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Tras una diligencia de cinco horas, este lunes se llevó a cabo la séptima audiencia de juicio oral en el proceso por el presunto feminicidio de Ana María Castro Romero, en el cual Paul Naranjo y Julián Ortegón son juzgados por su responsabilidad en el fallecimiento de la joven.
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En el desarrollo de esta, pasaron al estrado, de manera virtual, cuatro testigos de la defensa representada por los abogados John Jairo Cadena y Gilberto Rondón: el médico legista Alejandro Cuenca, el cocinero Daniel Vega Novoa, el físico Miller Vargas Bautista y el ingeniero biomédico Alexander Forero Ríos.
En interrogatorio, Cuenca detalló el informe de opinión pericial que realizó por pedido de los abogados. En este, explicó que los hematomas (moretones) que presentaba Ana María en su rostro y cabeza fueron producto de una fractura de la base del cráneo.
Es decir que, según esta valoración, esas lesiones fueron producidas por el signo de “ojos de mapache”, término que en el argot de la medicina indica una fractura de la base craneal que arroja como resultado un cúmulo de sangre que se filtra hacia el tejido blando alrededor de los ojos y otro orificios como las fosas nasales y los oídos.
Así mismo, el médico legista habló sobre otras lesiones en el cuerpo de la joven, como la fractura de cinco costillas del lado derecho, una laceración en el hígado y una contusión en la rodilla derecha. Heridas que, según explicó, fueron producidas por un golpe de alta energía en un solo momento y que no pudieron ser causadas por una persona ni por la caída de un vehículo, como sostiene la Fiscalía.
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“Una persona no es capaz de producir una lesión de alta energía como esta, pues el cuerpo humano no tiene la fuerza para producir un golpe de esta magnitud, así que no es una lesión generada por un golpe dado por un ser humano”, aseguró.
Finalmente, cuestionó que no se haya explorado la lesión de la rodilla derecha y afirmó que la fractura del cráneo “es un trauma de alta energía que no ocurre de una caída, ser lanzado de un carro es como caerse de la cama”.
En contrainterrogatorio, Alejandro Cuenca le respondió a la Fiscalía que en su experiencia realizando necropsias no ha tenido que realizar o firmar informes de este tipo y que, durante el año rural de su carrera, realizó al menos diez procedimientos de estos.
¿Qué dijo Daniel Vega?
Al turno de declarar —ahora llamado por la defensa—, Daniel Vega Novoa se mantuvo en lo dicho el pasado 20 de septiembre cuando declaró en condición de testigo de la Fiscalía, en cuanto a que vio a un vehículo tipo camioneta hacer un zigzagueo en la Calle 80, reducir la velocidad, salir arrojada desde la puerta trasera derecha el cuerpo de una mujer y, finalmente, “arrancar duro” hacia el occidente.
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De igual manera, reafirmó en que iba aproximadamente a 30 metros de la camioneta de la que vio salir expulsada a la mujer, que iba a una velocidad de 30 kilómetros por hora y que tardó cerca de ocho minutos en parquear el carro en el que se movilizaba después de auxiliar a Mateo Reyes, quien pedía ayuda en la avenida, y de llamar a la línea de emergencia 123.
Las matemáticas entran en acción
Miller Vargas Bautista, licenciado en física de la Universidad Distrital, relató en su declaración los resultados del informe físico que realizó sobre las velocidades que tenían dos vehículos que pasaron por el lugar de los hechos segundos después de que la camioneta Kia Sportage conducida por Paul Naranjo saliera del foco de la cámara de seguridad.
Estos dos vehículos son un automóvil marca Sedan de color blanco y una van blanca tipo escolar. De estas, el físico Vargas determinó que el primero, cuando pasó junto al sitio en donde fue encontrado el cuerpo de la joven universitaria, iba a una velocidad de 38,77 kilómetros por hora y con una aceleración que indica que estaba “aumentando la velocidad”. Del segundo determinó que iba a 24,38 kilómetros por hora, pero con una aceleración negativa.
Por último, afirmó que “un vehículo que se mueve a una velocidad promedio de 40 km/h” debió haber estado a más de un kilómetro de distancia de ese punto, en referencia a lo dicho por el Daniel Vega.
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Alexander Forero, el testigo más esperado por la defensa
Tras su no comparecencia el pasado jueves y su citación urgente por parte del juzgado que lleva el proceso, el ingeniero biomédico Alexander Forero Ríos compareció virtualmente al estrado y aseguró que fue el primero en llegar al lugar cuando Mateo estaba en medio de la Calle 80 intentando parar carros para pedir ayuda.
“Fui el primero (en pasar) mientras él (Mateo Reyes) se iba a travesando (en la calle). No había ningún carro ni ninguna otra moto. Yo llegué cuando no había ningún vehículo en la escena, por eso en primera instancia lo trato de esquivar (a Mateo), porque se me hizo muy raro el evento y pensé que era una modalidad de atraco. Lo que hice fue tratar de seguir derecho, pero vi a la chica (Ana María) tendida”, declaró.
Según contó, avanzó entre 50 y 100 metros hasta un puente peatonal, donde se detuvo y miró hacia atrás sin ver a nadie más. Posteriormente, llamó desde su teléfono celular a la línea de emergencias 123 para reportar lo que había visto. Después de esto, se devolvió en contravía, subió a la ciclorruta y volvió al sitio donde se encontraba Ana María, con su cabeza hacia el carril interno y sus pies hacia el andén, según dijo.
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Los videos de las cámaras de seguridad revisten de credibilidad su relato y, como lo reveló en primicia El Espectador, su llamada al 123 reportando el incidente fue la primera que se hizo esa madrugada a la 1:42:29 a.m., mientras que la de Vega fue a la 1:44:39 a.m. y fue la cuarta llamada.
Al terminar la audiencia, la juez del caso citó para el martes 30 de septiembre una nueva audiencia, en la cual se espera que termine el juicio y la práctica probatoria, por lo cual también programó para el viernes 3 de diciembre la fecha para los alegatos de conclusión de la Fiscalía y la defensa de los acusados.