Ser joven y niño sin salud mental en Bogotá
Uno de cada 34 estudiantes ha tenido ideas suicidas. Fortalecer los entornos de familia y colegio, implementar políticas públicas existentes y sumar más acompañamiento psicológico, con personal idóneo en el entorno escolar, son factores fundamentales para la prevención, dicen los expertos.
María Angélica García Puerto
Este jueves 10 de octubre se celebra el Día mundial de la Salud Mental, una fecha para recordar la importancia de prestarle atención a un mal silencioso que amenaza a los ciudadanos. En Colombia, según datos del Ministerio de Salud, el 66,3 % de los habitantes declararon haber enfrentado en algún momento problemas de estabilidad emocional, siendo los jóvenes y las mujeres los más afectados.
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Este jueves 10 de octubre se celebra el Día mundial de la Salud Mental, una fecha para recordar la importancia de prestarle atención a un mal silencioso que amenaza a los ciudadanos. En Colombia, según datos del Ministerio de Salud, el 66,3 % de los habitantes declararon haber enfrentado en algún momento problemas de estabilidad emocional, siendo los jóvenes y las mujeres los más afectados.
Por su parte, Medicina Legal reporta que, con corte a agosto, se habían presentado 1.942 suicidios en el país, 5,8 % menos que en el mismo período de 2023. En medio de ese panorama, Bogotá lidera el ranking (229), seguida de Medellín (125) y Cali (79). Asimismo, los hombres siguen siendo los que más se quitan la vida, siendo los jóvenes, entre los 18 a 28 años (548), las principales víctimas, seguidas de los adultos entre 29 y 44 años (534).
“Esas conductas se pueden presentar después de muchos factores de alerta. Por ejemplo, si una persona tiene circunstancias externas y llega un evento concreto que funciona como detonante –una ruptura amorosa, pérdida económica, desastre natural, etc.– puede presentar ideación o conducta suicida”, explica Yahira Guzmán, psiquiatra y docente de la Universidad de La Sabana.
Sumado a esto, existen otras variables asociadas a rasgos de personalidad impulsivos o niveles altos de ansiedad y malestar, como lo resalta Juan Camilo Restrepo, PhD en psicología clínica. “En muchas ocasiones no se trata del deseo per se de no vivir más, sino de la desesperación por atenuar el sufrimiento que están atravesando”.
La salud mental de los jóvenes
Una investigación de la Universidad Nacional y la Secretaría de Educación en 2023, que se adelantó con 10.000 niños y adolescentes de 20 colegios públicos de la ciudad, revela la importancia de estar alerta, puntualmente después de pandemia. Según el estudio, los efectos de la temporada de aislamiento hizo mella y hoy uno de cada ocho estudiantes de secundaria ha pensado en hacerse daño, uno de cada 15 lo intentó y uno de cada 34 intentó suicidarse, presentando un consumo tres veces mayor de alcohol, cigarrillo y marihuana.
De igual forma, de los 775 presuntos casos reportados de conducta suicida, 561 sucedieron en colegios oficiales y 214 en privados, siendo las mujeres las principales protagonistas, al representar el 63 % de los casos. Los datos llevan a resaltar la importancia de estrategias como los gimnasios socioemocionales del colegio La Giralda, del barrio Las Cruces, en el que los alumnos, en un cuarto de no más de 20 metros cuadrados, aprenden a gestionar sus emociones, resolver conflictos pacíficamente y a fortalecer su salud mental. Esto mostró resultados significativos en 2023, con una reducción del 67 % en los problemas de convivencia escolar y manteniendo las tasas de deserción escolar por debajo del 1 %.
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Sin embargo, es claro que falta más. Según datos de la concejal María Clara Name (Alianza Verde), a partir de un informe del Laboratorio de Economía de la Educación, de la Universidad Javeriana y la Organización Welbin, en los colegios privados hay un profesional psicosocial por cada 269 estudiantes, mientras que en los oficiales la proporción es uno por cada 820 alumnos.
“Es deficiente efectivamente los profesionales que se tienen, pero quienes más deben tener conocimiento, y esto es parte de la estrategia y de rehabilitación basada en comunidad, es muchísimo más efectivo la capacitación a los docentes y a los líderes estudiantiles para la identificación en el marco del diálogo y en los centros de escucha, calma y líneas de atención inmediata, porque se pueden solucionar los problemas en ese nivel sin la necesidad de iniciar las rutas de atención en salud cuando es necesario por supuesto es necesario”, manifestó el secretario de Salud, Gerson Bermont.
Sobre esto, Luis René Bautista, coordinador del comité de incidencia en política pública en crianza sin violencia del Colegio Colombiano de Psicólogos, resaltó que “está bien cualquier iniciativa que intente cuidarnos y sobre todo orientada a la educación y capacitación. Ahora, la clave es tener unos mecanismos muy claros porque si los capacitadores no están bien capacitados, lo que van a hacer es profundizar y agudizar el problema”.
Otros datos más recientes, según el análisis de casos reportados en el Sistema de Alertas de la SED, recopilados en el Boletín semestral del Observatorio de Convivencia Escolar (OBCE), en el primer semestre de 2024 se reportaron 4.539 casos de conducta suicida, principalmente en la adolescencia (74,86%), seguidos de la infancia (18,33%), la adultez (6,70%) y la primera infancia (0.11%).
Los principales factores de riesgo son conductas autolesivas, violencia familiar, trauma emocional, problemas familiares, económicos, desempleo, entre otros, y dificultades académicas. “Una salud mental deficitaria en niños y jóvenes puede terminar afectando la manera en que se vinculan con otros, su rendimiento académico o laboral, impactos como baja autoestima y mayores dificultades para disfrutar su vida, el adaptarse a nuevas situaciones o también ser más proclives a utilizar la violencia como medio de solución de conflictos”, explica el doctor David González, psicólogo clínico y profesor del Centro de Educación Emocional de la U. del Rosario.
Y es que estos factores, la misma Secretaría de Salud los ha mapeado en el estudio “Salud mental en Bogotá, D. C. 2023″, donde se obtuvo que los problemas más frecuentes en las niñas y niños son para fijar y mantener la atención o concentrarse (34.38 %), jugar poco con otras/os niñas/os (32.91 %) y asustarse o ponerse nerviosas/os sin razón (31.21 %).
Incluso, los discriminó por estratos encontrando que en el más bajo el principal problema está relacionado con aprender matemáticas (34,46 %); en el estrato 2, con fijar y mantener la atención o concentrarse (37.19 %), al igual que en los estratos 4, 5 y 6 (57.01 %). En el estrato 3 es haber sido víctima de abusos o maltrato físico o psicológico por compañeras/os del colegio (33.6 %), y para las niñas y niños en zona rural el problema más frecuente es que están comiendo poco, por lo que han bajado de peso y/o se han estancado en su crecimiento (86,67 %).
Situaciones que poco han cambiado en este 2024, pues la Secretaría de Educación informó que el 47,5 % de las niñas y niños de 0 a 5 años no cuentan con atención integral, el 43 % termina el bachillerato sin poder hacer operaciones matemáticas básicas y el 33 % sin comprender un texto.
Por ello, para expertos como el doctor Luis René Bautista, es importante la necesidad de abordar la salud mental desde la educación y no en términos de salud.
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“Necesitamos familias educadas para promover un proyecto de vida armonioso de los niños. Colegios bien educados para que respeten los derechos de los niños y no incurran en tratos degradantes o crueles. Una sociedad bien educada para que aprenda a valorar los procesos y momentos de la infancia y adolescencia”.
¿Y el futuro de salud mental?
Frente a este desolador panorama, la actual secretaria de Educación, Isabel Segovia, respondió que diseñaron varias estrategias en torno al fortalecimiento con las familias, educación integral de la sexualidad y un programa socioemocional con énfasis en prevención del acoso y hostigamiento, así como en salud mental.
“Estamos encontrando otra problemática que son niños suicidándose. Ahí hay una atención específica. Todos los colegios de Bogotá tendrán atención y haremos evaluaciones. No es llegar con el programa, sino evaluar cómo recibimos a las y los niños, y cuáles son los cambios de comportamiento. Ya tenemos una primera identificación por institución, donde están las principales problemáticas. Lo que estamos haciendo es abordarlos con un foco específico”, agrega Segovia.
Entonces, ¿qué se debe hacer en términos de prevención? El doctor Bautista señala que es importante satisfacer las necesidades fundamentales de los menores, teniendo en cuenta también aspectos como el cuidado y el afecto. “Si como sociedad, familia y colegios garantizamos los derechos de los niños, niñas y adolescentes, el riesgo de suicidio va a disminuir tremendamente”. Y agregó: “Tenemos una política pública que prohíbe el castigo físico y los tratos crueles a los menores, pero esta Alcaldía debería implementarla, considerando que en 2022, a través de un decreto, se adoptó para la ciudad. Hace falta que se profundice en el cuidado y también el tema de la prevención”. En respuesta, la secretaría de Salud señaló que le están apostando a esta implementación por medio de audiocuentos y campañas de prevención.
Finalmente, para González factores como el cambio climático, la escasez alimentaria, la soledad en las ciudades y la hiperproductividad laboral son variables que afectan la salud mental. “Las familias tienen que hacer un mejor ejercicio de su agencia, pero también es que los niños, niñas y jóvenes tengan mayor participación para responder qué quieren de su salud mental y cómo cuidarlos más, cumpliendo sus expectativas y atendiendo mejor sus necesidades”. Por ahora el panorama plantea la urgencia de reforzar las estrategias para evitar que la salud mental vaya en franco deterioro.
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