Seguridad en Bogotá: una cuestión más allá de las cifras
Durante un año y medio de mandato, Bogotá ha tenido que enfrentar una pandemia, un paro nacional y la renuncia de su secretario de Seguridad. ¿Qué tan complejo está el panorama?
Nicolás Díaz Roldán
Lo ocurrido en 2020 y 2021 no ha sido fácil de manejar para ningún gobierno, y Bogotá no ha sido la excepción. Entre cuarentenas y reaperturas, la capital tuvo que lidiar con la crisis económica que generó la pandemia, que evidenció grandes brechas sociales y, a pesar de que las cifras decían lo contrario, aumentó la percepción de inseguridad. A esto se sumó otra crisis: el estallido social. El 28 de abril inició el paro nacional, el cual se extendió no solo con la participación masiva de la gente en las calles, sino con alteraciones al orden público, enfrentamientos y disturbios.
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Lo ocurrido en 2020 y 2021 no ha sido fácil de manejar para ningún gobierno, y Bogotá no ha sido la excepción. Entre cuarentenas y reaperturas, la capital tuvo que lidiar con la crisis económica que generó la pandemia, que evidenció grandes brechas sociales y, a pesar de que las cifras decían lo contrario, aumentó la percepción de inseguridad. A esto se sumó otra crisis: el estallido social. El 28 de abril inició el paro nacional, el cual se extendió no solo con la participación masiva de la gente en las calles, sino con alteraciones al orden público, enfrentamientos y disturbios.
Allí, en pleno caos, se dio la renuncia de Hugo Acero a su cargo como secretario de Seguridad, decisión que generó sorpresa. No obstante, el exfuncionario entregó el balance de su año y medio de gestión, resaltando la disminución de nueve delitos de alto impacto, el trabajo para reducir el hacinamiento carcelario y el avance en obras para la Policía.En su reporte se hace una comparación entre las cifras del año 2019, 2020 y parte de 2021.
De esta forma, según indicó, se logró la reducción de varios delitos, como el hurto al comercio, al pasar de 51 casos diarios a 29 (bajó 43 %); el hurto a personas, que pasó de 350 denuncias diarias a 234 (bajó 33 %), y los delitos sexuales, que pasaron de 17 diarios a 14 (bajó 21 %). Aunque se presentó un cambio importante, otros delitos como los homicidios se mantuvieron igual, con tres casos diarios y el hurto de bicicletas, que fue el saldo rojo de esta administración, al aumentar 30 %, al pasar de 22 casos diarios a 29.
Acero resaltó, además, el avance con una nueva URI, una Casa de Justicia, un Centro de Traslado por Protección, una Unidad de Atención de Jóvenes del Sistema de Responsabilidad Penal de Adolescentes y un nuevo CAI, que se abrirán en septiembre en Bosa. A esto se suma el acuerdo para incorporar nuevos policías con becas financiadas por el Distrito: 1.714 este año, 2.500 en 2022 y 2.000 en 2023.
Continuar esa senda será tarea de Aníbal Fernández, quien en su posesión ayer como nuevo secretario dijo que impulsará un modelo de convivencia y seguridad enfocado en el respeto a los derechos humanos, fortaleciendo la institucionalidad y con la cero tolerancia con la impunidad.
Cifras en contexto
Si bien la reducción de delitos ha sido uno de los aspectos que más resalta la administración, para expertos en seguridad hay que ver las cifras en contexto y tener en cuenta el impacto de la pandemia, pues evidentemente con menos gente en las calles, era previsible que los delitos disminuyeran. Por lo tanto, para John Anzola, experto en seguridad, para 2021 con la “nueva normalidad” realmente se verá el trabajo, al poder comparar las cifras de un año como 2019, donde las circunstancias no fueron atípicas.
Esta idea la comparte César Restrepo, director de Seguridad Urbana de Probogotá, quien manifiesta que desde la administración hubo un error al considerar el comportamiento de la violencia y el crimen en 2020 como el resultado de su gestión y no por el contexto, razón por la cual, con las reaperturas, estos índices seguramente subirán. Así las cosas, al evaluar las cifras de seguridad del primer semestre de los tres últimos años se evidencia el fuerte cambio que generó la pandemia y que ahora con la reactivación reflejará mejor la realidad.
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Lo primero es el cambio en las cifras del hurto a personas, que pasó de 58.888 denuncias en 2019 a 39.917 en 2020, reducción que se explica por las cuarentenas. No obstante, este año el panorama cambia, pues las denuncias repuntaron a 45.345, que si bien son menos que hace dos años, sí marcan una tendencia. Otro caso es el del robo de celulares, que registró 29.401 casos en 2019, 22.324 en 2020 y ahora va en 25.446 en 2021.
En donde sí hay preocupación es en los homicidios, que sin importar la situación sanitaria, viene en aumento constante al pasar de 479 en 2019 a 506 en 2020 y ahora a 613 en 2021. Un caso similar se evidencia con el hurto de motocicletas con 1.830 en 2019, 1.543 en 2020 y 2.081 en 2021. Finalmente, el hurto de bicicletas pasó de 3.714 en 2019, aumentando a 4.918 el año pasado y cerrando el primer semestre de 2021 en 4.810, superando 2019, cuando no había pandemia.
En conclusión, el verdadero examen será este año, ya que con la reactivación se retoma en parte la normalidad, con la diferencia de que la pandemia sigue y se requiere atender urgentemente el estallido social. Por lo tanto, para Anzola y Restrepo las prioridades para el nuevo secretario de Seguridad deberán ser reconstruir la confianza de la ciudadanía en las autoridades, recuperar la importancia de la Secretaría de Seguridad y direccionar el rumbo enfocado, más allá de cifras, en resultados.