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Fueron dos años de tensiones acumuladas. Los indígenas Embera, primero se asentaron en el parque Tercer Milenio y el año pasado en el Parque Nacional. Ante las imágenes de las malas condiciones, surgían los planes de atención, habilitación de albergues, las propuestas de retorno a sus territorios o, incluso, de incorporarlos a la vida urbana, con ofertas de empleo y respaldo a proyectos productivos. Al final, o las autoridades les cumplieron a medias, o esta comunidad es difícil de complacer. Las versiones están divididas.
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Lo cierto es que, el episodio de este miércoles al mediodía, cuando una protesta pacífica escaló a una batalla campal y esta comunidad desató su furia contra civiles, gestores de convivencia y policías (tras un intento fallido de tomarse el edificio de Avianca, en el Centro de la ciudad), es un nuevo llamado de alerta sobre la urgencia de encontrar soluciones inmediatas, que pongan fin a la desprotección de esta población (independiente de los violentos) y evitar episodios similares. La solución, una vez más, una nueva mesa de diálogo, pero la participación decidida del gobierno Nacional.
Las escenas de los disturbios fueron dicientes. Lo paradójico es que desde temprano se había instalado un diálogo con los líderes de los indígenas, que llevan meses alojados e inconformes en el albergue temporal La Rioja. A las 8:30 de la mañana, cuando empezó la movilización, el Distrito y los voceros empezaron a hablar. Y acordaron ampliar la mesa, con la participación de la Defensoría del Pueblo. Pidieron plazo hasta las 2:00 de la tarde, para ultimar detalles.
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Pero la movilización siguió y a las 9:30 de la mañana llegaron al Parque Santander y de inmediato bloquearon el ingreso y salida de varios edificios de la zona. Casi, llegada la hora del encuentro con el Ministerio Público, llegaron las vías de hecho: los indígenas intentaron tomarse el edificio de Avianca y cometieron actos de violencia contra “los comercios de la zona, de los civiles y de nuestros gestores, de convivencia. Fue cuando la Policía, en cabeza de la Fuerza Disponible y el Esmad decidió intervenir”, relató el secretario de Gobierno, Felipe Jiménez.
Y el resto, está ampliamente registrado en redes sociales. La saña con la que agredieron a dos policías, tendidos en el piso; a los gestores de convivencia, que intentaban mantener el control de la situación, y hasta de civiles que quedaron en medio de los disturbios. El balance: 27 heridos (cinco civiles, ocho gestores y 14 policías, todos fuera de peligro), sin contar los indígenas que también resultaron lesionados en medio del tropel y los daños materiales en inmediaciones del campo de batalla.
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De la violencia Embera se tenía un antecedente: el asesinato, a comienzos del año, de Hildebrando Rivera Gantiva, de 60 años, un conductor que arrolló a dos mujeres de la comunidad, que en la noche se atravesaron la avenida, cerca al Parque La Florida, sin mayor precaución. Los indígenas reaccionaron de manera criminal y lo mataron a golpes. También, en el Parque Nacional donde, si bien no hubo disturbios, era evidente la tensión cada vez que se hablaba de desalojo.
Nuevo diálogo
Las expresiones de rechazo por la violencia registrada este miércoles no se hicieron esperar. El Distrito, al unísono, repitió el mismo mensaje: Bogotá respeta la protesta pacífica, pero rechaza la violencia. A la par, anunciaron recompensa y todo el peso de la ley para los responsables de las agresiones y daños.
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“La administración ha sido clara que una cosa es la manifestación pacífica, que se respeta, se garantiza y se acompaña. Otra es cosa es la violencia, el vandalismo y la agresión a los ciudadanos, delitos que se persiguen y se deben sancionar. Lo que evidenciamos es inaceptable. Estamos ofreciendo hasta $50 millones por información que permita llevar ante la justicia a los responsables. Invitamos a los ciudadanos afectados para que denuncien. La administración va a impulsar las acciones legales que correspondan”, dijo Aníbal Fernández de Soto, secretario de Seguridad.
No obstante, a la par con la mano dura, se planea reactivar el diálogo, como lo expresó la alcaldesa Encargada, Edna Bonilla. “Vivimos una jornada violenta. Que nos llama a la reflexión sobre la necesidad de actuar de forma articulada en el gobierno Distrital y Nacional. Hemos acordado una mesa de diálogo, que pueda dar solución resultados a una problemática que se viene dando hace dos años con la población Embera.
Y agregó: “Tenemos que dar soluciones a la situación que se viven los Embera actualmente. El Distrito ha cumplido sus compromisos, garantizando alimentación, salud, educación y un techo para que se puedan albergar. Ahora, este Gobierno Nacional, que lleva dos meses, ha entendido que esta es una problemática que se deben atender de manera social y en los territorios y por eso la solución debe ser de mediano y largo plazo”.
En sintonía con la alcaldesa, Patricia Tobón, directora de la Unidad para las Víctimas, lamentó y rechazó lo sucedido e hizo un llamado al diálogo, al ratificar la instalación de una mesa conjunta con la Alcaldía Mayor de Bogotá, para resolver los asuntos urgentes de la comunidad Embera en términos de atención humanitaria, que permita un retorno digno a los territorios de la mano de sus autoridades, indicó.
.@Bogota es la única ciudad y entidad que ha dado refugio y ayuda humanitaria a los emberas por +de 2 años!
— Claudia López Hernández (@ClaudiaLopez) October 19, 2022
Es inadmisible que nuestros servidores sean agredidos!
El gobierno nacional ni evita que los desplacen ni les garantiza retorno seguro. Bogotá no puede seguir sola en esto! https://t.co/a1Qp12dTeB
“Lamento los hechos de violencia, donde resultaron heridos varios miembros del pueblo Embera, en especial niños, niñas y mujeres, quienes han sido víctimas del conflicto armado, así como miembros de la fuerza pública que fueron agredidos. Creo que estamos llamados como sociedad a resolver, a través del diálogo, los problemas. Reconocemos que el problema del desplazamiento forzado de miembros del pueblo Embera en Colombia es de larga data y lo hemos vivido todos y todas en diferentes regiones del país y ciudades capitales.
Y agregó: “Sabemos del enorme esfuerzo que las instituciones en las ciudades han realizado, como también lo ha hecho la Unidad para las Víctimas, pero sabemos que, frente a una realidad del conflicto armado estructural, estos esfuerzos resultan siendo insuficientes. Nosotros estamos trabajando de la mano de la alcaldía de Bogotá para hacer un retorno digno de estas comunidades y, desde mi llegada a la Unidad para las Víctimas, estamos construyendo una ruta con ellos. En algunos casos hemos llegado a un acuerdo para lograr un retorno con dignidad a estos territorios de la mano de sus autoridades”.
La funcionaria anunció la instalación de una mesa de trabajo conjunta para atender, junto con la Alcaldía de Bogotá, los asuntos urgentes de la comunidad en términos de Atención Humanitaria, “pero también en términos estructurales de cómo vamos a hacer el retorno para quienes voluntariamente puedan retornar a su comunidad o para quienes tengamos que reubicar”.
Por su parte, el presidente Gustavo Petro, quien en la noche visitó a los uniformados heridos, en el lugar de recuperación, dialogó con ellos y al salir publicó un mensaje en sus redes sociales en el que destacó la importancia del diálogo, pues todo indica que los desmanes se dieron luego de que fracasara conversaciones previas con los miembros de la comunidad indígena. “La ausencia de diálogo siempre genera más violencia. Rechazo y condeno los actos vividos hoy en Bogotá. Varios miembros de la Fuerza Pública y civiles resultaron heridos. Nunca será protesta la agresión a un policía”, escribió.
Directora de @UnidadVictimas, @mptobon, acompaña y facilita el diálogo convocado por el Presidente de la República, @petrogustavo, con los representantes de la comunidad embera asentados en Bogotá, tras los hechos de violencia registrados hoy en la capital. pic.twitter.com/pMyM0dj6QI
— Unidad para las Víctimas (@UnidadVictimas) October 20, 2022
En el mismo mensaje, el mandatario expresó que “todo miembro de la policía, todo funcionario público, igual que toda persona, es sujeto de derechos humanos” y aseguró que quienes agredieron en estado de indefensión a un policía, como quedó registrado en múltiples videos grabados por transeúntes, “es también violador de derechos humanos”. La mesa de
Vale recordar que el motivo de la protesta, según los manifestantes, eran los años de incumplimiento del Distrito frente a los compromisos con el pueblo Embera. Algunos se ubicaron con pancartas con mensajes como “Bogotá, 19 de octubre de 2022. Resistencia. Lucha del pueblo Embera Katio asentado en Bogotá como víctimas” o “Señor presidente y alcaldesa. Cumplir el acuerdo y exigencia del pueblo indígena. Queremos la paz y la tranquilidad”. Finalmente, uno fue más concreto: cumplir los acuerdos firmados el 5 de mayo de este año, cuando desocuparon el Parque Nacional.
“La protesta fue por los incumplimientos de los acuerdos de mayo y otros acuerdos, pero desafortunadamente la orden de la alcaldía fue una intervención, violando los derechos de la población, de los niños, de mujeres gestantes, que estaban ahí. Y pues hasta el momento hay varios detenidos y personas heridas. Ese es la situación de incumplimiento de la Alcaldía, que no tiene la disposición de atender, mientras la comunidad indígena se sigue muriendo en el Distrito y vulnerando sus derechos”, dijo Jairo Montaña, uno de los voceros de los indígenas.
Los lazos ya están tendidos. Ahora resta que, de estos nuevos diálogos, finalmente se encuentren soluciones de fondo, de corto, mediano y largo plazo, para poner fin, de una vez por todas, al abandono que denuncian los Embera, que llevan años reclamando en Bogotá.
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