Sector cultural en Bogotá y su apuesta por ser la economía del futuro
Un estudio del Distrito concluye que las industrias culturales tienen un panorama de crecimiento, y la apuesta es hacerlo sostenible, pero, ¿es viable que se perfile como uno de los pilares claves de la economía de la ciudad?
Daniela Villamarín Solorza
Bogotá es una capital cultural. En muchas esquinas hay arte, música, literatura y gastronomía. Desbordada de conciertos, festivales, librerías, restaurantes, teatros y emprendedores, la oferta cultural se ha venido robusteciendo en los últimos años. Ante este panorama, y con el fin de promoverla, se aprobó en 2019 una política pública que dio vida a 15 Distritos Creativos o espacios geográficamente delimitados, donde convergen la creatividad y el emprendimiento.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Bogotá es una capital cultural. En muchas esquinas hay arte, música, literatura y gastronomía. Desbordada de conciertos, festivales, librerías, restaurantes, teatros y emprendedores, la oferta cultural se ha venido robusteciendo en los últimos años. Ante este panorama, y con el fin de promoverla, se aprobó en 2019 una política pública que dio vida a 15 Distritos Creativos o espacios geográficamente delimitados, donde convergen la creatividad y el emprendimiento.
El plan es formalizar escenarios, promover la cooperación entre actores y resignificar procesos culturales a través de becas, convocatorias, estímulos, capacitaciones, talleres, cursos y programas para fortalecer estos espacios culturales. Pero la ambición va más allá: que sean la economía del futuro en la capital. Al menos es lo que pronostica un estudio que se realizó en cinco Distritos Creativos Priorizados, como La Candelaria-Santa Fe, Centro Internacional, Teusaquillo, Diverso La Playa y San Felipe.
Las razones detrás de tan ambiciosa proyección: por un lado, que la creatividad es un recurso sostenible y renovable. Según la Unesco, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la creatividad no solo estimula la innovación, sino que es insumo para dinamizar la economía. Por el otro, la creación de estos espacios permite articular a todos los actores del panorama cultural, lo que supone el apoyo entre ellos para potenciar sus mercados.
Puede leer: ¿A qué se deben los retrasos en los diseños de la Línea 1 del Metro de Bogotá?
“No creamos nuevos espacios para que la gente llegue, sino para apoyar y promover los que existen, es decir, las aglomeraciones culturales naturales en la ciudad”, cuenta Nathalia Graffe, lideresa del estudio en la Secretaría de Cultura. Su afirmación la respalda Ramón Neira, cofundador de Distrito CH (Distrito Chapinero), al asegurar que la estrategia ha permitido intercambiar experiencias y participar de actividades, estímulos y becas. “Para nuestros eventos, La Red de los Distritos nos ayudó a gestionar invitados, como la Orquesta Filarmónica y periodistas, cosas para las que no se tiene presupuesto”, cuenta.
¿Qué dicen los números?
La cultura y la creatividad podrían parecer bienes intangibles, difíciles de cuantificar en pesos. No obstante, sí es posible dimensionar su aporte a la economía, al analizar las cuentas satélites del DANE, que estudian las cifras de diversos sectores, entre ellos la Cultura y Economía Naranja, que reúne datos de las industrias culturales y creativas. Según el reporte, solo este sector movió $27,7 billones en 2021 (último dato disponible), representados en $7,6 billones del sector de artes y patrimonio, $5,8 de industrias culturales y $14,2 billones de creaciones funcionales. En conjunto, el valor agregado a la economía del país fue del 2,7 %.
En el caso puntual de la capital, los datos son más alentadores: en 2021 el sector cultural aportó $5 de cada $100 de la economía en Bogotá, al mover $13,8 billones ($2 billones más que en 2020). El dato muestra cómo solo la capital concentró casi el 50 % del valor agregado que aportó toda la industria cultural del país, algo que, según Graffe, permite que los agentes culturales vean cada vez más la cultura y la creatividad como un sector económico y no solo como un hobbie.
Ante esto, Catalina Valencia Tobón, secretaria de Cultura, es más optimista que el mismo estudio, al señalar que los datos permiten decir que ya no se trata de la economía del futuro, sino la del presente. “La cuenta satélite nos dio buenas cifras en 2021, cuando aún estábamos medio cerrados. Y es alentador ver la resiliencia y el poder que demuestra económicamente nuestro sector, las industrias culturales y creativas, y el desarrollo del patrimonio y las artes”.
Le podría interesar: Zonas de Parqueo Pago estrenan plataforma para acceder a cupos y pagar por internet
La funcionaria destaca que tras la pandemia este sector creció más que otros, como la construcción y el financiero. “Hay un dato maravilloso: en el primer trimestre de este año la cultura generó casi 150.000 empleos. Lo que vemos es que está empujando la economía del país”. Pero, ¿cómo lograr mayor protagonismo? Para la secretaria es cuestión de voluntad política, para respaldarlo y fortalecer su aporte a la ciudad y el país. “No solo económicamente. La cultura tiene el poder simbólico de cambiar vidas, y eso es clave. Ahí están las grandes transformaciones de este país”.
Más allá de lo económico
Si bien un aporte del 2,7 % a la economía nacional para algunos podría ser un dato marginal, es claro que el sector cultural está en crecimiento y consolidación, si se tiene en cuenta que, según el Foro Económico Mundial, “la creatividad será una de las tres habilidades necesarias en el mercado laboral del futuro”. Por eso, para Luis Felipe Aguado, Ph.D., profesor de economía y codirector del Observatorio de Economía Creativa y Cultural de Cali, en la actualidad se erige como uno de los pilares de la economía nacional.
“Hoy en día las ciudades se entienden diferente. Hasta los años 70 creíamos que las ciudades eran territorios que aglomeraban factores productivos: la tierra, el trabajo y el capital. Hoy no se comercializan bienes y servicios, sino experiencias. Por eso la cultura termina siendo un factor que determina la competitividad de las ciudades, tan importante como la misma construcción, que creemos inmensa en términos de su contribución al Producto Interno Bruto (PIB)”, asegura.
Y es que, para Aguado, más allá de lo económico, la cultura tiene un valor diferencial: todo bien cultural es un bien económico, pero no todo bien económico es un bien cultural. Insiste en que con cada peso que se invierte en este sector se impactan otros 25 sectores. “Tiene la capacidad de generar ingresos y empleo, pero también impacta socialmente el territorio con la promoción de valores, el fomento a la diversidad y la inclusión, y la preservación de las expresiones que reflejan el patrimonio de una comunidad”, añade Aguado.
Análisis que coincide con el estudio de los Distritos Culturales de Bogotá, el cual da una conclusión clave: “La economía creativa es inclusiva, en la que si bien hay un alto componente de empleo informal, encontramos muchos grupos sociales, como mujeres y jóvenes, algunas veces más que en otros sectores económicos. Es una economía que empodera a las comunidades, permitiéndoles fortalecer su identidad local y exportando su talento y diversidad cultural”.
Los retos del sector
Si bien la delimitación del espacio, el cierre de brechas de capital humano, las becas, las convocatorias, los estímulos, las capacitaciones, los talleres, cursos y programas definitivamente fortalecen estos espacios culturales, al darles a sus actores nuevas herramientas para ser sostenibles en el tiempo y potencian espacios donde convergen diferentes opciones culturales, los distritos tienen muchos retos que deberán sortear, para que los esfuerzos se vean reflejados en nuevas formas de consumo cultural.
Lea también: Colombia tiene nuevo Código Electoral: voto electrónico mixto y otras medidas
Así lo creen los representantes de algunas iniciativas de los distritos culturales, quienes indican que sigue haciendo falta pasar de la teoría (la delimitación geográfica) a la práctica, para que la creación de estos distritos no se limite a una caracterización de sus agentes por la administración, sino que se materialice en nuevas dinámicas de consumo cultural. Para lograrlo, Andrés Felipe Pardo, socio principal de Proyecto Binario, centro cultural del barrio San Felipe (en Barrios Unidos), considera que hace falta mayor articulación en los procesos para garantizar su continuidad.
Según explica, los esfuerzos llegan por diferentes frentes, como las secretarías de Cultura y Movilidad o el Instituto Distrital de Turismo (IDT), pero cada una por su lado. “Todos empiezan a hacer cosas, pero no hay una gran articulación en el Distrito. Tienen buenas intenciones, pero nada termina siendo formal hasta que toca tomar la foto”, indica Pardo.
Los gestores apuntan a que hay una necesidad imperante por conservar los procesos que se hacen con la comunidad y encontrar una forma de que estos sean complementarios y no independientes. La cultura es transversal a todas las esferas de la vida y, por ende, debería abordarse desde cada uno de estos sectores, pero de manera articulada, resaltan.
“Creemos que hay buenas voluntades, pero si no se conectan con los agentes que están en campo, que son quienes conocen el territorio, la gente y las dinámicas, es imposible que se mantengan a largo plazo y tengan cabida en la vida cultural de los distritos”, afirma Ramón Neira, cofundador de Distrito CH, sobre su experiencia con el Distrito Creativo Diverso-La Playa, en Chapinero.
“Están destinando recursos importantes y hay una nueva visión de trabajo. Tienen que seguir por ahí, ¿cómo nos conectamos con los agentes para que estos distritos no sean territorios sin dolientes”, cuestiona.
Otro de los retos es encontrar una forma de que los ciudadanos conozcan la existencia de estos Distritos Creativos y su oferta cultural, que se concentra en pocas cuadras, para que puedan acceder a ella con mayor facilidad y de manera más recurrente. “Si vienes a San Felipe, no reconoces, estando en la calle, que se trata de un Distrito Creativo. Ves un barrio común y corriente. Por eso creo que resaltar más los distritos culturales es lo que le falta al desarrollo del programa. ¿Cómo logramos que la gente entienda que este es un Distrito con una amplia oferta cultural?”, dice Pardo, quien agrega que el ambiente que deberían tener de manera permanente estos espacios solo se genera cuando hay circuitos especiales, como es el caso de Open San Felipe.
Puede leer: En imágenes: Esta es la red criminal del exsenador Mario Castaño
Por su parte, los agentes culturales deben buscar estrategias que les permitan cambiar los discursos sobre la forma de consumir y percibir la cultura, desde su valor en la apropiación del espacio público y los cambios positivos en el imaginario de ciudad cuando los espacios se vuelven epicentros culturales.
Finalmente, la seguridad no es un factor ajeno a este propósito de convertir la cultura en la economía del futuro. “Lastimosamente, la inseguridad también se ha dado cuenta de que a San Felipe han llegado un montón de proyectos culturales, con un poder adquisitivo un poco mayor al de uno barrial, y por eso los robos también se han incrementado”, cuenta Andrés Felipe Pardo, artista de San Felipe.
Es necesario que a los ciudadanos se les garantice la seguridad suficiente para asistir a estos nuevos escenarios. No hay forma de que los bogotanos se aproximen a la cultura si la inseguridad que la rodea sigue latente en los contextos que pretenden fomentar.
A pesar de esto, el Distrito dice tener una meta clara: buscar para el sector cultural y los Distritos Creativos “una senda de crecimiento sostenido y creciente, que logre incrementar la inversión productiva, la generación de empleo y la calidad de vida para sus actores. Para lo anterior, las condiciones del entorno empresarial en los DC son determinantes para lograr las metas de crecimiento y desarrollo, consolidar y facilitar la actividad de las empresas existentes y crear condiciones a las nuevas empresas para su sostenibilidad y crecimiento”.