Se embolata el Regiotram entre la sabana y Bogotá

Jeimy Villamil, secretaria de Movilidad de Cundinamarca, anunció que se deben modificar los estudios, porque no se ajustan al Plan de Desarrollo de Bogotá. Además, no hay claridad sobre cuánto aportará el sector público.

Camila Guerrero Arciniegas
23 de noviembre de 2016 - 03:00 a. m.
Al menos 210.000 personas al día se beneficiarían con la construcción del proyecto férreo. / Cortesía
Al menos 210.000 personas al día se beneficiarían con la construcción del proyecto férreo. / Cortesía
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El Regiotram (o tren de cercanías), que parecía andar sobre rieles, está embolatado. A pesar de que el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, y el gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, firmaron un convenio para trabajar juntos por la ciudad-región, y el presidente Santos se había comprometido a aportar recursos para el proyecto, la obra está en veremos. Esta vez porque los estudios técnicos y económicos no se ajustan al Plan de Desarrollo del Distrito, según la Gobernación.

Jeimy Villamil, secretaria de Movilidad de Cundinamarca, anunció que los proyectos viales y de transporte planeados por Peñalosa chocan con los estudios del Regiotram. “Los diseños que hicieron los privados estaban desde hace tres años, pero como faltaban ajustes técnicos, la construcción se retrasó. Ahora que todo estaba listo para iniciar la obra, la Alcaldía dijo que en los estudios no se contemplaron los medios de transporte que se harán en Bogotá. Y es cierto: ni el metro elevado ni las nuevas estaciones de Transmilenio se tuvieron en cuenta, porque los diseños se hicieron antes de Peñalosa”. (LEA: Tren de cercanías, a una estación de la realidad)

Fue bajo el modelo de ciudad de Gustavo Petro que Conconcreto, Torrescámara, Vossloh y FGV, empresas originadoras del proyecto, radicaron ante la Gobernación la propuesta de alianza público-privada (APP) para sacar adelante la construcción del llamado tren de cercanías. Sin embargo, este año, con el cambio de administraciones, el proyecto generó desacuerdos entre el gobernador Rey, que insiste en su importancia, y el alcalde Peñalosa, que considera que no se ajusta a los planes de transporte de Bogotá.

El momento de mayor tensión se vivió en abril, cuando hubo un rifirrafe entre ambos funcionarios. En esa oportunidad el alcalde se refirió al proyecto como un “cáncer para la ciudad”, porque implicaba construir un muro que atentaría “contra el urbanismo y la seguridad de Bogotá”. El gobernador, por su parte, se mostró desconcertado, calificó las declaraciones de odiosas y resaltó los beneficios del proyecto. En mayo se aplacaron los ánimos, tras un acuerdo político entre ambos mandatarios, quienes se comprometieron públicamente a unir esfuerzos para sacarlo adelante y dejar atrás las rencillas. (LEA: Choques y acuerdos por la movilidad entre Bogotá y Cundinamarca)

A pesar del compromiso, las diferencias técnicas persisten. Una de las críticas del Distrito es que el estudio no tuvo en cuenta la demanda de trasbordos entre el Regiotram y el SITP, situación que podría generar pérdidas a la capital. Por eso ha pedido que en los estudios quede claro que los integrantes de la APP deben ser los responsables de pagar el descuento que reciben los usuarios cuando pasan de un sistema de transporte a otro. (LEA: Santos pide a Peñalosa y Rey que se pongan de acuerdo para construcción de tren ligero)

Salidas

Ante las observaciones de la Alcaldía, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), encargada de revisar los diseños, propuso contratar a un tercero que valide un solo modelo de demanda de transporte para los proyectos de movilidad de la ciudad-región. Es decir, un ente que defina los costos y la cantidad de transbordos que se deben hacer del ferrocarril al Transmilenio o al SITP.

La propuesta fue aceptada y se acordó que el Departamento Nacional de Planeación (DNP) contrate una firma que establezca el modelo de demanda más adecuado. Eso estaría listo en el primer semestre de 2017. “Después de que se estructure el modelo, que es un insumo necesario para la validación definitiva de la APP, el Ministerio de Hacienda evaluará si para la Nación es viable apoyar el proyecto”, explica Felipe Lota, subdirector de transporte del DNP.

Aunque un nuevo modelo de demanda podría generar mayor concordancia entre el Regiotram y los proyectos de transporte pensados por la administración Peñalosa, la secretaria de Movilidad de Cundinamarca asegura que eso, a su vez, puede cambiar el diseño y el presupuesto que los privados habían planteado en los estudios iniciales. “El proyecto cuesta $5,5 billones, y una cosa estaba clara antes de decidir lo del DNP: el sector público (Nación y departamento) aportarían $1,65 billones (30 % del costo) y los privados, $3,85 billones (70 %). Sin embargo, ya no es seguro que esos porcentajes se mantengan. Las modificaciones que se le hagan al modelo moverán las cifras”.

Si el porcentaje que le correspondía al sector público varía, se pondría en aprietos el futuro del Regiotram. A pesar de que el presidente Santos ha manifestado en varias oportunidades su respaldo al tren, el presupuesto de la Nación para proyectos de movilidad ya está definido. También el de Cundinamarca. Habrá que esperar los resultados del nuevo estudio de demanda para saber cuánto deben poner las partes, y si al sector público le alcanzarán los recursos. Lo cierto es que, por el momento, el ferrocarril sigue embolatado.

Hoy habrá un debate en el Concejo de Bogotá, en el que se discutirá el futuro de los trenes de cercanías y tranvías para la integración regional.

¿Qué es el Regiotram?

El Regiotram es un proyecto férreo que busca conectar los municipios del occidente de Cundinamarca, como Facatativá, Madrid, Funza, Mosquera y El Corzo, con Bogotá. Desde Faca hasta la carrera 10ª, en el centro de la ciudad, donde terminaría el ferrocarril, hay 41 kilómetros. La idea inicial es construir 18 estaciones urbanas y seis rurales. Desde el punto de partida (Facatativá) hasta el centro, el recorrido tardaría 40 minutos. Es decir, una hora y 25 minutos menos de lo que gastan las personas en bus tradicional. De concretarse el proyecto, se beneficiarían 210.000 pasajeros al día.

Por Camila Guerrero Arciniegas

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