Tras cinco días de la tragedia en Quetame, ¿qué viene para el municipio?
22 víctimas fatales y 29 familias afectadas son algunas de las consecuencias que dejó la avalancha. El Gobierno trabaja en la instalación de dos puentes metálicos para habilitar la movilidad en la vía Bogotá-Villavicencio y en un plan de siembra forestal, que quiere socializar con la comunidad, para que esto no se repita.
Sara Caicedo
La noche del 17 y madrugada del 18 de julio quedarán marcados en la historia de este municipio de Quetame de Cundinamarca, ubicado sobre el kilómetro 50 de la vía Bogotá-Villavicencio. Esto, después de que las fuertes lluvias provocaran una avenida torrencial que se llevó la vida de al menos 22 habitantes y a su paso 29 de casas de la vereda Naranjal, de las cuales, solo quedaron de pie, pero con afectaciones, 12.
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La noche del 17 y madrugada del 18 de julio quedarán marcados en la historia de este municipio de Quetame de Cundinamarca, ubicado sobre el kilómetro 50 de la vía Bogotá-Villavicencio. Esto, después de que las fuertes lluvias provocaran una avenida torrencial que se llevó la vida de al menos 22 habitantes y a su paso 29 de casas de la vereda Naranjal, de las cuales, solo quedaron de pie, pero con afectaciones, 12.
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Este sábado 22 de julio se cumplen cinco días de aquella tragedia, y aun así, familiares de las víctimas, habitantes de municipios cercanos y todas las unidades que trabajan en la atención de la emergencia, siguen llegando en la madrugada a esta montaña, para poder encontrar a las siete personas que continúan desaparecidas.
La catástrofe, que acabó con la vida de siete mujeres, cinco hombres, cuatro niñas y tres niños y otros tres cuerpos que las autoridades no han podido identificar; y que dejó 29 familias afectadas y 62 personas con alguna complicación, solo indica una cosa y es que el caserío de la vereda Naranjal desapareció por completo. Así lo confirmó Olmedo López, director general de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), quien expresó “prácticamente la vereda desapareció”.
De acuerdo con Daniel Pavón, uno de los familiares de las víctimas desaparecidas, “esto nunca se había visto. (…) Allá, donde fue la tragedia, no hay nada, solo barro y piedras”. Su primo, Cesar Pavón, compartió que en todos los años que ha vivido en esta zona, nunca había presenciado algo de esta magnitud. “Nosotros hemos estado toda la vida aquí y nunca había pasado eso, sí se ha crecido la vereda, pero ahorita sí fue un desastre”.
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A esto, se le suman las afectaciones que dejó la tragedia en las zonas aledañas. De acuerdo con el reporte oficial de los Bomberos de Cundinamarca, el Puesto de Mando Unificado de Quetame registró entre el 18 y el 20 de julio, ocho veredas afectadas, tres acueductos con daños, una bocatoma dañada (la cual genera desabastecimiento en el casco urbano), una subestación eléctrica con complicaciones en Quetame, el cierre total de la vía Bogotá-Villavicencio y una vía terciaria afectada.
Por otra parte, también se llevó a cabo la evacuación de 118 familias de Quetame, 18 de esa zona y 100 del municipio vecino Puente Quetame, todo esto tras el represamiento que se presentó en los últimos dos días (20 y 21 de julio) del río Contador, el cual obligó a despejar la zona de inmediato por la amenaza de otra posible avalancha.
El gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, señaló: “tenemos maquinaria y más de 400 hombres y mujeres trabajando en la zona para evitar una nueva tragedia, esperamos poder reanudar hoy todas las labores”.
Por su parte, el capitán de Bomberos de Cundinamarca, Álvaro Farfán, agregó que: “Las familias fueron remitidas a algunos albergues temporales, algunos centros educativos del municipio y otros se fueron a donde familiares y amigos de manera provisional”.
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¿Qué va a pasar con la vía Bogotá-Villavicencio?
La avalancha no solo se llevó las casas, sino el puente ubicado después del peaje de Naranjal, y dejó sobre este corredor piedras gigantes, agua y barro que alcanzaban una altura de aproximadamente 50 centímetros. Incluso, había enterradas varillas gigantes de la estructura que obstruían y hacían el paso más peligroso, por esta razón y la constante amenaza de otra posible avalancha, se cerró la vía Bogotá-Villavicencio el pasado 18 de julio.
Frente a este fenómeno, que dejó incomunicado al centro del país con el oriente, el Ministerio de Transporte afirmó estar trabajando en la instalación de dos puentes metálicos para restablecer el paso, y afirmaron que la vía estaría habilitada el próximo viernes 28 de julio.
Incluso, el gobernador García, informó en la mañana del 21 de julio que ya se estaba movilizando la “estructura metálica modular semipermanente para instalar el primero de los dos puentes en Quetame. El viernes de la próxima semana podremos habilitar el paso”.
Asimismo, días antes anunció que se está trabajando en un protocolo de ingreso para habilitar la movilidad de los habitantes entre Guayabetal, Cáqueza y Quetame por la zona de El Naranjal.
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El plan del Gobierno Nacional para Quetame
El presidente de Colombia, Gustavo Petro recalcó que todavía la quebrada Naranjal y el Río Negro “tienen aún comportamientos anómalos por la inestabilidad del terreno, por tanto, el Gobierno ha dispuesto una cantidad de dinero para que las personas que aún están allí se reubiquen de manera inmediata. El peligro no ha cesado y es imprescindible que el número de víctimas no crezca”, señaló.
Asimismo, frente a la movilidad de la zona, agregó que ya se trasladaron los equipos para la implementación de los puentes, e informó que hay dos vías alternas en este momento para el transporte de carga pesada y de pasajeros.
“Este es uno de los eventos que ya son propios de una cordillera que aún tiene una vida muy joven y es inestable, y que en esa zona específica ha ocasionado centenares de muertos. Vamos a poner dos aviones más para lograr cinco vuelos que permitan construir un puente aéreo entre Bogotá y Villavicencio”, agregó Petro.
Y por supuesto, insistió en llevar a cabo un debate y diálogo con la comunidad del Meta y de Cundinamarca, “para establecer no solamente medidas de emergencia, porque ya sabemos que aun con la concesión vial que se entregó de vez en vez y cada vez de manera más rápida, suceden cortes y situaciones, incluso pérdidas de vida que no deberían suceder”.
Señaló que este territorio podría tener mejor estabilidad si “se pudiese sembrar forestalmente y si hubiese allí una reserva forestal de filo a filo. Lo cual implica reubicar actividades, etc. Quiero discutir esta propuesta con la población misma, sobre su viabilidad, sobre la decisión de sus habitantes de aceptarla o no”.
Frente a la propuesta del Gobierno Nacional, Alfonso Ramos, del departamento de ingeniería civil de la Pontificia Universidad Javeriana, explica que el plan del presidente consiste en que “las raíces de las plantas, árboles y de la cobertura vegetal amarre el terreno, y esa resistencia adicional disminuye los deslizamientos. Esto es necesario, atacar la fuente de material desde muchas perspectivas y es válido, pero hay que buscar alternativas complementarias para disminuir estos eventos”.
El experto señala que una solución inmediata es reubicar la infraestructura y la comunidad afectada (que es algo en lo que el Gobierno ya está trabajando). Sin embargo, a mediano y largo plazo, “hay que invertir recursos en conocer las amenazas por avenidas torrenciales, hay que cuantificar a probabilidad de ocurrencia y de la magnitud de cada avenida torrencial, esto tiene mucha incertidumbre, entonces hay que atacar el problema. Si se cuantifica esas avenidas torrenciales a escala local y grande, se pueden tomar decisiones enfocadas a disminuir el riesgo”, señala.
Para él, disminuir el riesgo se trata también de conocerlo previamente, y esto se hace con “inversión en personal y profesional de ingeniería, geociencias, con estudios topográficos, de investigación del subsuelo y la aplicación de tecnologías, es decir, a mediano plazo hay que cuantificar la amenaza, pero esas opciones no son suficientes a nivel nacional”.
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A largo plazo, Ramos recalca que “una vez ya se cuantifico la amenaza y ya se sabe cuál es la probabilidad de tener avenidas torrenciales, hay que tomar acciones desde la ingeniería y pensar en otras infraestructuras que eviten que los materiales que se transportan por el cauce lleguen a donde está la infraestructura; también hay que pensar en lo que hacen otros países y es crear pequeñas represas a lo largo de los cauces que evitan que los materiales lleguen a la parte baja de las cuencas, pero eso es un análisis que hay que hacer”.
Finalmente, el experto agrega que no es tan difícil saber en qué partes de Colombia puede ocurrir una tragedia de esta magnitud, con solo repasar los sitios en los que ya hubo avenidas torrenciales es suficiente, pues son fenómenos que se repiten en los mismos puntos. Por su parte, Petro se comprometió a discutir las medidas de su plan con los ciudadanos y a generar “un cronograma en los próximos cuatro años de soluciones a fondo y no de simple emergencia”.
Tras la tragedia, sobrevivientes y habitantes de los municipios aledaños esperan que las distintas entidades de rescate y del Gobierno Nacional actúen a tiempo para poder retornar a la tranquilidad y a lo que era su vida antes del desastre natural, a pesar de que la constante amenaza de otra avalancha esté presente en época de lluvias, y del dolor que deja la perdida de las 22 vidas, las cuales han marcado la historia de Quetame y Cundinamarca.
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