Uno de los problemas de la sociedad es que nos enseña a ver el mundo desde una sola perspectiva, condicionando así el vivir. Por eso, quienes deben o se atreven a andar distinto son tomados por extraños. Que lo digan las personas con discapacidad, quienes no solo sufren las miradas discriminatorias, sino también, las de la extrema compasión.
Por Laura C. Peralta Giraldo
Periodista con enfoque de género y con interés en temas sociales, políticos y de paz. @LauraPeraltaGlperalta@elespectador.com
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