Trato digno en atención a salud, la reflexión en el Día contra la Homofobia
La reivindicación de los derechos de la comunidad LGBTIQ se debe hacer no solo desde el Distrito, sino desde las empresas privadas y las organizaciones sociales.
Cristian Camilo Perico Mariño
Este 17 de mayo se conmemoran 32 años desde que la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud -OMS- eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales en 1990. Este hecho, de acuerdo con los historiadores, fue un paso clave para asimilar que las orientaciones sexuales y las identidades diversas no deben ser patologizadas y tratadas como un padecimiento clínico.
Lea también: Acceso a salud: el anhelo de la comunidad trans y no binaria en Bogotá.
Por este mismo motivo, en esta fecha se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, términos que engloban todo tipo de discriminación orientada a personas homosexuales, trans y bisexuales.
En este día, desde diferentes sectores sociales y organizaciones se busca crear conciencia sobre las múltiples violencias y discriminaciones que viven las personas LGBTI, a la par que se hace un llamado a garantizar la igualdad, diversidad e inclusión, aspectos en el que el país avanza de manera lenta.
En 2021, desde la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a personas Trans (GAAT) se hizo una encuesta nacional a esta población y arrojó que el 47,51 % del total de consultados se sintió discriminado en el sistema de salud: el 16,80 % por su identidad de género; el 2,69 % debido a condiciones preexistentes, como enfermedades cardiovasculares, respiratorias, infecciosas o el diagnóstico de VIH; el 5,18 % por su nacionalidad y el 1,24 % por tener una condición de discapacidad.
A esto se suman las barreras presentes en otros contextos como el laboral. De acuerdo con el documento “Diagnóstico y recomendaciones para la inclusión laboral de los sectores sociales LGBTI”, publicado recientemente por la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Dirección de Diversidad Sexual, de la Secretaría Distrital de Planeación, para enero de 2022 el 19% de las personas LGBTI encuestadas no culminaron el bachillerato, el caso se agrava para la población trans, pues solo el 32% habría culminado la educación media.
“Únicamente el 4 % de las personas trans entrevistadas alcanzaron educación universitaria, mientras que solamente el 1 % cuenta con postgrado. El 49 % de las personas trans no cuentan con algún tipo de formación para el trabajo y el 80 % ha sufrido alguna situación de discriminación en los procesos de empleo y contratación por su identidad de género”, menciona el estudio.
Es por ello que desde la Embajada del Reino de los Países Bajos, en alianza con Profamilia, realizaron este martes un evento de sensibilización sobre las violencias que vive esta población, compartiendo algunos resultados de la investigación “¿Cómo adaptar los servicios de salud sexual y reproductiva a las necesidades y circunstancias de las personas con experiencia de vida trans?”.
Según el estudio, los impedimentos a los que se enfrentan incluyen factores culturales como prejuicios y discriminación por parte de los prestadores de servicio y desconocimiento del personal médico o administrativo para efectuar procedimientos que modifiquen las variables de identidad de género en los sistemas de información.
Le puede interesar: Discriminación racial, en el olvido de la justicia ordinaria.
Como consecuencia de estas situaciones, las personas trans deciden no acceder a servicios médicos para evitar enfrentarse a la discriminación estructural. De hecho, según la encuesta exploratoria de las experiencias de personas trans que han utilizado los servicios de salud en Colombia, el 57 % de las personas trans y no binarias han decidido no usar estos servicios por temor a que su identidad de género afecte la atención, además de vulnerar su derecho a la salud.
“Existe una enorme deficiencia en la atención en servicios de salud para la población tras desde la entrada. Quien te recibe es un vigilante y en muchos casos hay que romper el estereotipo social que se ha creado de la comunidad, porque son ellos quienes restringen en primera medida el acceso a los centros de salud”, explica a modo de testimonio Yoko Ruiz, directora de la Red Comunitaria Trans.
Haciendo frente a dicha problemática, desde Profamilia, en alianza con la Embajada del Reino de los Países Bajos, afirman que se originó el proyecto ‘Sin Etiquetas’, el cual busca la implementación de un modelo de atención en salud humanizado e integral para esta población en sus 47 sedes, de modo que se protejan y garanticen sus derechos sexuales y reproductivos, ayudando a la eliminación de las barreras que viven en el sistema de salud.
“Creemos que es necesario que el personal médico y todas las instituciones del sistema de salud estén capacitados para atender las necesidades en salud de todas las personas, sin importar su orientación, expresión e identidad sexual o de género. Por este motivo, generamos un modelo donde existe una asesoría por parte de un equipo transdisciplinar que entiende las diferentes dimensiones de la vida de una persona trans y que además pone en el centro las necesidades específicas de cada individuo”, señaló al respecto Marta Royo, Directora Ejecutiva de Profamilia.
Mucho falta aún para que en la realidad se concrete un acceso igualitario de la comunidad trans y LGTBI en general, no solo en los servicios de salud, sino en todos los aspectos. Sin embargo, la tarea no es únicamente del Distrito, también desde las entidades privadas y desde las organizaciones sociales para avanzar en la reivindicación de los derechos básicos de esta comunidad relegada históricamente.
Nota relacionada: Política Pública LGBTI en Bogotá: el avance más allá del papel.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
Este 17 de mayo se conmemoran 32 años desde que la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud -OMS- eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales en 1990. Este hecho, de acuerdo con los historiadores, fue un paso clave para asimilar que las orientaciones sexuales y las identidades diversas no deben ser patologizadas y tratadas como un padecimiento clínico.
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Por este mismo motivo, en esta fecha se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, términos que engloban todo tipo de discriminación orientada a personas homosexuales, trans y bisexuales.
En este día, desde diferentes sectores sociales y organizaciones se busca crear conciencia sobre las múltiples violencias y discriminaciones que viven las personas LGBTI, a la par que se hace un llamado a garantizar la igualdad, diversidad e inclusión, aspectos en el que el país avanza de manera lenta.
En 2021, desde la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a personas Trans (GAAT) se hizo una encuesta nacional a esta población y arrojó que el 47,51 % del total de consultados se sintió discriminado en el sistema de salud: el 16,80 % por su identidad de género; el 2,69 % debido a condiciones preexistentes, como enfermedades cardiovasculares, respiratorias, infecciosas o el diagnóstico de VIH; el 5,18 % por su nacionalidad y el 1,24 % por tener una condición de discapacidad.
A esto se suman las barreras presentes en otros contextos como el laboral. De acuerdo con el documento “Diagnóstico y recomendaciones para la inclusión laboral de los sectores sociales LGBTI”, publicado recientemente por la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Dirección de Diversidad Sexual, de la Secretaría Distrital de Planeación, para enero de 2022 el 19% de las personas LGBTI encuestadas no culminaron el bachillerato, el caso se agrava para la población trans, pues solo el 32% habría culminado la educación media.
“Únicamente el 4 % de las personas trans entrevistadas alcanzaron educación universitaria, mientras que solamente el 1 % cuenta con postgrado. El 49 % de las personas trans no cuentan con algún tipo de formación para el trabajo y el 80 % ha sufrido alguna situación de discriminación en los procesos de empleo y contratación por su identidad de género”, menciona el estudio.
Es por ello que desde la Embajada del Reino de los Países Bajos, en alianza con Profamilia, realizaron este martes un evento de sensibilización sobre las violencias que vive esta población, compartiendo algunos resultados de la investigación “¿Cómo adaptar los servicios de salud sexual y reproductiva a las necesidades y circunstancias de las personas con experiencia de vida trans?”.
Según el estudio, los impedimentos a los que se enfrentan incluyen factores culturales como prejuicios y discriminación por parte de los prestadores de servicio y desconocimiento del personal médico o administrativo para efectuar procedimientos que modifiquen las variables de identidad de género en los sistemas de información.
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Como consecuencia de estas situaciones, las personas trans deciden no acceder a servicios médicos para evitar enfrentarse a la discriminación estructural. De hecho, según la encuesta exploratoria de las experiencias de personas trans que han utilizado los servicios de salud en Colombia, el 57 % de las personas trans y no binarias han decidido no usar estos servicios por temor a que su identidad de género afecte la atención, además de vulnerar su derecho a la salud.
“Existe una enorme deficiencia en la atención en servicios de salud para la población tras desde la entrada. Quien te recibe es un vigilante y en muchos casos hay que romper el estereotipo social que se ha creado de la comunidad, porque son ellos quienes restringen en primera medida el acceso a los centros de salud”, explica a modo de testimonio Yoko Ruiz, directora de la Red Comunitaria Trans.
Haciendo frente a dicha problemática, desde Profamilia, en alianza con la Embajada del Reino de los Países Bajos, afirman que se originó el proyecto ‘Sin Etiquetas’, el cual busca la implementación de un modelo de atención en salud humanizado e integral para esta población en sus 47 sedes, de modo que se protejan y garanticen sus derechos sexuales y reproductivos, ayudando a la eliminación de las barreras que viven en el sistema de salud.
“Creemos que es necesario que el personal médico y todas las instituciones del sistema de salud estén capacitados para atender las necesidades en salud de todas las personas, sin importar su orientación, expresión e identidad sexual o de género. Por este motivo, generamos un modelo donde existe una asesoría por parte de un equipo transdisciplinar que entiende las diferentes dimensiones de la vida de una persona trans y que además pone en el centro las necesidades específicas de cada individuo”, señaló al respecto Marta Royo, Directora Ejecutiva de Profamilia.
Mucho falta aún para que en la realidad se concrete un acceso igualitario de la comunidad trans y LGTBI en general, no solo en los servicios de salud, sino en todos los aspectos. Sin embargo, la tarea no es únicamente del Distrito, también desde las entidades privadas y desde las organizaciones sociales para avanzar en la reivindicación de los derechos básicos de esta comunidad relegada históricamente.
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