Terrorismo y extorsión en Kennedy: las alertas detrás una bomba de tiempo
El martes se registraron dos hechos graves de orden público en Bogotá: la explosión de dos artefactos explosivos en la localidad de Kennedy, que dejaron como saldo un muerto y 10 heridos, entre ellos, dos policías. Las autoridades creen que se trata de una retaliación de bandas, que operan en este punto crítico de la ciudad. ¿Qué ocurre en los barrios de María Paz y El Amparo?
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Un raudal de cristales rotos y fragmentos de tierra volaron en el barrio El Amparo, en la localidad de Kennedy. La explosión de una granada de fragmentación, que lanzaron unos delincuentes cerca del CAI del sector, dejó como saldo dos policías y ocho civiles heridos. Horas después, a 800 metros, en el sector de La Virgen, un sujeto conocido como alias “El Costeño” murió luego de que otra granada, con la que pretendía atentar contra dos policías, le estalló en las manos. Ambos casos, de cuya naturaleza no había antecedentes este año, tienen en alerta a las autoridades, no solo por su impacto en la seguridad, sino por ser evidencia del recrudecimiento de un complejo conflicto, que parece difícil de controlar.
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Un raudal de cristales rotos y fragmentos de tierra volaron en el barrio El Amparo, en la localidad de Kennedy. La explosión de una granada de fragmentación, que lanzaron unos delincuentes cerca del CAI del sector, dejó como saldo dos policías y ocho civiles heridos. Horas después, a 800 metros, en el sector de La Virgen, un sujeto conocido como alias “El Costeño” murió luego de que otra granada, con la que pretendía atentar contra dos policías, le estalló en las manos. Ambos casos, de cuya naturaleza no había antecedentes este año, tienen en alerta a las autoridades, no solo por su impacto en la seguridad, sino por ser evidencia del recrudecimiento de un complejo conflicto, que parece difícil de controlar.
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El Amparo y La Virgen, junto al barrio María Paz, todos en la localidad de Kennedy, se podría decir, integran hoy un complejo polígono delictivo, con presencia de varias bandas criminales disputándose el poder. A pesar de que la zona está en la mira de las autoridades y ha sido objeto de múltiples operaciones sorpresa, que han terminado con la captura de varios “peces gordos”, sigue siendo un foco de inseguridad y violencia, catalogado por concejales y expertos en seguridad, como una bomba de tiempo próxima a estallar. Así lo valida, no solo los atentados del martes, sino la seguidilla de cadáveres abandonados en vía pública en los últimos años.
Sobre los últimos hechos, el propio alcalde Carlos Fernando Galán tiene su hipótesis. Según el mandatario, podría tratarse de una retaliación contra la Policía y la ciudad, por la judicialización de cinco sujetos, miembros de una reconocida banda delincuencial, a quienes procesaron por tres homicidios, cuyas víctimas fueron torturadas, envueltas en bolsas plásticas y abandonadas en el espacio público del barrio El Amparo. “Este es un territorio que ha sido priorizado en la lucha contra el homicidio, la extorsión, el tráfico de drogas. Es uno delos puntos críticos y donde hemos dado varios golpes este año. Tenemos 90 capturas en esta zona de la banda Los Satanás, Los Caucanos, Tren de Aragua, de los cuales 16 han sido cabecillas. Esto creemos, es una retaliación por los golpes que hemos dado, pero no vamos a frenar ese esfuerzo. Lo vamos a multiplicar”, señaló el alcalde Galán.
Además de los Satanás, hay otras siete bandas concentran su accionar en Kennedy. Dicha localidad, junto a Ciudad Bolívar, es la que más presencia de grupos delincuenciales tiene en su territorio. Sus dinámicas, con un amplio portafolio de delitos, que se desarrollan específicamente en inmediaciones de María Paz, regresan a la cima del debate público con un interrogante claro: ¿por qué el crimen sigue enquistado de esta manera en esta zona de la ciudad?
Marginalidad y la central de abastos
Una de las zonas con los índices más altos de criminalidad en Bogotá es el barrio María Paz, en inmediaciones de Corabastos, la principal central de abastos del país. El sector, y varios barrios aledaños se han convertido en los últimos años en una de las zonas en disputa más apetecidas por las bandas criminales dedicadas a la extorsión y al microtráfico, por su constante flujo de camiones provenientes de diversas zonas del país y por su ubicación estratégica, cercana a zonas de rumba y de alto impacto comercial.
En todo el territorio de Kennedy, con el María Paz, El Amparo, Patio Bonito y la Virgen, operan ocho estructuras organizadas: Tren de Aragua, Los Paisas, Los Costeños, Los Boyacos, Satanás II, Camilos II, Pedro Pablo y Chontaduro, que se disputan a sangre y fuego el control del territorio. De ahí, que atentados como los del martes, en opinión del exsubsecretario de seguridad Andrés Nieto, sean parte de la estrategia de estos grupos para difundir terror y demostrar su poderío. “Tanto la extorsión, como las amenazas y explosiones, son instrumentos de miedo, usados por los grupos delincuenciales para el control territorial. Siempre van a buscar la forma de ajustar cuentas o generar venganzas contra sus enemigos o individuos de su estructura que se revelan. Pero, además, con estos ataques contra las autoridades buscan enviar un mensaje a la ciudadanía, que queda en una especie de encierro, en su propio barrio, ya que evitan realizar cualquier tipo de denuncias para evitar si blanco de estas retaliaciones”, explicó Nieto.
Por su lado, Hugo Acero, exsecretario de Seguridad, concuerda con el alcalde en que este tipo de atentados son instrumentos “con los cuales estas bandas buscan sacudirse de una situación incomoda a las que están siendo arrastradas por los operativos de las autoridades”. No obstante, allende el mensaje que quieran mandar, cualquiera que sea el remitente, lo cierto es que este polígono delincuencial se nutre de factores geográficos y sociales, que lo han llevado a convertirse, desde la perspectiva de muchos, en el lugar más inseguro de Bogotá.
En primer lugar, según Acero, en estos lugares hay un mercado de actividades ilícitas ligadas a la extorsión, explotación sexual y narcotráfico que resulta atractiva para las arcas de cualquier estructura criminal. Luego, por el simple hecho de su cercanía con la central de abastos más grande del país, les proporciona una especie de puerto logístico, para recibir armas y otro tipo de mercancías. Además, en las lógicas mercantiles de este sector, incluso de las transacciones legales, suele primar el uso del efectivo por encima de cualquier otro método. Bajo esta línea, los dineros constantes y sonantes, que van de mano en mano, permiten camuflar actividades delincuenciales, difíciles de rastrear.
El paso de toda esta vorágine delincuencial ha dejado una mella de marginalización en un sector popular y con bajas perspectivas de desarrollo humano y económico. Lo anterior, proporciona una matriz a los grupos delincuenciales de potenciales nuevos miembros e, incluso, una membrana territorial que resulta atractiva para su actividad.
Entornos seguros
Los expertos en seguridad aseveran que, aunque la Policía viene haciendo su labor con las capturas, como las que resalta el alcalde Galán, la problemática de este punto requiere de acciones integrales, de índole social y de mejoramiento del espacio público, para restarles margen de maniobra a estos grupos delincuenciales. Si la falta de oportunidades de estructurar una vida al margen de delito, continúan siendo una constante, María Paz tiene todas las papeletas de convertirse en una especie de territorio, al margen de la ciudad, en donde el delito y la criminalidad mantengan sitiados a sus habitantes.
Acciones como la de implementar centros de formación deportiva, mejorar escuelas, y propiciar actividades que distraigan e inhiban a los jóvenes de pertenecer a grupos armados, consolidan un entorno seguro en el que no necesariamente se respira seguridad por la presencia de fuerza pública. De igual forma, medidas adicionales, como las de un mayor control a los corredores por los cuales estos grupos se abastecen de explosivos y armas con las cuales configuran estas estrategias de miedo, resultan claves para controlar la situación en el María Paz.
Ayer, dos estruendos marcaron la pauta de una detonación paulatina de esa bomba de tiempo que todos ubican en María Paz. Cercar esta onda explosiva, es clave para impedir que estas dinámicas irradien a otros sectores de la ciudad. Lo anterior requiere tiempo y paciencia, pero sobre todo articulación de todas las entidades posibles. De lo contrario, aquella bomba de tiempo, que por ahora solo detona con tímidos atisbos de terrorismo, podría convertirse en un verdadero estruendo delictivo que difícilmente podrá ser atenuado.
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