Vuelven a sonar las alarmas por racionamiento de energía en Bogotá para 2025
La alerta volvió a la escena pública en medio de un debate en el Concejo de Bogotá. Juan David Quintero, cabildante de la bancada del Nuevo Liberalismo, trajo a colación las falencias energéticas que afrontaría la ciudad para el próximo año.
Mientras la ciudad todavía no se acostumbra al racionamiento de agua, una nueva amenaza sobre el suministro de otro servicio público esencial se cierne sobre la capital. De acuerdo con cifras oficiales del Grupo de Energía de Bogotá (GEB), y de varios expertos en la materia, Bogotá está cerca de demandar mucha más energía de la que pueden generar las fuentes de las que se abastece.
Más información sobre Bogotá: Avanza el Metro de Bogotá: finalizó el desmonte de la estación Marly ¿Qué sigue?.
El conflicto entre demanda y oferta llegaría a mediados de 2025, cuando la ciudad se vería obligada a efectuar racionamientos energéticos, parecidos, o incluso más estrictos, que los evidenciados con el agua. En medio de este panorama, el concejal Juan David Quintero, de la bancada del Nuevo Liberalismo, volvió a traer el tema a colación durante una intervención en el Concejo de Bogotá.
Quintero entregó cifras del GEB, en las cuales se resalta que, la generación energética que cubre la demanda de Bogotá, Cundinamarca y Meta se encuentra en 3500 MW; sin embargo, esta región ya demanda cerca de 3000 MW al día. Si se mantiene el incremento en la demanda, para el año 2025 esta desbordaría la oferta. “Solamente el metro de Bogotá demandará cerca de 50 MW al mes”, puntualiza Quintero.
Asimismo, el cabildante resaltó que otros proyectos como la flota eléctrica de buses, proyectos de vivienda como Lagos de Torca, así como la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Canoas, también resultarían afectados ante un posible apagón.
Alerta de apagón en Bogotá: estas son las razones
Alimentada por la constelación de fotones, que emana de sus edificios, Bogotá es una ciudad que se resiste a dormir. Todo el flujo de la vida nocturna y el movimiento diurno del aparato productivo se debe a un flujo constante de energía, pero ese brillo podría sucumbir. A finales del año pasado, organizaciones como el Consejo Nacional Eléctrico (CNO) advirtieron la desproporcionalidad entre la creciente demanda de electricidad y la capacidad para cubrirla.
Por un lado, se encuentra el factor de la expansión de la ciudad hacia la sabana, lo que incrementa la demanda energética. Por el otro, el cambio climático y su incidencia en fuentes de energía, como la hidroeléctrica. Finalmente, está la baja inversión en energías no renovables, las cuales, dado su potencial, podrían terminar dando una mano a la ciudad.
La distribución de la energía en el país se divide en regiones. Bogotá pertenece a la de Oriente, junto a Cundinamarca, Boyacá y Meta. Entre todas demandan el 24,9 % de la energía del país, lo que equivale a 2.905 megavatios (MW) por mes.
Actualmente, el anillo de cuatro líneas de transmisión de la región, con sus correspondientes subestaciones, tiene capacidad para 3.600 MW, suficientes para atender el consumo. Hoy Bogotá toma el 80 % de la energía en la región y, en los últimos años, viene demandando 3 % adicional.
Esta cifra seguramente se disparará debido a su crecimiento económico, urbano y su transición hacia la movilidad sostenible, con metro, trenes, cables y vehículos eléctricos. Solo la primera línea del metro, según Enel, consumirá 50 megavatios al mes una vez empiece a operar.
Las primeras soluciones apuntan a un incremento de infraestructura de transmisión. Y ya hay algunos en curso. Parte de las esperanzas radican en los proyectos Sogamoso-Norte-Nueva Esperanza y Virginia-Nueva Esperanza, iniciativas que contemplan la construcción de 854 y 364 torres, respectivamente, para aumentar las capacidades de transmisión hacia la capital y la región, pero están estancadas por la licencia ambiental.
Desde el año 2016, la empresa Enlaza, de propiedad del GEB, adelanta el proceso de licenciamiento ambiental ante la Agencia Nacional de Licencias Ambientales para las redes de transmisión Norte-Chivor y Sogamoso. Sin embargo, considerando que varios puntos de estas redes pasan por zonas de reserva ambiental, es necesario un visto bueno – sustracción de área - por parte del Ministerio de Ambiente.
“Este trámite no avanza con la velocidad que se necesita para evitar racionamientos en el 2025. La Ministra Muhamad ha concentrado en su despacho todos estos procesos de sustracción generando una verdadera parálisis institucional que podría apagar a Bogotá”, alerta el concejal Quintero. Además, agrega, que “es un contrasentido que hoy el Gobierno Nacional, supuestamente el de la transición energética, tenga a Bogotá, dependiendo energéticamente de una termoeléctrica de carbón – Termozipa”.
Mientras esta situación continúe, y no se encuentren soluciones para desatascar las licencias requeridas para los proyectos de transmisión, todo parece indicar que los bogotanos tendremos que lidiar con otro lastre. El problema es, hasta qué punto, el tejido social, y sobre todo el económico, podrán aguantar una ciudad sin agua y sin luz.
No deje de leer en la sección: ¿Dónde está? El banco de datos que busca entender el fenómeno de desaparecidos.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
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Quintero entregó cifras del GEB, en las cuales se resalta que, la generación energética que cubre la demanda de Bogotá, Cundinamarca y Meta se encuentra en 3500 MW; sin embargo, esta región ya demanda cerca de 3000 MW al día. Si se mantiene el incremento en la demanda, para el año 2025 esta desbordaría la oferta. “Solamente el metro de Bogotá demandará cerca de 50 MW al mes”, puntualiza Quintero.
Asimismo, el cabildante resaltó que otros proyectos como la flota eléctrica de buses, proyectos de vivienda como Lagos de Torca, así como la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Canoas, también resultarían afectados ante un posible apagón.
Alerta de apagón en Bogotá: estas son las razones
Alimentada por la constelación de fotones, que emana de sus edificios, Bogotá es una ciudad que se resiste a dormir. Todo el flujo de la vida nocturna y el movimiento diurno del aparato productivo se debe a un flujo constante de energía, pero ese brillo podría sucumbir. A finales del año pasado, organizaciones como el Consejo Nacional Eléctrico (CNO) advirtieron la desproporcionalidad entre la creciente demanda de electricidad y la capacidad para cubrirla.
Por un lado, se encuentra el factor de la expansión de la ciudad hacia la sabana, lo que incrementa la demanda energética. Por el otro, el cambio climático y su incidencia en fuentes de energía, como la hidroeléctrica. Finalmente, está la baja inversión en energías no renovables, las cuales, dado su potencial, podrían terminar dando una mano a la ciudad.
La distribución de la energía en el país se divide en regiones. Bogotá pertenece a la de Oriente, junto a Cundinamarca, Boyacá y Meta. Entre todas demandan el 24,9 % de la energía del país, lo que equivale a 2.905 megavatios (MW) por mes.
Actualmente, el anillo de cuatro líneas de transmisión de la región, con sus correspondientes subestaciones, tiene capacidad para 3.600 MW, suficientes para atender el consumo. Hoy Bogotá toma el 80 % de la energía en la región y, en los últimos años, viene demandando 3 % adicional.
Esta cifra seguramente se disparará debido a su crecimiento económico, urbano y su transición hacia la movilidad sostenible, con metro, trenes, cables y vehículos eléctricos. Solo la primera línea del metro, según Enel, consumirá 50 megavatios al mes una vez empiece a operar.
Las primeras soluciones apuntan a un incremento de infraestructura de transmisión. Y ya hay algunos en curso. Parte de las esperanzas radican en los proyectos Sogamoso-Norte-Nueva Esperanza y Virginia-Nueva Esperanza, iniciativas que contemplan la construcción de 854 y 364 torres, respectivamente, para aumentar las capacidades de transmisión hacia la capital y la región, pero están estancadas por la licencia ambiental.
Desde el año 2016, la empresa Enlaza, de propiedad del GEB, adelanta el proceso de licenciamiento ambiental ante la Agencia Nacional de Licencias Ambientales para las redes de transmisión Norte-Chivor y Sogamoso. Sin embargo, considerando que varios puntos de estas redes pasan por zonas de reserva ambiental, es necesario un visto bueno – sustracción de área - por parte del Ministerio de Ambiente.
“Este trámite no avanza con la velocidad que se necesita para evitar racionamientos en el 2025. La Ministra Muhamad ha concentrado en su despacho todos estos procesos de sustracción generando una verdadera parálisis institucional que podría apagar a Bogotá”, alerta el concejal Quintero. Además, agrega, que “es un contrasentido que hoy el Gobierno Nacional, supuestamente el de la transición energética, tenga a Bogotá, dependiendo energéticamente de una termoeléctrica de carbón – Termozipa”.
Mientras esta situación continúe, y no se encuentren soluciones para desatascar las licencias requeridas para los proyectos de transmisión, todo parece indicar que los bogotanos tendremos que lidiar con otro lastre. El problema es, hasta qué punto, el tejido social, y sobre todo el económico, podrán aguantar una ciudad sin agua y sin luz.
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