Relato del abuso a niña en colegio distrital de Bogotá: ¿falló el protocolo?
La denuncia indica que una niña, de seis años, fue víctima de abuso sexual, en un baño de la institución, por otro estudiante, menor de edad. Su familia narra lo complejo que fue lograr que los escuchara y lo que vivieron durante 10 días sin acciones concretas. Esto responden los entes de control y el Distrito.
Juan Camilo Parra
Siguen las manifestaciones pacíficas de padres de familia y de la comunidad, frente al Colegio Castilla, por el abuso sexual contra una niña, de seis años, en un baño de la institución. El delito habría ocurrido el pasado 10 de agosto y solo hasta el 18 se activó la ruta de atención integral dispuesta por la Secretaría de Educación. ¿Hubo fallos en la atención? ¿Por qué demoró? ¿Se siguió la ruta?
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Siguen las manifestaciones pacíficas de padres de familia y de la comunidad, frente al Colegio Castilla, por el abuso sexual contra una niña, de seis años, en un baño de la institución. El delito habría ocurrido el pasado 10 de agosto y solo hasta el 18 se activó la ruta de atención integral dispuesta por la Secretaría de Educación. ¿Hubo fallos en la atención? ¿Por qué demoró? ¿Se siguió la ruta?
Más contexto: Denuncian abuso sexual a una niña de seis años en un colegio de Bogotá
El caso se hizo público el 23 de agosto cuando los padres de familia protestaron al frente de la institución. Exigían la renuncia de la rectora y que las autoridades se hicieran cargo. Pese a que estos casos se manejan con reserva, la magnitud del problema y la desidia de las directivas, que sintió la familia durante casi 15 días, llevó a que los padres expusieran el caso, así como las falencias en la ruta de atención a víctimas de violencia sexual, y otras posibles negligencias en el colegio distrital.
El abuso
La madre de la niña abusada narró que se enteró del caso al notar conductas, que no correspondían al carácter de una niña de seis años, a quien describe como “alegre y juguetona”. Actitudes que la menor cambió repentinamente y se notaron durante un paseo a Melgar, el viernes 11 de agosto (un día después del presunto abuso).
“Ese viernes en la noche ella se orinó. Se me hizo raro, porque desde los dos años y medio usa el baño. Al día siguiente, fuimos a piscina y se hizo popó. Cuando esto pasó, la llevamos al baño. Yo le pregunté que qué pasaba y ella se atacó a llorar, con mucho dolor y tristeza”, relató la mujer.
Finalmente, la niña le contó: ese jueves 10 de agosto, salió con dos compañeras al baño. Ellas entraron y alguien tomó a la niña por la espalda y la sujetó de manera que no pudiera ver su rostro. “Me dice mi hija que un niño le metió la mano en la cola y le decía que, si les contaba a los papás, le hacía más duro. Al contarme eso, llamé al papá”, añade la madre.
El padre de la menor se acercó alarmado al colegio el lunes 14 de agosto y dio a conocer lo que le había dicho la niña, pidiendo ayuda y tratando de dar con el responsable. Ese día la institución, en efecto, supo lo que pasaba, pero la ruta de atención apenas se activó el 18 de agosto. A la niña no le brindaron apoyo sicológico, sino siete días después, y las autoridades apenas se reunieron con los padres y demás entidades del Distrito, en una mesa de trabajo, el miércoles 23.
Le podría interesar: En Bogotá, 261 menores son víctimas de hostigamiento escolar al mes
La atención en el colegio
La Secretaría de Educación tiene un protocolo claro para atender los casos de violencia sexual en colegios distritales. Según un documento de la mesa de trabajo que se adelantó con Policía, Secretaría de Educación, el ICBF, la Personería, la rectora del colegio y el papá de la niña, en contraste con el manual, muchas de las directrices no se cumplieron en este caso.
En un apartado del documento, la institución reconoce que los baños del Colegio Castilla I.E.D solo los pueden abrir los profesores con una llave, quienes deben acompañar a los niños, que así lo requieran. Sin embargo, el día que la menor ingresó al baño, cuenta su madre, “un profesor sí abrió la puerta y acompañó a las niñas al baño, pero se devolvió, ya que tenía cerca de 35 estudiantes en el aula y debía estar atento”, señaló la mamá. Agrega que esta medida de las llaves existe precisamente para evitar este tipo de sucesos, por lo que es claro que ese protocolo el maestro no lo siguió.
Otro punto que cuestiona la familia fue al momento de activar la ruta de atención. Según explicaron en el colegio, quien recibió la denuncia el 14 de agosto, no lo hizo de inmediato, pues “se confundió”, debido a que el padre de la niña indicó que la menor todavía estaba fuera de Bogotá. En este punto, el ICBF alertó que para activar la ruta no era necesario esperar el regreso de la víctima a la ciudad, ya que la institución funciona a nivel nacional y pudo haber activado el protocolo con anterioridad. Al final, el documento apunta que fueron los mismos padres quienes activaron la ruta de atención con el ICBF el 18 de agosto, momento que llevó a que la Fiscalía y Medicina Legal tomaran cartas en el asunto.
Tema relacionado: Lesiones personales, delito en el que una de cada ocho víctimas es menor de edad
Según la Protocolo de Atención para Situaciones de Presunta Violencia Sexual, luego de obtener más información de la situación, hay que elaborar un reporte. Dicen los padres, que desconocen si lo hicieron. En todo caso, dice la madre que “el coordinador le sugirió al papá de la niña sacar una cita con la EPS en Psicología y que mantuviera la confidencialidad, para evitar la fuga del agresor”.
En este punto, insisten, también se falló, pues el protocolo indica que es la institución la que debe dar a conocer el caso a Policía de Infancia, a la EPS o al 123 y apurar el traslado de la víctima a un centro de salud, para activar el código blanco. “La cita nos la dieron el 17 de agosto. En esa semana no recibimos ninguna comunicación del colegio”, dice la mujer, agregando que, en la cita, la psicóloga quedó “aterrada” de que el colegio no activara el código blanco, que es para brindar atención a las víctimas de violencias, especialmente sexual.
El plantón
El martes 22 de agosto, dice la madre de la niña, fue al colegio con el papá para conocer avances de la situación. Al llegar y presentarse con la rectora, “ella nos pregunta ¿cuál niña abusada? El papá se altera, ya que ella le había dicho verbalmente que iba a colaborar con las grabaciones de las cámaras. Después aceptó ayudarnos y fuimos al almacén donde están las grabaciones, pero dijeron que los equipos no funcionaban desde hace cuatro semanas”.
Así fue como esta madre, invadida por la impotencia de no poder hacer nada por esclarecer lo ocurrido con su hija, armó el plantón, que se realizó el pasado 23 de agosto. Luego de esto, las autoridades montaron la mesa de trabajo, para hacerle seguimiento al caso. Allí descubrieron que las cámaras de seguridad sí servían y que las grabaciones se le entregarán a la Fiscalía.
Por su parte, el único pronunciamiento del colegio fue a través de un comunicado titulado Sobre alteraciones en el orden público, que afectan la normalidad en la institución, en el que anotan que “no pudiendo garantizar la seguridad de los menores, recomendamos mantenerlos en casa durante la jornada de hoy 24 y mañana 25 de agosto”. Insisten en que cumplieron con la ruta: “De otro lado, en relación con el tema de presunto abuso, queja presentada al colegio, se han activado todas las rutas y en este momento las autoridades judiciales (CTI) asumieron las investigaciones y acciones pertinentes, que tiendan a esclarecer los hechos. Esperamos los resultados sean favorables para la menor implicada, su familia y por tanto también para nuestra institución educativa”.
La Secretaría de Educación responde
La Secretaría de Educación se pronunció rechazando el presunto abuso y anunció una nueva mesa de trabajo con los padres de familia del colegio, para promover la implementación de la ruta “En este encuentro participarán voceros de la familia, para hacer sus peticiones orientadas a garantizar la implementación efectiva de las rutas y los procedimientos adecuados, para abordar posibles casos de vulneración de derechos de las y los estudiantes en la institución educativa”. Para terminar, la entidad anunció que investigará a fondo el proceso que siguió el colegio. “Se adelantarán las investigaciones frente al debido proceso de atención que desde el colegio se debe realizar para la gestión de este tipo de situaciones”.
Afectaciones psicológicas por abuso sexual en niñas y niños
Este caso prende muchas alarmas, en cuanto a la educación sexual en niños y niñas, teniendo en cuenta que el presunto agresor de la menor de seis años, sería también menor de edad. Y, en adición a la complejidad de entender y aplicar los protocolos, está la atención a los traumas, que estos abusos generan en las víctimas de violencia sexual, a tan corta edad.
Para Stefany Guerrero, psicóloga con enfoque clínico y educativo, los menores, víctimas de violencia sexual, deben recibir toda la atención psicológica profesional y acompañamiento posible. “En una niña pequeña, uno de estos eventos traumáticos puede significar afectaciones en sus relaciones personales el resto de su vida. Por eso es importante evitar la revictimización y seguir el proceso con las redes de apoyo”. Añade que un punto crucial es la no revictimización. “Hay que trabajar en el sentimiento de culpa de los padres para enfrentar estos casos para poder avanzar en la superación del trauma”..
En cuanto al menor que pudo haber cometido el acto sexual abusivo contra la niña, dice Guerrero que una de las falencias en estos procesos es la poca claridad con la que se les explican estos temas, desde que son pequeños, y que en el caso del niño agresor, habría que estudiar su entorno. “Es importante ver su contexto, su acción demuestra que está siendo expuesto a situaciones que no debería conocer a su edad como pornografía u otros abusos”.
Relacionado: La historia de la niña que tuvo que irse del colegio Helvetia por racismo
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.