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La tarde del jueves se tornó en una pesadilla para los residentes y comerciantes de la localidad de Barrios Unidos cuando el coronel (r) Elmer Fernández, director de la cárcel La Modelo, fue brutalmente asesinado por sicarios en moto en la calle 80 con carrera 30. Sin embargo, el horror no terminó ahí. En un relato desgarrador, un comerciante que presenció los hechos describe la angustiosa espera de ayuda mientras el conductor del Inpec luchaba por socorrer a Fernández.
“Él nos pide ayuda y comienza a llamar, pero no llega nadie. Él no nos dijo lo que había pasado y en ese momento no habíamos visto el carro todavía”, narró el testigo de los hechos a noticias Caracol, quien además habló del momento en que las personas que estaban cerca al vehículo se percataron que se trataba de un ataque armado.
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Según el testimonio de la primera persona que auxilió al conductor del vehículo en el que fue ultimado Fernández, la llegada de la Policía duró aproximadamente ocho minutos. “Después fue un momento desgarrador, especialmente cuando abrieron el automóvil y confirmaron el fallecimiento del señor”. El testigo describió cómo el conductor, en estado de shock, solicitó desesperadamente ayuda para esconderse, desconfiando de su entorno y temiendo por su seguridad.
El comerciante señaló, además, que el custodio del Inpec realizó múltiples llamadas en busca de ayuda mientras esperaba, impaciente, la llegada de la policía. La situación se volvió aún más desgarradora cuando el subdirector de la cárcel La Modelo llegó a la escena del crimen y se dio cuenta de lo que había pasado.
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Finalmente, el testigo señaló que, medio del caos y la incertidumbre por lo que acababa de suceder, se encargaron de brindarle ayuda al personal del Inpec que llegó al punto, instándolos a permanecer en el establecimiento de su propiedad mientras esperaban la llegada de las autoridades.
“En ese momento pasan tantas personas que uno desconfía de todos. O sea, todo el mundo es sospechoso, porque todos lo miran a uno y todos estaban grabando, entonces es un momento de desconfianza y de temor; estamos en Colombia y aquí no perdonan nada, la vida no vale nada”, concluyó el testigo, reflejando el clima de miedo y desconfianza que rodeó el trágico suceso.
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