Sida y tuberculosis, males más recurrentes en indigentes
Los habitantes de la calle conforman la población con mayores quebrantos de salud, debido a su condición y a las drogas.
Laura Juliana Muñoz
Fue la tuberculosis la que lo sacó de esa calle donde parecía que todas las maldiciones del mundo se juntaran. Henry Camargo (quien no quiso revelar su verdadero nombre), de 32 años, tosía ya sin fuerza sobre el pavimento y todo lo que veía se reducía a un punto negro. Uno, dos, tres disparos, un plum de basuco, un negocio sucio transado entre susurros. El Bronx, ubicado en la localidad de Los Mártires, seguía su ritmo normal y Camargo ni lo notaba. Ardía en fiebre y su cuerpo de 1,70 metros de estatura era una pluma de 40 kilos anclada a la tierra sólo por el peso de la conciencia.
Mendigó, robó, vendió estupefacientes y traficó con todo tipo de armas. El dinero no faltaba y con él podía acceder a las delicias momentáneas del vicio. Entonces, a cualquier hora del día, Camargo pedía una pipa prestada para fumar basuco. Así, con un utensilio comunitario, fue como contrajo la tuberculosis.
De acuerdo con Lilia Edith López, del Programa de Prevención y Control de la Tuberculosis en la Secretaria Distrital de Salud (SDS), los habitantes de la calle son la población con la tasa más alta de mortalidad por causa de la tuberculosis. El total de contagiados fue de 30, es decir, que el 5% del total de diagnosticados por esta causa son indigentes. Según la Secretaría de Gobierno, en Bogotá hay cerca de 14.000 habitantes de la calle.
Las dolencias más comunes de esta población son las enfermedades respiratorias, sobredosis de droga, infecciones y heridas por riñas callejeras. Las enfermedades de transmisión sexual son la problemática más grave, pues viven a la intemperie o en hacinamiento, en precarias condiciones de aseo, con desnutrición, a merced de la droga y con escasos conocimientos sobre el uso de preservativos. Al sida está íntimamente asociada la tuberculosis, ya que al ser una bacteria oportunista, se instala en un organismo escaso de defensas.
El plan de la SDS para mitigar esta problemática se articula con el de la Secretaría de Integración Social, habilitando hogares de paso con alimentación, ropa y hospedaje. Allí se realizan charlas de sensibilización sobre la tuberculosis y el VIH. “Sin embargo, no es una institución de rehabilitación, sólo es paliativa, para que no se mueran de hambre. Muchos no resisten 15 días sin la coca o el basuco”, explica López.
Hace 10 años fue fulminado el Cartucho, pero apareció el Bronx. En los últimos meses se han hecho múltiples allanamientos a este callejón, incautando armas y todo tipo de droga, pero siempre que las autoridades regresan, encuentran más. Todos los días llegan nuevos inquilinos a los albergues de la Secretaría de Integración, pero el vicio y la ansiedad los devuelven a la calle. Hoy se curan, pero mañana se enferman de nuevo.
Fue la tuberculosis la que lo sacó de esa calle donde parecía que todas las maldiciones del mundo se juntaran. Henry Camargo (quien no quiso revelar su verdadero nombre), de 32 años, tosía ya sin fuerza sobre el pavimento y todo lo que veía se reducía a un punto negro. Uno, dos, tres disparos, un plum de basuco, un negocio sucio transado entre susurros. El Bronx, ubicado en la localidad de Los Mártires, seguía su ritmo normal y Camargo ni lo notaba. Ardía en fiebre y su cuerpo de 1,70 metros de estatura era una pluma de 40 kilos anclada a la tierra sólo por el peso de la conciencia.
Mendigó, robó, vendió estupefacientes y traficó con todo tipo de armas. El dinero no faltaba y con él podía acceder a las delicias momentáneas del vicio. Entonces, a cualquier hora del día, Camargo pedía una pipa prestada para fumar basuco. Así, con un utensilio comunitario, fue como contrajo la tuberculosis.
De acuerdo con Lilia Edith López, del Programa de Prevención y Control de la Tuberculosis en la Secretaria Distrital de Salud (SDS), los habitantes de la calle son la población con la tasa más alta de mortalidad por causa de la tuberculosis. El total de contagiados fue de 30, es decir, que el 5% del total de diagnosticados por esta causa son indigentes. Según la Secretaría de Gobierno, en Bogotá hay cerca de 14.000 habitantes de la calle.
Las dolencias más comunes de esta población son las enfermedades respiratorias, sobredosis de droga, infecciones y heridas por riñas callejeras. Las enfermedades de transmisión sexual son la problemática más grave, pues viven a la intemperie o en hacinamiento, en precarias condiciones de aseo, con desnutrición, a merced de la droga y con escasos conocimientos sobre el uso de preservativos. Al sida está íntimamente asociada la tuberculosis, ya que al ser una bacteria oportunista, se instala en un organismo escaso de defensas.
El plan de la SDS para mitigar esta problemática se articula con el de la Secretaría de Integración Social, habilitando hogares de paso con alimentación, ropa y hospedaje. Allí se realizan charlas de sensibilización sobre la tuberculosis y el VIH. “Sin embargo, no es una institución de rehabilitación, sólo es paliativa, para que no se mueran de hambre. Muchos no resisten 15 días sin la coca o el basuco”, explica López.
Hace 10 años fue fulminado el Cartucho, pero apareció el Bronx. En los últimos meses se han hecho múltiples allanamientos a este callejón, incautando armas y todo tipo de droga, pero siempre que las autoridades regresan, encuentran más. Todos los días llegan nuevos inquilinos a los albergues de la Secretaría de Integración, pero el vicio y la ansiedad los devuelven a la calle. Hoy se curan, pero mañana se enferman de nuevo.