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El secretario de Salud confirmó que en lo corrido de este 2024, se han registrado dos casos de mutilación genital femenina en dos menores de la comunidad indígena Embera en Bogotá. Aunque hasta el momento no se conoce donde ocurrieron, Gerson Bermont informó que las víctimas son una bebé de 23 días de nacida y otra niña de 13 años.
“Es una vergüenza que se presente esta violencia por aparentemente temas culturales en poblaciones indígenas. La bebé llegó a nuestros servicios de salud por una condición bastante complicada de salud por esta práctica inadecuada”.
Bermont agregó que en lo corrido de 2023, se han registrado en el país 90 casos de mutilación genital femenina, en diferentes comunidades, de los cuales uno tuvo lugar en la capital.
“Por supuesto tenemos que hacer un trabajo cultural con las comunidades indígenas para entender que esta es una práctica que no puede seguir sucediendo en Colombia. Es triste que el país siga en ese listado. Son 200 millones en el mundo que sufren de esta práctica”, sentenció el secretario de Salud
El Espectador consultó a Jairo Montañez, antropólogo experto en temas étnicos e indicó que la mutilación genital femenina en esta población dejó de practicarse hace mucho tiempo. “Era una de las últimas poblaciones que hacía recurrente esta práctica, que no se tenía registro en territorio al menos desde 2014, dado que en las ciudades nunca se había tenido conocimiento”.
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Sin embargo, ante la alerta del secretario de Salud, Montañez indicó que “es una sorpresa que después de tanto tiempo, de tantos niños nacidos, se identifique esta práctica en dos menores. Es menester recordar también que la Secretaría de Salud debió desarrollar estrategias de fortalecimiento para que estas prácticas no ocurrieran otra vez”.
Por otra parte, el vicegobernador Favio Arias Estévez, vocero de más de 100 familias Embera del Parque Nacional, aseguró a este diario desconocer algún caso de mutilación genital femenina en alguna menor indígena, en este asentamiento de la ciudad.
Según la OMS, la mutilación genital femenina no tiene ningún beneficio para la salud, y causa daños a mujeres y niñas, interfiriendo en las funciones naturales de su cuerpo y aumentando un mayor riesgo de complicaciones para la salud.
Desde Naciones Unidas, la apuesta en 2030 es acabar con esta práctica. Para ello, acotan, es necesario promover la erradicación de esta “terrrible práctica por medio de esfuerzos coordinados y sistemáticos en los que participen las comunidades en torno a la concienciación sobre los derechos humanos, la igualdad de género, la educación sexual y la atención a las víctimas de la ablación”.
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