Redes ciudadanas de seguridad: la apuesta para tener más ojos vigilantes en Bogotá
Ante el incremento de la inseguridad y el déficit de policías hay una apuesta por comprometer a la ciudadanía en la vigilancia en sus barrios. Los frentes de seguridad y las redes ciudadanas son un esquema que viene creciente en la capital. Así funcionan.
Una de las piedras en el zapato de la saliente administración de Claudia López fue la seguridad. La misma alcaldesa reconoció que si bien trabajó e invirtió tiempo y recursos en esta materia, su gran frustración es que en su cuatrienio “la seguridad no mejoró”. Y las cifras lo muestran: según la encuesta de Bogotá Cómo Vamos, el 52,4% de los encuestados dijeron sentirse inseguros en la ciudad; un 33,4% señaló que se sentía inseguro incluso en su barrio, y la mayoría señala el transporte público como uno de los espacios donde la ciudadanía se siente más vulnerable.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Una de las piedras en el zapato de la saliente administración de Claudia López fue la seguridad. La misma alcaldesa reconoció que si bien trabajó e invirtió tiempo y recursos en esta materia, su gran frustración es que en su cuatrienio “la seguridad no mejoró”. Y las cifras lo muestran: según la encuesta de Bogotá Cómo Vamos, el 52,4% de los encuestados dijeron sentirse inseguros en la ciudad; un 33,4% señaló que se sentía inseguro incluso en su barrio, y la mayoría señala el transporte público como uno de los espacios donde la ciudadanía se siente más vulnerable.
Le puede interesar: Pólvora, la innecesaria tradición que sigue acumulando víctimas
Para hacerle frente a la criminalidad y reducir sus índices, de la mano de los bogotanos, la administración reactivó un viejo esquema de la Policía Nacional, que data de 1995, y que entonces se conocía como Redes Cívicas. El esquema original lo sometieron a actualización y una vez se realizaron los ajustes, se crearon los Frentes de Seguridad y las Redes Ciudadanas, las cuales surgen en atención a la recomendación de las Naciones Unidas de participación para la prevención.
“Buscan descargar a la Policía y nacen al analizar una serie de datos, como que en Bogotá se registran al año 462.000 llamadas a la línea 123 para pedir un policía, pero al final son temas de espacio público o convivencia y no emergencias delictivas”, dice Andrés Nieto, subsecretario de Seguridad del Distrito. No obstante, como lo dijo la alcaldesa Claudia López en meses pasados, “cuando hay un frente de seguridad y una red ciudadana, la Policía sabe que la emergencia es en serio y la reacción es rápida y oportuna”.
Y ahí el valor de esta figura. El subsecretario resalta que, ante el déficit de policías, el esquema de seguridad cívica apoya con información en tiempo real. Pero ¿cuál es la diferencia entre frentes y redes de seguridad? En esencia, el territorio y las relaciones. Mientras los frentes (hay 1.002 en Bogotá) operan a nivel barrial, tienen contacto con el cuadrante de Policía y la comunidad participa en la resolución de líos de convivencia, espacio público o emergencias, las Redes trascienden ese límite y funcionan a nivel ciudad. Además, tienen comunicación con 12 entidades del Distrito, para reportar casos con mayor efectividad.
“Los frentes apoyan en el control de conflictos en sus comunidades; se capacitan de forma permanente con la Secretaría de Seguridad, y mantienen contacto con el cuadrante de Policía, para casos puntuales de delitos y criminalidad. Las redes, por su parte, no se limitan a ser locales, por ello hemos podido conformar redes distritales de taxistas, motociclistas, de moteles, de bares y de mujeres cuidadoras. A diferencia de los frentes, aquí tenemos una atención que rompe las barreras invisibles de los CAI y estaciones de policía”, señala Nieto.
Para reforzar la capacidad de respuesta de asuntos que requieran atención inmediata, la Secretaría de Seguridad ha equipado a varios frentes y redes con radios, cámaras y alarmas, para generar un diálogo constante con la Policía del sector y fortalecer el vínculo con la comunidad. Además, de ser un apoyo importante en relación con su propia seguridad, pues como resulta evidente, la labor de dirigir tanto los Frentes como las Redes les ha causado enemistades, que pueden resultar en amenazas contra su integridad.
Se estima que las redes ciudadanas reúnen más de 6.000 personas. La localidad que más redes tiene es Suba, con 100; continúa Bosa, con 79, y Ciudad Bolívar, con 63. Toda Red pasa por un proceso de cinco pasos: la convocatoria (cualquier grupo interesado puede crearla); una reunión con el Distrito, para sentar objetivos en común y, una vez cursado este trámite, se procede con la creación de la red y se le asigna un código único, que permite el contacto directo con el C4 de la Secretaría de Seguridad o con el cuadrante.
Más noticias de Bogotá: Festival Centro anuncia el cartel de su edición 2024, conozca a los artistas
Lucía y su compromiso barrial
La memoria de Lucía se concatena y bifurca en la misma dirección, que las estrechas calles del barrio Rincón de Suba. En este lugar, que es parte fundamental de su existencia, dirige el Frente de Seguridad del barrio desde 2020. Junto a otros 40 vecinos, Lucía conforma el frente adscrito a la iniciativa de seguridad ciudadana del Distrito, con el que se intenta cubrir de manera parcial el déficit de fuerza pública. Con el recuerdo del hermano, que la violencia le arrebató, Lucía se apropió de su rol como líder comunitaria y combina las obligaciones de su trabajo con las funciones que le corresponden como cabeza del frente, en uno de los barrios más complejos de la localidad en materia de seguridad.
La soledad no es una condición propia de su periplo. Además de los otros vecinos con los que coordina las actividades relacionadas con el frente, a través de un grupo de WhatsApp, ella destaca la ayuda de la teniente Lesly, uniformada que lideró el frente desde sus inicios, en quien Lucía encuentra un apoyo indispensable a la hora de atender cualquier problemática de seguridad en el barrio. Precisamente hace unos días fue la teniente quien la acompañó a desalojar un grupo de personas que había establecido un campamento informal en una de las calles del vecindario. “La agente nos colabora mucho, siempre está pendiente y nos acompaña en las campañas que adelantamos como comunidad del barrio”, le comentó Lucía a este diario.
Junto a los muebles y demás electrodomésticos, en la casa de Lucía hay un botón de pánico que le entregó la Secretaría de Seguridad, “por si pasa algo”. Al presionarlo, se desata una estruendosa alarma con la capacidad de llevar a las calles, en cuestión de segundos, a todos los vecinos que conforman el frente. Esta herramienta, solo es accionada cuando ella es testigo de un robo o cualquier otra actividad ilícita.
Otra herramienta comunal de vital importancia, que en ocasiones también cumple las veces de alarma, es el grupo de WhatsApp, que conforman los miembros del Frente de seguridad, “a los grupos mandan videos, denuncias y quejas de cosas que pasan en el barrio. Entonces ahí socializamos la información y se la trasmitimos a las autoridades. La mayoría de esas quejar responden a temas de intolerancia”, señala.
Si embargo, a pesar del apoyo de las autoridades y de los vecinos, liderar un frente de seguridad implica granjearse enemigos. Y enemigos peligrosos, además. El pasado 5 de noviembre, Lucía fue víctima de un ataque, a modo de represalia, por un grupo de personas que vivía en unos cambuches que semanas antes habían sido retirados entre la policía y comunidad, debido a que, según los vecinos, se estaban convirtiendo en un foco de seguridad.
“Yo venía caminando hacia mi casa con el pan del desayuno cuando, de repente, un sujeto me tomó por la espalda y me golpeó. Dos personas más, un hombre y una mujer, también me golpearon brutalmente y estaban a punto de atacarme con botellas y armas blancas cuando llegó la policía y me los quitó de encima”, detalló.
Por eso, lejos de afanes perfeccionistas o de vanaglorias innecesarias, por la importancia de su rol, es imperante que los y las integrantes de los frentes y las redes de seguridad sean protegidos de una manera más eficaz, a raíz de los peligros que subyacen de su actividad. Casos como el de Lucía, que fue atacada por personas a las que su liderazgo de alguna manera perjudicó, pueden llegar a ser frecuentes, debido a que tanto líderes comunales como delincuentes cohabitan el mismo espacio.
Otro aspecto que Lucía considera necesario mejorar para lograr mejores resultados, tiene que ver con el acceso a las grabaciones de las cámaras. Porque si bien muchos frentes de seguridad cuentan con cámaras, los trámites burocráticos para poder acceder a los videos son demorados y engorrosos, trámites que, en últimas, resultan beneficiando a los delincuentes. Con una mejor ruta de acceso a los videos, Lucía considera que el frente “tendría un margen de respuesta más rápido y nos permitiría identificar a las personas que delinquen en el barrio”.
¿Qué falta?
Como se ha evidenciado, la figura de los Frentes de seguridad y las Redes Ciudadanas ha sido bien acogida y ha resultado beneficiosa, tanto para las autoridades como para los ciudadanos. Las estrategias mancomunadas han logrado reducir los tiempos de respuesta de la policía en el desarrollo de alguna emergencia y prescindir de la atención de requerimientos que bien podrían solucionarse con la intervención de los Frentes, como un lío por el volumen de la música o un vehículo mal parqueado, por ejemplo. Sin embargo, el impacto real que los frentes y las redes de seguridad han tenido en la reducción de la criminalidad ha sido etéreo y no se conoce a carta cabal.
Otra arista a la que vale la pena ponerle la lupa, es el alcance y los límites que las personas que integran los frentes de seguridad deben respetar. Si bien está claro que quienes forman parte de los frentes cumplen la función de puente con las autoridades, la frontera es difusa, pues es precisamente la comunidad civil la que actúa como órgano de vigilancia, en ocasiones punitivo, dejando a un lado el ejercicio de construcción de comunidad y recuperación de la colectividad, ejes fundamentales para el avance de los barrios.
Lea también: Nueva dilación en audiencia de Jhonier Leal: veredicto se aplaza para el 2024
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.