Transmilenio ha deteriorado paisaje urbano de Bogotá, según estudio
La investigación, realizada por Nataly Díaz, magíster en Geografía de la U. Nacional, pone al descubierto el estado de edificaciones y la percepción urbana en cercanías a cuatro troncales.
Redacción Bogotá
A su paso por varios sectores de Bogotá, Transmilenio ha dejado zonas abandonadas percibidas como inseguras y desagradables, fachadas deterioradas, inmuebles abandonados y áreas invadidas por grafitis, lo que ha provocado –según concluye una investigación de la Universidad Nacional– el deterioro del paisaje urbano de la ciudad. (Vea también: Obstáculos de la troncal de TransMilenio por la Séptima)
Así se desprende de un estudio realizado por Nataly Díaz, magíster en Geografía de la Universidad, quien recorrió las troncales Avenida Eldorado, Carrera Décima, Avenidas Caracas y Avenida NQS, donde identificó alrededor de 64 fachadas inactivas, 43 espacios vacíos y 52 inmuebles abandonados como consecuencia de las obras realizadas para ampliar las vías del sistema.
La investigación se complementa con la percepción de usuarios de Transmilenio, peatones, habitantes del sector y comerciantes, quienes manifestaron que el paisaje residual, como se denominó a estos espacios, genera un 85% de sensaciones negativas en todas las avenidas.
Estos lugares, sostiene el informe, además de empobrecer el paisaje urbano, son percibidos por las personas como zonas de inseguridad que reafirman imaginarios de fealdad en relación con el aspecto de la ciudad.
“La mayoría de estos espacios son el resultado de las demoliciones para el ensanche de las vías y muchas edificaciones fueron abandonadas, porque el paso de este medio de trasporte afectó el comercio y el tránsito peatonal de las zonas”, explicó la investigadora a la agencia de noticias de la Universidad Nacional.
Los encuestados mostraron mayor desagrado por la Carrera Décima y la Avenida Caracas, ya que tiene altos niveles de suciedad, ausencia de espacios verdes, gran presencia de habitantes de calle y casas deshabitadas. Por el contrario, la NQS y la Avenida Eldorado recibieron mejores comentarios por tener mayor presencia de vegetación y espacios limpios.
“Sumado a esto, se evidenció que los habitantes no sabían quién era el responsable del aspecto de estos espacios. La mayoría mencionó a la Alcaldía Mayor, pero también reconocieron que los ciudadanos tenían parte de la responsabilidad por la deficiente disposición de basuras”, indica el informe.
En la investigación se consultó a las entidades encargadas de la planeación de la ciudad, como el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), la Empresa de Renovación Urbana, la Secretaria Distrital de Planeación, la Secretaría de Cultura, el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público y el Instituto Distrital del Patrimonio Cultural.
A los representantes de cada entidad se les preguntó cuál era el nivel de injerencia que tenían en la planeación del paisaje y en el desarrollo de los proyectos de infraestructura y movilidad en la ciudad. Asimismo, indagaron hasta dónde podían intervenir en la toma de decisiones y en la planeación, no solo de las vías, también del paisaje que rodea las obras.
Según las respuestas, sostiene la agencia de noticias en su informe, se concluyó que existen vacíos en la normatividad que no permiten la construcción de un paisaje urbano integral. En términos legales solo se piensa en la construcción de la vía y los proyectos de movilidad sin contemplar cómo puede verse afectado el paisaje urbano.
“Al no haber una visión integradora del paisaje, cada entidad tiene funciones divididas y por esto la ciudad se va armando por retazos”, manifestó la investigadora, quien insta a hacer un cambio del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad, porque de lo contrario “los desarrollos urbanísticos seguirán siendo de manera fragmentada, parcializada y podrán generar paisajes residuales”.
Ante el deterioro del paisaje urbano, el IDU señaló que a largo plazo se tienen planes para reconstruir estos lugares; no obstante, la investigación advierte que lo ideal sería que desde la planeación de los proyectos viales ya se tenga diseñado cómo fortalecer los espacios públicos aledaños.
“Para evitar estos espacios abandonados se podría haber generado en paralelo un proyecto de renovación. Si bien esto no es función directa del IDU una articulación de todas las entidades, permitiría la ejecución de proyectos conjuntos para que todo el espacio se renovara al tiempo”, explicó Díaz.
La investigación dejó ver además que a las personas les gustaría que en las zonas de paisaje residual se adecuaran parques, gimnasios urbanos con nuevas construcciones para su reactivación.
A su paso por varios sectores de Bogotá, Transmilenio ha dejado zonas abandonadas percibidas como inseguras y desagradables, fachadas deterioradas, inmuebles abandonados y áreas invadidas por grafitis, lo que ha provocado –según concluye una investigación de la Universidad Nacional– el deterioro del paisaje urbano de la ciudad. (Vea también: Obstáculos de la troncal de TransMilenio por la Séptima)
Así se desprende de un estudio realizado por Nataly Díaz, magíster en Geografía de la Universidad, quien recorrió las troncales Avenida Eldorado, Carrera Décima, Avenidas Caracas y Avenida NQS, donde identificó alrededor de 64 fachadas inactivas, 43 espacios vacíos y 52 inmuebles abandonados como consecuencia de las obras realizadas para ampliar las vías del sistema.
La investigación se complementa con la percepción de usuarios de Transmilenio, peatones, habitantes del sector y comerciantes, quienes manifestaron que el paisaje residual, como se denominó a estos espacios, genera un 85% de sensaciones negativas en todas las avenidas.
Estos lugares, sostiene el informe, además de empobrecer el paisaje urbano, son percibidos por las personas como zonas de inseguridad que reafirman imaginarios de fealdad en relación con el aspecto de la ciudad.
“La mayoría de estos espacios son el resultado de las demoliciones para el ensanche de las vías y muchas edificaciones fueron abandonadas, porque el paso de este medio de trasporte afectó el comercio y el tránsito peatonal de las zonas”, explicó la investigadora a la agencia de noticias de la Universidad Nacional.
Los encuestados mostraron mayor desagrado por la Carrera Décima y la Avenida Caracas, ya que tiene altos niveles de suciedad, ausencia de espacios verdes, gran presencia de habitantes de calle y casas deshabitadas. Por el contrario, la NQS y la Avenida Eldorado recibieron mejores comentarios por tener mayor presencia de vegetación y espacios limpios.
“Sumado a esto, se evidenció que los habitantes no sabían quién era el responsable del aspecto de estos espacios. La mayoría mencionó a la Alcaldía Mayor, pero también reconocieron que los ciudadanos tenían parte de la responsabilidad por la deficiente disposición de basuras”, indica el informe.
En la investigación se consultó a las entidades encargadas de la planeación de la ciudad, como el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), la Empresa de Renovación Urbana, la Secretaria Distrital de Planeación, la Secretaría de Cultura, el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público y el Instituto Distrital del Patrimonio Cultural.
A los representantes de cada entidad se les preguntó cuál era el nivel de injerencia que tenían en la planeación del paisaje y en el desarrollo de los proyectos de infraestructura y movilidad en la ciudad. Asimismo, indagaron hasta dónde podían intervenir en la toma de decisiones y en la planeación, no solo de las vías, también del paisaje que rodea las obras.
Según las respuestas, sostiene la agencia de noticias en su informe, se concluyó que existen vacíos en la normatividad que no permiten la construcción de un paisaje urbano integral. En términos legales solo se piensa en la construcción de la vía y los proyectos de movilidad sin contemplar cómo puede verse afectado el paisaje urbano.
“Al no haber una visión integradora del paisaje, cada entidad tiene funciones divididas y por esto la ciudad se va armando por retazos”, manifestó la investigadora, quien insta a hacer un cambio del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad, porque de lo contrario “los desarrollos urbanísticos seguirán siendo de manera fragmentada, parcializada y podrán generar paisajes residuales”.
Ante el deterioro del paisaje urbano, el IDU señaló que a largo plazo se tienen planes para reconstruir estos lugares; no obstante, la investigación advierte que lo ideal sería que desde la planeación de los proyectos viales ya se tenga diseñado cómo fortalecer los espacios públicos aledaños.
“Para evitar estos espacios abandonados se podría haber generado en paralelo un proyecto de renovación. Si bien esto no es función directa del IDU una articulación de todas las entidades, permitiría la ejecución de proyectos conjuntos para que todo el espacio se renovara al tiempo”, explicó Díaz.
La investigación dejó ver además que a las personas les gustaría que en las zonas de paisaje residual se adecuaran parques, gimnasios urbanos con nuevas construcciones para su reactivación.