Tierreros, la vieja pesadilla que sigue cobrando vidas en Usme
Para las autoridades, la masacre perpetrada la mañana del sábado 30 de marzo, se dio por disputas entre bandas que hacen negocios ilegales con tierras, un lío de décadas al que no se le ha podido poner freno
A las 10:48 a.m. del sábado 30 de marzo, residentes del sector conocido como El Bosque, en el barrio San Isidro, en el borde oriental de la localidad de Usme, alertaron a las autoridades de una balacera en una zona de alta vegetación y difícil acceso.A su llegada las autoridades encontraron una tragedia: tres mujeres, una de ellas menor de edad, fueron asesinadas, mientras que una cuarta persona, un hombre al que le dispararon siete veces, fue trasladado de urgencia al hospital de Meissen, a donde alcanzó a llegar con vida, pero falleció en medio de las labores de reanimación, por la gravedad de las heridas. Él, la menor de edad y otra de las mujeres pertenecían al mismo núcleo familiar; al parecer, la otra víctima era vecina de la familia.
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A las 10:48 a.m. del sábado 30 de marzo, residentes del sector conocido como El Bosque, en el barrio San Isidro, en el borde oriental de la localidad de Usme, alertaron a las autoridades de una balacera en una zona de alta vegetación y difícil acceso.A su llegada las autoridades encontraron una tragedia: tres mujeres, una de ellas menor de edad, fueron asesinadas, mientras que una cuarta persona, un hombre al que le dispararon siete veces, fue trasladado de urgencia al hospital de Meissen, a donde alcanzó a llegar con vida, pero falleció en medio de las labores de reanimación, por la gravedad de las heridas. Él, la menor de edad y otra de las mujeres pertenecían al mismo núcleo familiar; al parecer, la otra víctima era vecina de la familia.
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Las víctimas ya estarían identificadas, pero por reserva de la investigación los nombres aún no han sido revelados. Hasta el momento, según la información preliminar entregada por las autoridades, se sabe que una de las mujeres asesinadas sería conocida con el alias de Ñaña. Además, por lo menos dos de las víctimas tendrían antecedentes jurídicos y anotaciones judiciales.
“La información preliminar indica que se trataría de un crimen relacionado con luchas entre estructuras delincuenciales dedicadas a la invasión de tierras. Los hechos están bajo investigación. La Alcaldía de Bogotá y la Policía Metropolitana de Bogotá ofrecen hasta $20 millones de recompensa por información que permita dar con los responsables de este crimen”, informó el alcalde Carlos Fernando Galán horas después del crimen.
Tierreros, problema de vieja data
La zona del Bosque se encuentra dentro de la reserva forestal del Parque Ecológico distrital Entrenubes y se ha conocido desde hace por lo menos una década por ser lugar establecimiento de asentamientos ilegales. Familias de indígenas y personas desplazadas por los conflictos en sus territorios, y en general familias en situaciones complejas de vulnerabilidad, han llegado a la zona con la ilusión de tener una casa propia, anhelo que la mayoría de las veces se ve truncado por las bandas de tierreros, que deforestan, lotean y venden estos predios ilegalmente.
Las zonas más afectadas por esta problemática son Tocaimita, San Germán y La Esmeralda, ocupados en su mayoría por indígenas uitotos, personas afro provenientes del Pacífico y migrantes venezolanos que han llegado a la ciudad en los últimos años.
La problemática, además, ha contribuido a la lenta y progresiva deforestación de la zona protegida. En 2020, por ejemplo, a propósito de un caso de disputa de un predio ilegal vendido por tierreros, la Secretaría de Ambiente le aseguró a este medio que, para lotear terrenos, los sujetos talaron y quemaron, al menos, 80.000 árboles del ecosistema bosque alto andino, que ocupaban unas 18 hectáreas de vegetación nativa, que tardarán décadas en recuperar su esplendor. Una situación similar se habría presentado a comienzos de este año, cuando las altas temperaturas también mantuvieron en alerta los cerros orientales.
En la zona puntual donde ocurrió la masacre del sábado, por ser difícil acceso, no tener calles delimitadas ni redes de electricidad establecidas, confluyen, además de la usurpación de tierras, otras modalidades delincuenciales como el microtráfico, pues resulta un territorio predilecto para evadir a las autoridades, al ser una zona prácticamente rural.
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Aunque se han llevado a cabo desalojos y varias alcaldías anunciaron planes de reubicación y lucha contra las mafias que dominan el mercado ilegal de tierras en localidades como San Cristóbal, Ciudad Bolívar y Usme, esta masacre deja muchas dudas respecto a la efectividad de esas estrategias.
Por eso, la Secretaría de Seguridad de Galán anunció que en lo que va del 2024 se han realizado tres intervenciones para desmontar procesos de urbanizaciones ilegales. Respecto al sitio donde se perpetró la masacre, se estableció un grupo de operaciones especiales articulado entre el Ejército y la Policía, el cual permanecerá en la zona realizando labores de observación y vigilancia mientras se hacen las investigaciones necesarias. ¿Y después? Las acciones deben mantenerse, pues, según declaraciones del vecindario, las amenazas, balaceras y disputas que terminan en muertes son constantes.
Masacre número 15
Según Indepaz, con esta ya son 15 masacres durante 2024 en el territorio nacional y la primera ocurrida en Bogotá durante el cuatrienio de Galán. Señala Indepaz que, en la zona de la masacre, jurisdicción de la quinta división del Ejército, actúan grupos ilegales como el Clan del Golfo, el Tren de Aragua y células del ELN; además, transitan facciones disidentes de las ex-FARC como el frente 33 del Bloque Magdalena Medio del Estado Mayor Central, además de las disputas de las bandas locales.
Al actuar delictivo de los tierreros, cuya incidencia se presenta sobre todo en el borde oriental de la ciudad y afecta a las comunidades más vulnerables, se suma a los retos de seguridad que afronta la alcaldía de Galán, para lo cual es imprescindible que se diseñen medidas cuyos efectos se avizoren a largo plazo. Es vital, además de perseguir y dar con los responsables de los hechos de violencia como los que refiere esta página, que los planes de reubicación de las comunidades asentadas en zonas no urbanizables se hagan efectivos.
Entre tanto, las bandas de tierreros que usurpan tierras, queman reservas y estafan a familias humildes seguirán decidiendo dónde y cómo puede residir la gente a la que no le queda más que llegar a dichas barriadas tras ser, en su mayoría, expulsados de sus territorios por la situación de violencia y pobreza que también se viven en sus territorios.
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