Subredes, en “cuidados intensivos”: denuncian renuncias y escasez de medicamentos
Las cuatro subredes acumulan $337.000 millones en deuda. La más afectada es la subred Centro Oriente, en cuyos hospitales hace falta hasta el 40 % de talento humano y medicinas básicas como acetaminofén y losartán. El Distrito trata de enfrentar la crisis con un comité de seguimiento.
Juan Camilo Parra
Dos enfermeras y un jefe están a cargo de casi 40 pacientes en el hospital Santa Clara, en un turno que puede extenderse 15 horas. En el Diana Turbay, una mujer de la tercera edad no consiguió el losartán que necesitaba para su tratamiento para la hipertensión. Estas son algunas de las dificultades que enfrenta la red pública de Bogotá, cuya situación financiera viene en caída libre.
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Dos enfermeras y un jefe están a cargo de casi 40 pacientes en el hospital Santa Clara, en un turno que puede extenderse 15 horas. En el Diana Turbay, una mujer de la tercera edad no consiguió el losartán que necesitaba para su tratamiento para la hipertensión. Estas son algunas de las dificultades que enfrenta la red pública de Bogotá, cuya situación financiera viene en caída libre.
Este año las cuatro subredes de la capital empezaron con cuentas por pagar por $337.298 millones, distribuidas de la siguiente manera: la Centro Oriente, con $115.836 millones -aunque dicen que ya subió a los $140.000 millones-; la Norte, con $97.331 millones; la Sur Occidente, con $63.114 millones, y la Sur, con $ 61.016 millones. Las deudas superiores a 60 días superan los $230.000 millones.
Crisis en la subred Centro Oriente
La subred Centro Oriente, que tiene hospitales y centros de salud en seis localidades (Candelaria, Santa Fe, Rafael Uribe Uribe, San Cristóbal, Antonio Nariño y Los Mártires) y beneficia al menos a un millón y medio de habitantes, es la más golpeada. El secretario Orlando Bermont reconoce la crisis. Fue una de las primeras tareas en las que entró a mediar como secretario de Galán. “La subred presenta pérdidas por casi $5.000 millones al mes, un tema que viene de años atrás y que configura una pérdida acumulada. Esto nos genera una enorme preocupación, pero no nos vamos a quedar cruzados de brazos”, dijo en la instalación del Comité de Gestión y Seguimiento que busca seguirle el rastro a la crisis.
Angelina Quiñónez, médica de la subred y fiscal de Sindess (Sindicato de Salud y Seguridad Social), señaló que la falta de pagos al personal con contratos por prestación de servicios -y que representa la mayoría- ha llevado a muchos a renunciar, dejando un hueco de personal del 40 %, que se refleja en el desgaste y la falta de insumos.
“Faltan insumos, jabón, material médico quirúrgico, acetaminofén, atorvastatina, circuitos de anestesia, etc. En cuanto al talento humano, falta el 40 % del grupo de enfermería (enfermeras, auxiliares y camilleros) y 30 % de médicos para los servicios de urgencias, lo que ha llevado a la sobrecarga laboral. Por ejemplo, hay un solo jefe para 40 pacientes y con dos enfermeras. Los compañeros se aburrieron y renunciaron, entonces el personal que queda lo mueven por toda la entidad para llenar los faltantes. Es un riesgo para la atención de pacientes, además se cancelan cirugías y hay hacinamiento en los servicios. En conclusión, no hay cómo atender con los requisitos mínimos que exige la norma”, narró.
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La debacle llegó a alarmar incluso al Colegio Médico de Bogotá, asociación que el 19 de febrero envió una carta a la Secretaría de Salud dando a conocer 10 pronunciamientos sobre el sistema en esta subred, que incluye la denuncia de aparentes maltratos al personal. “Es una realidad latente en servicios como el de urgencias. En ocasiones no se cuenta con elementos básicos para este servicio como medicamentos o sondas vesicales y vendas de yeso. La empresa que realizaba la toma de imágenes diagnósticas y de tomografías retiró su servicio debido al dinero adeudado. Por tal motivo no se contó por varios días con este servicio”. Y más preocupante, se dice en la carta de “maltrato” y “persecución” a médicos con experiencia. “Debido al maltrato, la persecución y la poca gestión de la coordinación de urgencias, retirando de la institución a médicos con experiencia y llamando a médicos rurales, para cubrir los huecos”.
Daniel Mejía, líder social y veedor del centro de salud Diana Turbay adhiere que en este centro el jefe médico es un rural que está a punto de terminar su ciclo, por lo que en marzo, se necesitará nuevo médico y enfermeras. “No tenemos jefe”, dice una trabajadora del centro. “Esto de los rurales viene pasando en este y otros centros de la subred centro oriente. Los únicos damnificados son los pacientes. Ayer una mujer de la tercera edad se fue, por segunda vez consecutiva, sin el losartán porque no hay”, dijo a El Espectador.
La concejal María Victoria Vargas (Liberal) viene denunciando desde hace años la crisis financiera de la salud en la capital. En sus recientes intervenciones en la Comisión de Hacienda ha solicitado nuevos debates para que las secretarías de Hacienda y Salud presenten el plan, para que evitar las afectaciones que viven en los hospitales de esta subred. “Afecta a trabajadores, proveedores y ciudadanía, sin pago de salarios, con facturas sin pagar de más de 180 días, servicios cerrados y sin medicamentos. Lo prioritario es negociar, pues por muchos meses las subredes se han financiado con los proveedores y en cualquier momento dejarían de suministrar”, dijo la concejal.
¿Qué ha hecho el Distrito?
La Secretaría de Salud se ha reunido con las subredes. En el caso crítico de la Centro Oriente, la última visita fue el 17 de febrero, en la que Bermont mostró su preocupación y manifestó la decisión de no cerrar ningún servicio por ahora, y “de velar porque se ofrezca una atención más cercana, con calidad y que garantice la eficiencia necesaria para su sostenibilidad y resolver los problemas de salud de la ciudadanía”.
Tal parece, la visita no fue del todo tranquilizadora para el gremio, pues luego enviaron una carta al secretario aclarando que el anonimato de esta se debía a “miedo por represalias” de trabajadores que sostienen sus familias con el trabajo en la subred. Dan a conocer su preocupación de fondo: que se acabe la subred como la conocen.
“Con gran desilusión observamos que la respuesta a la solución que plantea la Secretaría, y que conocemos hasta el momento, es que este comité presume que la intención en este escenario es inducir a la gerencia a decir públicamente que somos insostenibles, para justificar cierre de servicios o unidades, lo cual rechazamos enfáticamente”.
A pesar de que la entidad confirmó los pagos de enero, el 16 de febrero muchos miembros de los centros médicos dicen que aún no les llega el esperado giro. Este 1° de marzo se espera que la Secretaría de Salud presente el plan concreto para no dejar caer la subred Centro Oriente, y el plan de contingencia para aminorar las pérdidas y mejorar la ya deteriorada atención en sus hospitales, además de seguir planteando propuestas con Hacienda para que la crisis no llegue a este nivel en las otras tres subredes.
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