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Una mujer delgada, morena, camina sin rumbo, mojándose los pies. Con cada paso recobra un verso perdido y sigue el andar de los poetas que la precedieron. Navega entre “luciérnagas fantásticas”, evocando un anhelo olvidado, cruzando calles de brujas, donde merodea la luna, una luna “barnizada de blanco”. “La ciudad como un álbum”, piensa la poeta, cada vez que camina por Bogotá, ciudad que convierte sus andenes en versos y sutura sus heridas con la palabra. Ciudad que da a luz al Festival de Poesía en la Radio ‘Reverso, Bogotá’, que llevará este año su caudal a la frecuencia radiofónica capitalina.
Y dará luz a este evento, porque la poesía es el vehículo perfecto para explorar la condición humana y esas “oscuras sugerencias”, a las que se refiere en sus textos la escritora y presidenta del festival Reverso, Piedad Bonnett. Además, de ser una obra con la que se topa todo transeúnte, en cada detalle de la capital, que refleja un fragmento, no solo de supervivencia colectiva sino de convivencia con un territorio, como decía el poeta Ximénez, lleno de “náufragos en el mar de lo urbano”.
Lo que lleva a que hoy en la ciudad cada vez haya más poetas, como lo piensa Santiago Trujillo, secretario de Cultura, para quien no pasó desapercibido que la convocatoria cultural con mayor participación en años pasados fue la de poesía distrital. Conjugando esta realidad con su experiencia en radio y poesía, y la vasta experiencia de la red pública de bibliotecas de la ciudad (Bibliored), la secretaría le apuesta a fomentar la creación poética en todas las etapas de la vida. “Son cientos las personas que usan la poesía para construir un universo sensible en su cotidianidad”, dijo Trujillo a El Espectador.
Se buscan poetas
“Cuando me siento a escribir poesía realizo un collage de las escenas que viví en la ciudad durante el día. Todas las escenas posibles, que se quedaron en mi mente y llegaron a la noche. Elijo alguna de ellas y empiezo a hilar la escena. Capto los colores que vi, los objetos, la música, las sensaciones, los gestos. Ese modo de escribir poesía se convierte en un álbum fotográfico de Bogotá”, cuenta Estefanía Almonacid, poeta bogotana, autora de Zalamera (2021).
Bogotá no pide a gritos poetas. Los poetas le gritan a ella. Y por eso el festival trae un concurso sin precedentes, cuya convocatoria estará abierta del 27 de septiembre al 11 de octubre. “Queremos invitar a toda la ciudadanía que sueña, ama, piensa y siente en clave de poesía a participar en este festival”, añade Trujillo. El concurso viene con una bolsa de premios que alcanza los $100 millones, que se repartirán en cuatro categorías: poesía infantil, poesía desde la juventud, poesía desde la experiencia, y poesía interdisciplinar -categoría que incluye poesía en performance y otros medios-, que no solo premiará la obra, sino el proceso.
La provocación y la insinuación son herramientas tan propias del erotismo como del poeta. Para este festival, las letras vendrán con un ingrediente radiofónico. En su primera edición, “Reverso, Bogotá” tendrá un espacio en cuatro de las emisoras universitarias más importantes de la ciudad: LAUD 90.4 FM Estéreo, Javeriana Estéreo 91.9 FM, la Emisora de la Universidad Nacional, y la HJUT de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
En estas plataformas los finalistas de la convocatoria leerán sus obras, para evaluación final del jurado. En la programación también estará presente LEO Radio, la emisora de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas, y contará con recitales, en los espacios de lectura de la ciudad. “Celebro hacer de la poesía una instancia de encuentro ciudadano y de posibilidad para que cientos de voces se manifiesten. La poesía no es solo un elemento ornamental, es una forma de conocimiento de la realidad que no tiene equivalente en otras artes. Lo que dice la poesía, solo lo puede decir la poesía”, indicó Piedad Bonnett.
El festival viene acompañado de actividades para redescubrir la poesía de la ciudad, la lírica que habita en los barrios, en sus juglares y en la oralidad tradicional. La programación incluirá actividades para todos los públicos, desde talleres, hasta recitales en diferentes puntos de la ciudad.
Reverso
Estefanía comparte su experiencia en diversos certámenes poéticos: “he participado en concursos de poesía y son los espacios perfectos para explorar, apropiarse de lo que se escribe, dan seguridad y ayudan a seguir creyendo en el arte. Además, dan un reconocimiento y eso es provocativo. También es la posibilidad de que otras personas puedan leerte y encontrar otra forma de descubrir la belleza en donde tú no la ves”.
Y es que salir a caminar por Bogotá es leer un gran libro de frases y versos, que exhiben sus calles. Es la ciudad del “verde Platinir”, “siempre a punto de parecerse/ a algo” (Bogotá, 1982, María Mercedes Carranza). Pero también es la ciudad del “largo gemido” (El Transeúnte, Rogelio Echavarría) y la “ciudad de trucos y de azares”, que recorría una Bonnett adolescente en su poema ‘Bogotá’. Lo cierto es que no se trata de una sola Bogotá la que se tiñe en la poesía, sino de las millones de ciudades que habitan en las almas de sus ciudadanos que aúllan, bajo el mismo manto de los cerros.
Que la capital esté cada vez más cerca del pensamiento poético es uno de los grandes propósitos de esta iniciativa. “Hacer un uso creativo del lenguaje y devolverle el valor a la palabra nos parece un acto fundamental de la política cultural. Que lo que escriben se divulgue por la radio; que los concursos se hagan de manera abierta, y que la ciudadanía pueda escuchar cómo escriben nuestros poetas será una experiencia fantástica”, destacó Trujillo.
“De la soledad: una mujer camina sin rumbo horas y horas por la ciudad. Al final de la calle encuentra un teléfono. Nadie contesta”, escribió Carranza en su poema Situaciones. Estefanía camina como esa mujer y en su noche poética atraviesa pasajes musicales en su escrito Bohemia: “Las lámparas se apagan en el destello de las miradas fijas/ se escuchan los búhos en la ciudad/ los cabarets se encienden a plena luz del día”.
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