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Diez ráfagas de bala, como truenos de pólvora que estallan en el aire, interrumpieron la tranquilidad de una solitaria noche en el barrio Brasilia, de la localidad de Bosa. Un hombre, que se movilizaba en un bicitaxi, acababa de ser ultimado a bala por un sicario en plena vía pública. Dos sicarios, movilizados en una motocicleta, interceptaron su recorrido y le dispararon sin mediar palabra.
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Tras escuchar los disparos, los vecinos salieron a la calle para conocer la causa que les había perturbado el sueño. En medio del frío asfalto, agonizando sobre un lago hemático, la comunidad encontró a la víctima recién baleada. Algunos testigos del hecho intentaron auxiliarlo, pero la gravedad de las heridas, y el pánico generalizado que genera un hecho semejante, hizo que la vida del hombre se esfumara en cuestión de segundos, justo en el lugar de los hechos.
Agentes de la Policía acudieron rápidamente al punto para realizar las respectivas labores de peritaje y levantamiento. Las primeras hipótesis apuntan a un ajuste de cuentas entre bandas dedicadas al micro tráfico. Según las autoridades, el hombre asesinado, al parecer de nacionalidad extranjera, se dedicaba presuntamente a la venta de estupefacientes. Esta información, no obstante, se encuentra en proceso de verificación por parte de los investigadores.
Lo único que se pudo ver de los sicarios fue el rastro de la llanta de su moto, con la que huyeron rápidamente del sitio, rumbo al barrio Santa Fe, en donde desaparecieron en medio del sigilo nocturno que acaban de interrumpir con el crimen.
En lo corrido del año, Bogotá ha registrado 529 homicidios violentos, de los cuales 252 corresponden a casos de sicariato. En ese orden de ideas, 5 de cada 10 homicidios corresponde a esta modalidad.
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