El negocio de renombrar estaciones de Transmilenio, gota en un mar de deudas.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
Si usted es pasajero habitual de Transmilenio (TM), seguro habrá notado que el nombre de algunas estaciones ahora también incluyen marcas comerciales, lo que se evidencia en los pilares, mapas, señales informativas y en los anuncios automatizados de las paradas de los buses, dentro de un sistema que mueve millones de personas a diario. Esto se ha hecho más notorio en el último año, tiempo en el que se firmaron 22 contratos para rebautizarlas con nombres de empresas, universidades, centros comerciales, instituciones o sitios turísticos.
Por Fernan Fortich
Periodista con enfoque en temas ambientales, posthumanistas y sociales.@fernanfortichrffortich@elespectador.com