Un hueco en la historia: lo que dejaron dos testigos en juicio por caso Ana Castro
Durante el juicio se han escuchado, hasta ahora, a diez testigos llamados por la Fiscalía. Sin embargo, dos de los más relevantes -por haber estado en el lugar donde ocurrieron los hechos- entregaron versiones con serias diferencias de lo que le causó la muerte a la joven. ¿En qué difieren sus relatos y qué podría significar para el proceso? Análisis de El Espectador.
Este viernes se espera la reanudación del juicio contra Paúl Naranjo y Julián Ortegón, acusados por el presunto feminicidio de la universitaria Ana María Castro Romero, ocurrido en la madrugada del 5 de marzo de 2020, en la avenida calle 80, en una noche pasada por el alcohol y la rumba.
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Este viernes se espera la reanudación del juicio contra Paúl Naranjo y Julián Ortegón, acusados por el presunto feminicidio de la universitaria Ana María Castro Romero, ocurrido en la madrugada del 5 de marzo de 2020, en la avenida calle 80, en una noche pasada por el alcohol y la rumba.
Tras la investigación, sin señalar quién, la Fiscalía optó por la tesis de que a la joven de 21 años la arrojaron de la camioneta Kia Sportage en movimiento, en la que iba junto a Naranjo -conductor-, Ortegón -copiloto- y Mateo Reyes. La acción supuestamente ocurrió momentos después de haber bajado a Reyes del carro y de haber tenido una discusión en el interior del vehículo. Su caída le habría ocasionado las lesiones que acabaron con su vida.
Paúl y Julián fueron sentados en el banquillo de los acusados, mientras que Mateo fue catalogado como testigo del ente acusador y no estuvo vinculado al proceso. La teoría de la Fiscalía está basada en el testimonio de este último, pero también en el de Daniel Alejandro Vega Novoa, un joven que para marzo del año pasado trabajaba con la aplicación de transporte DiDi, con un automóvil Spark negro y quien estuvo esa madrugada en la calle 80, cuando ocurrió el suceso.
Vega, el 15 de octubre de 2020, declaró ante la Policía Judicial que vio cuando tiraron a la universitaria de la camioneta y que había acelerado “muy rápido”, después de que la mujer cayó. Tanto Vega como Reyes declararon bajo la gravedad de juramento el pasado 20 de septiembre y fueron interrogados por la fiscal del caso, Alejandra Rivera, y contrainterrogados por los abogados de los procesados, John Jairo Cadena y Gilberto Rondón.
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Allí, ambos mantuvieron las versiones que entregaron inicialmente a las autoridades, aunque el segundo hizo hincapié en las lagunas mentales que tiene de esa madrugada, producto de la ingesta excesiva de alcohol.
“Abrieron la puerta y la botaron”
Ante el estrado, Daniel Vega reiteró su versión de que vio cómo a Ana María la tiraron de una camioneta después de hacer un zigzagueo, reducir la aceleración y luego huir a alta velocidad del lugar. “Iba en el carril central. Vi una camioneta al frente, hizo un zigzagueo y arrancó durísimo... No vi la marca, porque arrancó durísimo... Abrieron la puerta de atrás, la chica cayó, arrancaron y ella quedó en el piso” y “(el vehículo) no paró totalmente, pero redujo la velocidad, abrieron la puerta y volvió a arrancar duro”. Estas fueron las respuestas que dio ante el interrogatorio de la fiscal.
Posteriormente, en contrainterrogatorio, dijo que iba aproximadamente a 20 metros del vehículo, a 40 kilómetros por hora. Que, tras ver la escena, “un hombre salió del lado derecho mío, me contó todo y yo lo escuché”, refiriéndose a Mateo Reyes, y que después llamó a la línea de emergencias 123.
Agregó que en ese momento no vio delante de él, en esa avenida, un automóvil marca Sedan, ni una van tipo escolar, ni una motocicleta. De la camioneta, de la que habrían lanzado a Ana María, afirmó: “Nunca la vi detenida ni parqueada”, ni con las luces estacionarias prendidas.
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“Vi el carro arrancar y la veo caer”
Aunque la capacidad para testificar de Mateo Reyes sobre estos acontecimientos puede estar comprometida por el episodio de amnesia que experimentó por la ingesta de licor, tal como lo señaló la valoración con fines forenses que le practicaron a mitad de año, el joven de 26 años rindió su versión de manera remota, desde Miami (Estados Unidos).
De hecho, ese factor reseñado en la evaluación médica estuvo presente en varias de las respuestas que dio a los interrogantes de la fiscal y de los abogados defensores, ya que dijo no recordar los detalles de lo ocurrido después de que salieron de la zona de bares de la calle 116, ni en qué lugar de la camioneta se ubicó, ni de qué hablaron en el trayecto hasta la calle 80. Tampoco recuerda en qué momento lo bajaron del carro o con qué personas habló cuando pidió ayuda.
Sin embargo, el quid de su testimonio estuvo en dos elementos: ver que Ana María Castro cayó al asfalto después de que el vehículo conducido por Paúl Naranjo arrancara y la distancia a la que vio esto. En el juicio dijo: “Me bajo, estoy como en el andén o en la calle, y después veo una camioneta negra a mi derecha. No sé a qué distancia”.
Y sigue: “La camioneta arranca, Ana cae al suelo y salgo a ayudarla lo más rápido que puedo (…). Me impacta ver que ella queda en el piso y no se movía, ni se quejaba ni nada, pero no está en una posición natural. Estaba muy quieta. Eso me impacta y lo primero que hago es atravesármeles a los carros y hacerlos parar para que la ayudaran”. Asimismo, manifestó que un beso con Ana María pudo haber sido la razón por la que lo bajaran del carro y que, si bien no sabe con exactitud qué tan lejos estaba del automotor, “sé que no estaba al lado mío”.
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Diferencias entre Vega y Reyes
Como únicos declarantes presenciales del incidente en el proceso, las declaraciones de Daniel Vega y Mateo Reyes son cruciales para la Fiscalía en su cruzada por esclarecer la muerte de la joven y por probar el supuesto crimen ante la jueza que lleva el caso. No obstante, a la luz de otras pruebas que fueron presentadas en juicio, los testimonios de los peritos forenses y la congruencia entre las dos versiones, se evidencian contradicciones.
Primero: Vega señaló que la camioneta no se detuvo, sino que disminuyó la velocidad para arrojar a la universitaria por la puerta derecha de atrás y luego retomó la marcha con celeridad, pero Reyes con su testimonio contrarió esa posibilidad cuando afirmó que vio el carro arrancar (o sea que estaba detenida) antes de que Castro cayera al piso.
Segundo: en el contrainterrogatorio a Daniel Vega, el abogado John Jairo Cadena le preguntó si había visto en ese momento a tres actores viales puntuales: un carro marca Sedan, una van tipo escolar y una motocicleta marca Pulsar. El entonces conductor de DiDi respondió que no. No es un detalle menor, si se contrasta con el video de la cámara de seguridad en el que se ven estos tres automotores pasar por el carril central de la avenida 14, 16 y 23 segundos, respectivamente, después de que la Kia Sportage abandonó el lugar por el carril derecho.
Esto sumado a que después de que pasara la moto no se ve transitar ningún otro vehículo, sino hasta 50 segundos después, y que se ve a Mateo en medio de la calle solo. Si Vega estaba tan cerca de la camioneta, a 20 metros como dijo, ¿por qué no se ve en estas imágenes?
Tercero: el mismo testigo señaló que nunca vio detenida o parqueada la camioneta de la que supuestamente arrojaron a Ana María, pero el video de la cámara de seguridad muestra que sí estuvo estacionada 47 segundos (desde la 01:40:18 a.m. hasta la 01:41:05 a.m.). ¿Cómo hizo para estar tan cerca del auto y no sobrepasarlo en la marcha? Y si frenó, ¿cómo pudo la camioneta haber hecho un zigzagueo y arrancar a alta velocidad en un lapso tan largo?
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Cuarto: si Mateo manifestó que, cuando la camioneta arrancó, él no estaba al lado ni cerca del vehículo, porque tuvo que caminar hasta donde Castro había caído, ¿por qué sus piernas se ven en el video en el mismo lugar donde se detuvo el auto, justo después de que retomara su rumbo?
Quinto: aun si se toma como cierto el testimonio de Daniel Vega, la declaración del ingeniero mecánico y perito Pedro Javier Lizarazo Ávila, quien realizó el informe de física forense de las lesiones encontradas en el cuerpo de la joven de 21 años, desmorona esa posibilidad, y con el criterio de un profesional en la materia: “Para este caso la víctima presentó lesiones en ambos lados de su cuerpo y lesiones en órganos internos. No he visto que la caída de un vehículo produzca ese conjunto de lesiones”, dijo en el juicio, remitiéndose al informe que hizo, en el que señaló que no es posible asociar la disipación de energía que presentó el cuerpo “a un impacto con la superficie de la calzada, luego de la caída de un vehículo en movimiento, o por un atropello”.
Se espera que entre hoy y el próximo 19 de octubre la Fiscalía termine de interrogar a los 30 testigos que llamó a declarar, para luego darles paso a los testigos de la defensa y terminar de exponer todas las evidencias, para que la jueza del caso finalmente defina si se trató de un feminicidio o una muerte accidental.