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Aunque recibí recomendaciones de mi antecesor, nadie me dio un consejo sobre cómo administrar al tiempo una pandemia con la quiebra, pobreza e inseguridad que esta exacerbó; un paro nacional, un estallido social, y las emergencias del cambio climático.
Con los maravillosos ciudadanos y servidores públicos de la Alcaldía, y con mi extraordinario equipo de gobierno, fuimos consultando, concertando y sobre todo ejecutando las soluciones a todos esos desafíos, siempre con un pie en lo urgente y con el otro en lo importante: que esas siete emergencias inesperadas no nos desenfocaran de la tarea que prometimos y nos eligió: hacer un nuevo contrato social y ambiental para la Bogotá del siglo XXI.
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Concertamos con la comunidad científica y médica la atención de la pandemia. Unimos todos los esfuerzos púbicos, privados y comunitarios, ampliamos la capacidad hospitalaria, cuidamos a quienes nos estaban salvando, hasta que pudimos vacunar contra el covid19 a todos, y dejar 8 hospitales, 20 nuevos centros nuevos de salud, un millón de personas atendidas con Salud a mi barrio y mi vereda, y la primera fábrica de vacunas y farmacéuticos del país, para que nunca otra pandemia nos coja fuera de base.
Acordamos con el Concejo, los gremios y el gobierno nacional un plan de rescate social y económico, gracias al cual hicimos la mayor inversión en educación, salud, cuidado, movilidad y reverdecimiento en la historia de la ciudad.
En total ejecutamos en estos 4 años $89 billones de inversión sin un solo escándalo de corrupción. Gracias a los impuestos de los bogotanos, salvamos 126.000 microempresas, rescatamos a 600.000 personas de la pobreza, dejamos a 4.2 millones de bogotanos trabajando, y a la ciudad con las menores tasas de los últimos 10 años de: desempleo 9,3%, informalidad 32% (mientras que la del país es 56%) y pobreza multidimensional 3.8%, (mientras que la del país es 12.9%).
¡Defendimos el Metro! Dejamos la primera línea al 28% de ejecución con sus alimentadoras de la 68, la Cali y el Corredor Verde Séptima. La segunda línea del metro, subterránea a Suba y Engativá, queda en licitación. Creamos la Región Metropolitana con Cundinamarca y de común acuerdo con la Nación estamos ampliando y mejorando las entradas y salidas por la calle 13, la 80, la Autonorte y la Séptima.
Quedan en construcción la ALO sur y el Regiotram de Occidente, al igual que dos nuevos cables aéreos eléctricos, uno en San Cristóbal sur y otro entre Ciudad Bolívar y Soacha; y dejamos rodando 1.485 buses eléctricos. En total, con los 1.000 frentes de obra pública en ejecución, Bogotá tendrá 146 km nuevos de transporte público multimodal, 231 km adicionales de ciclorrutas y 56 km de otras obras viales.
Tengan en cuenta que entre 2008 y 2018 se fueron 10 años en peleas, ni se hizo el metro ni se mejoró Transmilenio, y ¡Solo se construyeron 5 km de transporte público! Por algunos años estaremos en los dolorosos de las obras, pero en el transcurso de los próximos 10 años disfrutaremos los gozosos de mejor movilidad, calidad del aire y productividad.
Y habremos cumplido lo que nos propusimos en el POT, el Plan de Movilidad y el Plan de Acción Climática. Bogotá estará reverdecida tendrá menos contaminación, crecerán en ella 670.000 nuevos árboles, los humedales y reservas estarán protegidas, y su estructura ecológica principal tendrá el 30% más de área.
En educación dejamos una auténtica revolución con 13 nuevos jardines infantiles, 70 nuevos colegíos, 40.000 becas de Jóvenes a la U, 38.000 de todos a la U y 28.000 de Parceros por Bogotá, y mejoras de calidad que ya se notan en las pruebas Pisa y Saber. El Banco Mundial pronostica que de mantener esos esfuerzos, en 10 años Bogotá será la mejor capital en educación de América Latina.
Creamos el Sistema Distrital de Cuidado, abrimos 21 Manzanas del Cuidado y con ellas atendimos a más de medio millón de mujeres y sus familias para relevarlas de la sobre carga de cuidado y devolverles las oportunidades de educación, descanso, generación de ingresos y empoderamiento que la sobrecarga de cuidado no remunerado les había quitado.
En seguridad no tuvimos todos los resultados que queríamos. Dejamos una ciudad con menos homicidios, riñas, lesiones y violencias contra las mujeres, con más cámaras, tecnología, equipamientos de policía y justicia, pero infortunadamente también con más hurtos y mayor extorsión. Esa es mi mayor frustración. La recomposición criminal nacional y global, la impunidad de una paz total mal ejecutada y del sistema judicial atentan contra los esfuerzos de alcaldías y gobernaciones en materia de seguridad y contra la tranquilidad que merecen nuestros ciudadanos.
Construir sobre lo construido es la única manera de lograr que las sociedades y sus ciudadanos progresen. Querido Carlos Fernando, no pierda el rumbo, no ceda a las rencillas políticas ni a las presiones de poder y cortoplacistas, construya sobre lo construido y logre que Bogotá camine más segura. Cuide de esta joya de diversidad, progreso y democracia que es Bogotá. Y cuente conmigo siempre, sobre todo en las malas.
¡Gracias a todos! ¡Nos volveremos a encontrar en el camino!
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