palabra que compone su nombre: paz. Así, en las últimas semanas se conoció el anuncio de la supuesta refundación del frente 53 de las extintas FARC, que regresaría a operar en la localidad y los departamentos de Cundinamarca, Huila y Meta. Por esta razón, las autoridades distritales y departamentales indicaron que, si bien, de momento no hay evidencia de la presencia de frentes o campamentos de grupos armados en la región, se harán todas las gestiones para evitar que regresen al sector.
Eso sí, en el Meta es a otro precio. Allí sí se han visto tropas y campamentos. “La presencia de la Segunda Marquetalia y del criminal Iván Mordisco en esa zona no es para quedarse allá, sino para recuperar el corredor que conecta con Cundinamarca y Bogotá. Aunque no hay presencia en la localidad de Sumapaz o en Cundinamarca, no vamos a esperar a que la haya. Vamos a actuar preventivamente”, dijo la alcaldesa de Bogotá, Claudia López.
Algunos habitantes están atemorizados por esta noticia, la difusión de panfletos virtuales y los rumores en los centros poblados de Sumapaz, que se ubican dispersos en las 78.095 hectáreas, bordeadas por montañas, lagunas y frailejones. Para otros, las cosas siempre han estado así. No obstante, entre los pobladores es evidente la sensación de miedo, pocos se atreven a hablar y quienes lo hacen es en el anonimato.
“Las cosas han cambiado. Hace años, los grupos armados lo que hacían era llegar en la madrugada e inundar las calles con panfletos. Esta vez nos pasaron a todos la información por WhatsApp o por redes sociales. Claro, eso tiene muy asustada a la gente”, aseguró un líder social de la localidad, quien pidió reservar su identidad por razones de seguridad.
De esta manera, entre el temor y la incredulidad, los habitantes de la localidad 20 de Bogotá se mantienen a la expectativa ante el posible regreso del fantasma de la violencia, que en los 14 años más crudos del conflicto armado (1991-2005) generó al menos 400 hechos de violencia (asesinatos, desplazamientos, etc.), como el asesinato de dos ediles hace casi 10 años, a manos de las extintas FARC.
¿Cómo está la situación?
“Hoy la zona está llena de militares, pero es por la visita de la alcaldesa Claudia López. Normalmente no hay tanta presencia de autoridades. Aunque varios tenemos temor, por el momento no hemos visto nada claro”, indica Martín Rodríguez, habitante del Centro Poblado San Juan.
En ese sentido, una de las medidas más notorias en la zona es la instalación de otros cuatro puestos de control del Ejército Nacional, para fortalecer la seguridad en los accesos y corredores e incorporar un grupo de carabineros, expertos en temas agropecuarios, para apoyar a los campesinos en sus actividades productivas.
Así, en las principales vías de Sumapaz y en los centros poblados se observan militares, quienes aseguran que han sido días intensos de patrullaje, por las malas condiciones climatológicas, en especial, para los uniformados que, frecuentemente, llegan de otras zonas del país.
“En los últimos días, las cosas han seguido igual. Aquí siempre pasa algo o están calientes las cosas. Recibimos con sorpresa la noticia, pero acá seguimos trabajando sin mayor novedad”, indicó un militar, quien pidió no mencionar su nombre. Por el momento, las acciones son preventivas, pues la conclusión de los recientes consejos de seguridad es que en la zona no hay grupos armados ni redes urbanas en la ciudad, aunque es mejor prevenir.
Pero otra cosa es la que opinan entes de control y expertos que cuestionan las versiones del Distrito y los gobernadores locales sobre la amenaza de grupos armados en la región. “Si las pruebas para sacar esa conclusión es que no hay campamentos ni frentes en la zona, los gobernantes están evaluando la situación como se hacía hace 15 años. Esa ya no es la configuración del conflicto actual. Ahora son organizaciones criminales de gente que extorsiona, comete asesinatos selectivos y controla la movilidad y los negocios en redes más reducidas”, precisó César Restrepo, experto de seguridad de la fundación ProBogotá.
La situación la confirma una alerta temprana, que publicó el año pasado la Defensoría de Pueblo, la cual indica que en la región de Sumapaz (que incluye 20 municipios de Cundinamarca y Huila) se detectó la presencia de grupos armados, que pueden tener influencia en la localidad. Así las cosas, estudios oficiales han determinado que existe un corredor estratégico para el narcotráfico en el sur y el occidente de la capital del país.
“Aunque de manera oficial no se ha confirmado la presencia, esto está teniendo impacto en la comunidad. En ese sentido, tenemos tres casos documentados en el transcurso del año de personas que alertan sobre la presencia de personas extrañas, lo que muestra el nivel de incertidumbre y alerta que tiene la comunidad”, aseguró Danilo Silva, personero local de Sumapaz.
La dura gobernanza en Sumapaz
A pesar de haber sido integrada a la capital del país hace ya más de 36 años, en la localidad de Sumapaz persisten el miedo y la poca disponibilidad de oferta institucional. Muestra de ello es que la sede de la Alcaldía local funciona fuera de la jurisdicción (en Kennedy). Además, no hay estación de Policía (depende del apoyo de uniformados en la localidad de Usme), lo que compromete la capacidad para reaccionar ante posibles amenazas de seguridad.
“Como funcionario, creo que el principal reto que hemos visto son las vías de acceso y, específicamente, en ciertos horarios. Después de las 6:00 de tarde, el Ejército no se puede mover tan fácilmente. Por tal motivo, una de las problemáticas es que no hay certeza de como asegurar la reacción inmediata de nuestras fuerzas militares o de policía, por las distancias”, manifestó el personero.
En 2021, por ejemplo, asesinaron a dos jóvenes, firmantes del Acuerdo de Paz, delitos que aún son materia de investigación. Los hechos se registraron en el Centro Poblado San Juan, en donde, a pesar de la rápida reacción de las autoridades, no fue posible dar con los responsables de los hechos. “El Ejército cerró todas las rutas, pero parece que los delincuentes escaparon en la noche, a través del páramo. Por las distancias enormes, se vuelve una zona imposible de controlar. A pie, una persona puede, en diez horas, llegar a Huila y al Meta desde la localidad”, indicó Santiago Pacheco, corregidor de San Juan.
Las víctimas
Sumapaz es la localidad más extensa de la capital. Está en la cordillera Oriental y alberga el páramo más grande del mundo. En Bogotá limita con Usme y Ciudad Bolívar; al oriente con el Meta, y en el sur con el Huila. En la zona habita un gran número de víctimas del conflicto, en particular, desplazados de la región, que huyeron de los fenómenos de violencia en el país, desde la década de los 60.
Por eso, en medio de la tensión por las recientes amenazas, surge un reclamo que evidencia la escasa oferta institucional: se trata de la atención a las víctimas en la región. Las comunidades hablan de demoras en los procesos judiciales, el acompañamiento del Gobierno Nacional y las condiciones para denunciar hechos de violencia. Muestra de ello, según conoció este diario, es que la familia del líder social Carlos Julio Tautiva, asesinado el pasado 11 de abril en la localidad, no ha presentado la denuncia, pues enfrentan el duelo y esperarán hasta que se garantice su seguridad.
Frente a esto, el Distrito aseguró que la Alta Consejería de Víctimas y la Alcaldía Local tratan de suplir ese vacío institucional mediante ayuda psicosocial. Sin embargo, como denuncian miembros de la Mesa de Víctimas de la localidad, eso sigue siendo insuficiente.
Ahora, el reto es garantizar la seguridad. Según los expertos, los vacíos se podrían resolver con el fortalecimiento del el batallón de alta montaña de la XIII Brigada del Ejército, así como mejorar su movilidad en el sector.
“Para controlar un territorio como Sumapaz no funciona la instalación de puntos fijos. Se necesita que los equipos de seguridad estén en permanente movilidad. La clave es no permitir que los criminales tengan el control y para ello, se podría complementar la vigilancia con grupos de carabineros”, agregó Restrepo, quien destaca que el asunto es prioritario, pues la seguridad de Sumapaz no solo afecta la zona, sino a toda la ciudad. Si se permite que los grupos criminales ganen el control del corredor, sumado al control territorial en algunas localidades de la capital, no sería raro el regreso de una práctica tan repudiable como el secuestro, en el que terminen usando la zona para trasladar secuestrados hacia otras zonas de la región.
Por el momento, la atención de las autoridades parece centrada en la región de Sumapaz. Ya anunciaron más fuerza pública, presencia estatal y programas sociales. Está por verse si la estrategia perdura, logrando blindar la región, o si es algo pasajero, lo que llevaría a que en unos cuantos meses o años estemos de nuevo hablando sobre la encrucijada de cómo devolverle la paz a Sumapaz.
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