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                                                                                                                                Señorita María: la ilusión de recuperar su espacio en la montaña

                                                                                                                                María Luisa Fuentes Burgos asegura que fue engañada por quien llegó a ser su pareja sentimental hace tres años. La mujer trans, protagonista de un documental que visibilizó su historia en el municipio de Boavita (Boyacá), terminó en Bogotá, sin propiedades ni fama y huyendo de la estigmatización por su identidad de género.

                                                                                                                                María Luisa Fuentes tiene 52 años y no pierde la esperanza de encontrar una pareja estable. / Óscar Pérez
                                                                                                                                Foto: El Espectador - Óscar Pérez
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Desde que su rostro, pero sobre todo su falda, salió en un documental, su vida pasó del reconocimiento de las cámaras y los reflectores, enfocándole esos rasgos masculinos que no puede ocultar (ni con gafas, gorra y tapabocas), a unos infortunados eventos, que no se comparan con el día en el que murió la única mujer que la ha comprendido en este mundo, desolador y hostil, que puso en tela de juicio su orientación sexual y género.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Ella dice que fue engañada hace tres años y por eso perdió la finca en donde grabaron el documental que la puso en la palestra pública. Hoy está sin casa, con la desilusión a flor de piel, viviendo como nómada y hasta comiendo, a ratos, de los desechos que van a parar a la basura; pero, como buena creyente, no pierde la fe y dice que esas “son pruebas de Dios”, como tratando de justificar su desamparo.

                                                                                                                                El predio que algún día fue suyo hoy está en manos de un hombre, quien dijo amarla y hasta le prometió que se casarían, pero todo fue mentira. Hay días en los que la decepción es tanta, que quisiera no recuperar su casa, olvidar todo lo que pasó y hacer una nueva vida en Bogotá; pero, cuando le da un impulso, busca a quien un día fue su amor para insistirle en que le devuelva lo que es de ella y se la quitó llenándola de ilusiones.

                                                                                                                                Legalmente, la batalla no estaría perdida. Pese a que un certificado de tradición, emitido por la Oficina de Instrumentos Públicos de Soatá (Boyacá), indica que la propiedad ya no pertenece a María, de acuerdo con José Luis González, abogado urbanístico, especializado en Derecho Administrativo y contratación pública, una vía para recuperar el predio sería una demanda penal. Esto, debido a que el caso podría ser tipificado como estafa.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Su círculo social se amplió. Pasó de compartir con un par de ancianos, que vivían en las fincas cercanas a la suya, a codearse con personajes públicos. Así fue como conoció a Richards Gregorio Varela Peña, un hombre quien dice ser diseñador de modas y es oriundo de Venezuela. “Casi dos años después del documental, una amiga me llevó a la casa de él. Allá lo conocí”, cuenta María.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La relación, que empezó como una amistad, se consumió con misteriosa urgencia y en febrero de 2019, paralelo a las promesas de matrimonio, se ajustaron las escrituras de la finca ubicada en la vereda Río de Arriba, en Boavita (Boyacá), la cual era de Fuentes Burgos, por derecho de pertenencia, desde el 2015. La promesa, dice ella, era que, con la finca a su nombre, Richards la vendería para comprarle un apartamento. “Yo, la realidad, me dejé creer”, agrega.

                                                                                                                                Firmados los documentos, y estipulado que el predio había sido dado en calidad de donación de María Luisa a Richards Gregorio, la relación cambió. La pareja alcanzó a vivir junta, “le cocinaba, le lavaba, pero luego empezó a tratarme mal”. Como se separaron, nunca existió el tan prometido matrimonio. La fama se acabó y empezó la desgracia.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “[El documental] me trajo mucha desgracia, muchos problemas. Vivía tranquila allá en mi finca. Estaba encerrada en el monte sin ningún problema. Pero ahora me molestan mucho. Yo me vine para acá, con el fin de que hicieran algo por mí, pidiendo ayuda (…). La finca está allá, está en líos, confié en esa persona [Richards Varela] y hoy en día me está haciendo la guerra y la vida imposible”, asegura María.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Como si la vida se hubiera ensañado con ella, ahora resulta que además de lidiar con lo que sería una estafa, resulta que, según se lee en el certificado de tradición del predio, el 15 de julio del año pasado Richards Varela hipotecó la propiedad a un hombre identificado como Diego Armando, a quien este diario intentó contactar, pero no fue posible.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Turno para la justicia terrenal

                                                                                                                                Ante esta situación, el abogado urbanístico José Luis González plantea que, frente a la figura de donación, como quedó estipulado el modo de adquisición del predio que le cedió María Luisa a Varela Peña, es un contrato que, por norma general, es irrevocable y tiene una excepción mínima. “Que la parte que recibió la donación no haya sido notificada de la misma y no haya hecho acto de aceptación”, pero que no aplica para este caso.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Otra posibilidad para que María recupere su finca es que se demuestre que fue engañada, hecho que se podría calificar como estafa. “Si ella prueba que fue engañada, que él se metió con ánimos de enamorarla; a los meses le hizo firmar los documentos, y que la engañó, porque le dijo que él le iba a comprar el apartamento, entonces ya se podría adelantar un proceso, pero ante la justicia penal”, concluye el profesional.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Habrían sido esas costumbres machistas, que la cercaron desde pequeña, las que hicieron de ella una mujer crédula e ingenua, que pone sobre sí misma las necesidades ajenas y justifica cualquier acción que la vulnera con un “así lo quiso Dios”. Sus manos gruesas, ásperas y marcadas por el transcurrir en el campo, no son nada semejantes a la nobleza que dicta con su voz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Los días de la señorita María pasan entre súplicas y llamadas de quienes le prometen dinero y donativos, pero cuando arriba a los puntos de encuentro nunca hay nadie. “Esto es una burla”, dice. Por lo pronto desea que la caridad no la abandone y la gente de buena fe siga haciendo lo propio, esto mientras Dios se apiada de ella, le devuelven el terreno o le llega el amor que tanto añora, para que de una vez por todas cambie su vida.

                                                                                                                                María Luisa Fuentes tiene 52 años y no pierde la esperanza de encontrar una pareja estable. / Óscar Pérez
                                                                                                                                Foto: El Espectador - Óscar Pérez
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Desde que su rostro, pero sobre todo su falda, salió en un documental, su vida pasó del reconocimiento de las cámaras y los reflectores, enfocándole esos rasgos masculinos que no puede ocultar (ni con gafas, gorra y tapabocas), a unos infortunados eventos, que no se comparan con el día en el que murió la única mujer que la ha comprendido en este mundo, desolador y hostil, que puso en tela de juicio su orientación sexual y género.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Ella dice que fue engañada hace tres años y por eso perdió la finca en donde grabaron el documental que la puso en la palestra pública. Hoy está sin casa, con la desilusión a flor de piel, viviendo como nómada y hasta comiendo, a ratos, de los desechos que van a parar a la basura; pero, como buena creyente, no pierde la fe y dice que esas “son pruebas de Dios”, como tratando de justificar su desamparo.

                                                                                                                                El predio que algún día fue suyo hoy está en manos de un hombre, quien dijo amarla y hasta le prometió que se casarían, pero todo fue mentira. Hay días en los que la decepción es tanta, que quisiera no recuperar su casa, olvidar todo lo que pasó y hacer una nueva vida en Bogotá; pero, cuando le da un impulso, busca a quien un día fue su amor para insistirle en que le devuelva lo que es de ella y se la quitó llenándola de ilusiones.

                                                                                                                                Legalmente, la batalla no estaría perdida. Pese a que un certificado de tradición, emitido por la Oficina de Instrumentos Públicos de Soatá (Boyacá), indica que la propiedad ya no pertenece a María, de acuerdo con José Luis González, abogado urbanístico, especializado en Derecho Administrativo y contratación pública, una vía para recuperar el predio sería una demanda penal. Esto, debido a que el caso podría ser tipificado como estafa.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Su círculo social se amplió. Pasó de compartir con un par de ancianos, que vivían en las fincas cercanas a la suya, a codearse con personajes públicos. Así fue como conoció a Richards Gregorio Varela Peña, un hombre quien dice ser diseñador de modas y es oriundo de Venezuela. “Casi dos años después del documental, una amiga me llevó a la casa de él. Allá lo conocí”, cuenta María.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Firmados los documentos, y estipulado que el predio había sido dado en calidad de donación de María Luisa a Richards Gregorio, la relación cambió. La pareja alcanzó a vivir junta, “le cocinaba, le lavaba, pero luego empezó a tratarme mal”. Como se separaron, nunca existió el tan prometido matrimonio. La fama se acabó y empezó la desgracia.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “[El documental] me trajo mucha desgracia, muchos problemas. Vivía tranquila allá en mi finca. Estaba encerrada en el monte sin ningún problema. Pero ahora me molestan mucho. Yo me vine para acá, con el fin de que hicieran algo por mí, pidiendo ayuda (…). La finca está allá, está en líos, confié en esa persona [Richards Varela] y hoy en día me está haciendo la guerra y la vida imposible”, asegura María.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Como si la vida se hubiera ensañado con ella, ahora resulta que además de lidiar con lo que sería una estafa, resulta que, según se lee en el certificado de tradición del predio, el 15 de julio del año pasado Richards Varela hipotecó la propiedad a un hombre identificado como Diego Armando, a quien este diario intentó contactar, pero no fue posible.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Turno para la justicia terrenal

                                                                                                                                Ante esta situación, el abogado urbanístico José Luis González plantea que, frente a la figura de donación, como quedó estipulado el modo de adquisición del predio que le cedió María Luisa a Varela Peña, es un contrato que, por norma general, es irrevocable y tiene una excepción mínima. “Que la parte que recibió la donación no haya sido notificada de la misma y no haya hecho acto de aceptación”, pero que no aplica para este caso.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Otra posibilidad para que María recupere su finca es que se demuestre que fue engañada, hecho que se podría calificar como estafa. “Si ella prueba que fue engañada, que él se metió con ánimos de enamorarla; a los meses le hizo firmar los documentos, y que la engañó, porque le dijo que él le iba a comprar el apartamento, entonces ya se podría adelantar un proceso, pero ante la justicia penal”, concluye el profesional.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Pese que existen opciones, María no tiene claro cuál es el proceder y tampoco tiene el apoyo jurídico para emprender el camino, montaña arriba, y recuperar su hogar. Hoy en día aplaca el malestar emocional caminando más de una hora desde la parte alta de Suba hasta una iglesia al norte de Bogotá, para llegar a la misa de 6:00 p.m. Allá, entre alabanzas y con las rodillas maltratadas de tanto rogar, le insiste al cielo que no se olvide de sus necesidades.

                                                                                                                                Habrían sido esas costumbres machistas, que la cercaron desde pequeña, las que hicieron de ella una mujer crédula e ingenua, que pone sobre sí misma las necesidades ajenas y justifica cualquier acción que la vulnera con un “así lo quiso Dios”. Sus manos gruesas, ásperas y marcadas por el transcurrir en el campo, no son nada semejantes a la nobleza que dicta con su voz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Los días de la señorita María pasan entre súplicas y llamadas de quienes le prometen dinero y donativos, pero cuando arriba a los puntos de encuentro nunca hay nadie. “Esto es una burla”, dice. Por lo pronto desea que la caridad no la abandone y la gente de buena fe siga haciendo lo propio, esto mientras Dios se apiada de ella, le devuelven el terreno o le llega el amor que tanto añora, para que de una vez por todas cambie su vida.

                                                                                                                                Temas recomendados:

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