Retrasos y desorden: se alargará la entrega del intercambiador de la calle 72
El consorcio chino compró más tiempo para acabar las obras en la zona donde quedará la última estación de la primera línea. Sin embargo, después de una visita sorpresa, el gerente de la Empresa Metro ve difícil que incluso así pueda cumplir.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
De los 590 frentes de trabajo que conforman las obras de la primera línea del metro, el proyecto de infraestructura más importante del país, el de la calle 72, sigue siendo el que más problemas les están dando a la ciudad y al contratista. Luego de que el consorcio chino a cargo de las obras solicitara más tiempo para terminar los trabajos, las expectativas de que lo hagan en el nuevo plazo previsto son cada vez más reducidas. A pesar de que el pasado 8 de octubre el consorcio compró por casi $600 millones un mes de prórroga, para Leonidas Narváez, gerente de la Empresa Metro, no existe la posibilidad de que el intercambiador se entregue este viernes 8 de noviembre.
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De los 590 frentes de trabajo que conforman las obras de la primera línea del metro, el proyecto de infraestructura más importante del país, el de la calle 72, sigue siendo el que más problemas les están dando a la ciudad y al contratista. Luego de que el consorcio chino a cargo de las obras solicitara más tiempo para terminar los trabajos, las expectativas de que lo hagan en el nuevo plazo previsto son cada vez más reducidas. A pesar de que el pasado 8 de octubre el consorcio compró por casi $600 millones un mes de prórroga, para Leonidas Narváez, gerente de la Empresa Metro, no existe la posibilidad de que el intercambiador se entregue este viernes 8 de noviembre.
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Así lo confirmó tras una visita sorpresa que realizo Narváez y su equipo. Lo que encontraron dejó un mar de dudas respecto al avance de los trabajos. Al parecer, el cambio de subcontratista y el aumento en la mano de obra no alcanzaron para poner al día el cronograma. Si bien los cambios y el incremento de jornadas de trabajo se reflejaron en un avance del 20 % en los últimos días, el diagnóstico de la gerencia de la Empresa Metro no fue el esperado. “Luego del recorrido detallado por el intercambiador de la calle 72, como gerente de la EMB manifiesto gran preocupación por los muchos detalles que faltan y los retrocesos evidentes que afectan obras que ejecuta el concesionario Metro L1″, declaró Narváez.
En ese orden de ideas, el gerente Narváez opinó que los trabajos del intercambiador difícilmente podrán entregarse el viernes 8, cuando vence el plazo adicional. Pero más allá de la fecha límite, el funcionario se mostró consternado por algunas irregularidades en los procesos de construcción y el desorden general que evidenció en su recorrido. Incluso, tras señalar las inconsistencias, advirtió al consorcio que no recibirían cualquier tipo de trabajo, si este no cumplía con las especificaciones y la calidad requeridas para un proyecto semejante.
Vale resaltar la advertencia del gerente de la EMB, sobre todo teniendo en cuenta que la prioridad del contratista, además del deprimido, era la entrega del espacio público complementario del tramo. No obstante, al conocer las declaraciones, ni lo uno ni lo otro estará listo esta semana. De hecho, algo que aumenta las críticas, son las afectaciones a los comerciantes y transeúntes habituales de la zona, que son los principales dolientes de las incomodidades que hace años viene derivando este proyecto.
¿Por qué tanto complique?
Escudriñar las razones por las cuales este tramo ha dado tantos problemas remite, necesariamente, a los factores por los que las obras se suelen retrasar en Bogotá. A la negligencia de los contratistas se suman los problemas con el traslado de redes, las condiciones del suelo de la capital y los períodos de lluvia intensa como los actuales, situaciones que suelen generar desviaciones en el cronograma de entrega. Para el caso del tramo de la calle 72, esta seguidilla de variables no fueron la excepción. Aunque las obras de este intercambiador no conllevan la complejidad de los otros tramos, en donde se está montando el viaducto por el que transitará el metro, ha sido el más problemático y el que mayor historial de retrasos posee.
El equipo constructor inicialmente lo integraban 90 personas. En la pasada administración el consorcio Metro Línea 1 tercerizó la obra, pero el subcontratista no cumplió con los tiempos, fue negligente con el suministro de materiales y, además, se topó con toda clase de tropiezos debido a lo que se escondía bajo los suelos de la calle 72. Esto llevó a que la nueva administración intercediera y el consorcio chino tomara las riendas de la obra en mayo.
El terreno en la calle 72 es un suelo lacustre, es decir, que tiene demasiada agua por debajo. Por ello la zona aledaña se conoce como Unilago. Para comenzar con este proceso fue necesario hacer “muros pantalla”, para contener la tierra excavada. Para mayo se habían construido 198 muros, de un total de 215 unidades. Hoy están casi completos.
En un principio el agua obligó a que la excavación no pudiese llegar más abajo de tres metros, para evitar inundaciones, lo que ralentizó los procesos. El clima tampoco ha ayudado, y cuando diluvia en Bogotá, el grupo debe invertir hasta cuatro horas diarias bombeando agua para que no se empoce el túnel; razón de más, tuvieron que adquirir más máquinas de bombeo para optimizar las labores. Toda excavadora que se necesite es llevada a la 72 cuando se requiere. Las noches son aprovechadas para trasladar y preparar las máquinas, además de otros trabajos como el armado de acero para las columnas de las paredes. Todos los frentes están abiertos siempre. A la fecha registran 17.000 m³ de tierra excavada. Tienen que cavar 10.000 más, en mucho menos tiempo de lo que se logró anteriormente.
“Ad portas” de un proceso sancionatorio.
Con las declaraciones de Narváez, la pregunta obligada apunta hacia lo que ocurriría después del viernes, cuando el contratista no pueda cumplir con lo pactado y se declare oficialmente el incumplimiento. En este sentido, el gerente dio algunas pistas de lo que vendría. “Cumpliendo con lo pactado contractualmente y con el debido proceso, dado el estado de la obra y el desorden que vemos en ella, es cada vez más probable que se llegue a la imposición de sanciones al concesionario Metro Línea 1 por incumplimiento en la entrega de la calle 72″.
De tal forma, considerando las cláusulas del contrato, conocidas por la opinión pública, lo que vendría sería un proceso engorroso que, si bien debe aplicarse, no resuelve el meollo del tramo y las incomodidades que los retrasos en las obras han generado los constantes. No obstante, pese a la preocupación del gerente, todo parece indicar que este nuevo incumplimiento estaba en los planes de la Empresa Metro. Lo anterior se deduce de las mismas declaraciones que Narváez dio tras el primer vencimiento del plazo, el pasado 8 de octubre. En aquella oportunidad, el funcionario advirtió que el tiempo necesario para culminar el tramo se calculaba entre 45 y 60 días, es decir, haría falta un mes más. Esto quiere decir que, al menos desde el punto de vista de la planeación, el Distrito ya veía venir este nuevo retraso.
Así las cosas, con base en información que ha suministrado la EMB previamente, lo que viene después del viernes se catalogaría como un “período de cura”. En esta ocasión, el concesionario y el Distrito deberán sentarse y acordar un nuevo plazo de entrega, así como la compensación económica para obtener este nuevo aliciente temporal. Dicho plazo, con base en las estimaciones de Narváez, no podría extenderse más allá de 2024. Por lo cual, a más tardar a mediados de diciembre, las obras de espacio público y el deprimido deberían ser entregadas a la ciudad. Hasta ahí todo transcurriría conforme a los planes. Sin embargo, de no cumplirse esta nueva prórroga, lo que vendría sería tan problemático como para la ciudad como para la obra del metro.
Aunque el tramo de la 72 no afecta la construcción del viaducto, cuyo proceso parece ir viento en popa, lo cierto es que un proceso por incumplimiento sería el peor de los escenarios. Evidentemente, en caso de un nuevo retraso, el Distrito tendría que aceitar su maquinaria jurídica y activar las cláusulas de incumplimiento del caso. Ante este panorama, a la fecha, sigue siendo poco claro el futuro de la obra y su anhelada culminación.
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