Yan Carlos Esguerra, exhabitante del Bronx, ha vivido de primera mano la transformación del territorio y sus vivencias han servido para reconstruir la memoria del lugar. / Gustavo Torrijos
Foto: GUSTAVO TORRIJOS
Un ilusionista británico de 1904 decía que la mano es más rápida que la vista, pero que el cerebro es más rápido que la mano, por lo que se debía confundir primero. Tal parece que la teoría de Theodore, como lo llamaban, se aplica en el centro de Bogotá un siglo después. En la mano derecha va el billete, con esa misma se saluda al “vendedor” y la respuesta, más que un apretón, es la entrega de una dosis de droga. “Hay que confundir la mente de los que están cerca para que la acción parezca todo menos la venta de droga”, dicen voces...
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación