Una alcaldía que quiere una ciudad limpia, sin mirar a los recicladores de oficio
Casi 12 mil recicladores han contribuido a extender la vida del relleno de Doña Juana, pero dicen, sentirse ignorados por la administración.
María Angélica García Puerto
En el sancionado Plan de Desarrollo se contempla el nuevo esquema de aseo de la ciudad, una vez culminen en febrero de 2026, las áreas de servicio exclusivo, adjudicadas en 2018, por el exalcalde Enrique Peñalosa. De esta manera, a través de la UAESP, se plantea pasar de un modelo lineal, donde los operadores barren, recogen, transportan y entierran los residuos en Doña Juana, a uno de economía circular, que estimule la reducción hasta en 30 % de la basura que llega al relleno, apostándole a la reutilización.
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En el sancionado Plan de Desarrollo se contempla el nuevo esquema de aseo de la ciudad, una vez culminen en febrero de 2026, las áreas de servicio exclusivo, adjudicadas en 2018, por el exalcalde Enrique Peñalosa. De esta manera, a través de la UAESP, se plantea pasar de un modelo lineal, donde los operadores barren, recogen, transportan y entierran los residuos en Doña Juana, a uno de economía circular, que estimule la reducción hasta en 30 % de la basura que llega al relleno, apostándole a la reutilización.
Conforme a esto, los programas y proyectos asociados prometen avanzar al concepto de basura cero, en una ciudad donde hay 668 puntos críticos de acumulación de residuos, por cuenta del arrojo clandestino de basura, escombros, elementos voluminosos (muebles, colchones, etc.) y aprovechables, que no se pueden enterrar en el relleno. Si bien, tener una ciudad más limpia, responde a las necesidades de Bogotá, hay un sector que no se encuentra conforme: los recicladores. Para ellos, la actual administración, de cierta manera, desconoce su oficio.
La apuesta de ciudad limpia
El énfasis de esta Alcaldía es el concepto de una Bogotá limpia, en la que se prioricen los puntos críticos, algo que no contempló el actual esquema, por lo que los operadores hoy prestan el servicio por una elevada tarifa adicional, pero no lo hacen con celeridad adecuada. Esto lleva a que algunos terminen dejando los desechos en las vías públicas, que no es más que un problema de cultura ciudadana, según indicó Consuelo Ordóñez, directora de la UAESP. “Alrededor de $25 mil millones nos está costando al año esta recolección, porque se trata de residuos que no pueden ser dispuestos directamente en Doña Juana, ya que un alto porcentaje son escombros y estos deben ser procesados previamente”, aseguró la directora de la UAESP. Pero la solución no es pagar más o recibir comparendos o sanciones económicas de la Policía.
La UAESP planteó fortalecer las ‘ecorutas’, donde los operadores visiten los barrios y recojan estos residuos especiales, “aunque quienes estarían mejor habilitados son los recicladores y ya lo hacen”, dice Ordóñez. Además, instalar ‘ecopuntos’ fijos, para que las personas lleven materiales reciclables o de difícil operación y “una vez diseñemos el proyecto, los recicladores interesados, podrán administrarlos de mejor manera, contribuyendo como ciudadanos a crear un gran modelo circular con los residuos orgánicos”, agregó.
Precisamente este último punto es uno de los más álgidos, pues la directora de la UAESP señaló que más del 50 % de los materiales que llegan a Doña Juana son residuos orgánicos y por ello, plantea que en vez de enterrarlos, se puedan tratar en una planta de biometanización, que contribuya a generar gas o energía, a partir de esos residuos. De otro lado, “en la licitación no está previsto que ningún operador privado, por lo menos en el diseño, acceda a los materiales aprovechables, pues son propiedad de los recicladores y tienen derecho a ellos”.
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Según la directora, en el nuevo esquema de basuras en Bogotá, se procura por el beneficio integral de los recicladores y sus organizaciones, por medio del fortalecimiento de más vehículos de tracción mecánica y no humana, así como avanzar en procesos de aprovechamiento, tratamiento y valorización de los materiales que recogen, entre otros. “Incluso, le vamos a llevar una propuesta al alcalde para aumentar el número de representantes de los recicladores en el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS)”.
Y los recicladores, ¿qué?
Sobre este tema, se desarrolló este jueves un debate de control político en el Concejo y hasta allí llegaron los recicladores, quienes protestaron a las afueras del cabildo, para rechazar algunos lineamientos del nuevo esquema de aseo. Una de las inconformidades tiene relación con los contenedores que hay en ciudad. Mientras algunos, como el concejal Julián Sastoque (Alianza Verde) los relaciona con los puntos críticos que hay actualmente en la ciudad, otros, como Julián Triana, plantean que la solución sería hacerlos soterrados, como quedó incluido en el Plan de Gestión de Residuos Sólidos (PGIRS).
Pero otra cosa piensan los que se dedican a recuperar material aprovechable en la ciudad. Nora Padilla, representante de la Asociación de Recicladores de Bogotá, señala que eso funciona mal, porque la basura llega revuelta y no se logra rescatar nada. “Cosa diferentes el sistema de Buenos Aires (Argentina) donde hay contenedores para colocar escombros y residuos especiales. Eso deberíamos estar aprendiendo. Estaremos muy alerta, porque esta administración decidió agregarlos en una modificación del PGIRS”.
Por su parte, Magda Bainas, representante de Ecolianza estratégica, rechaza que no se reconozca el esquema histórico del trabajo de los recicladores y califica el PGIRS como un saludo a la bandera. “Los dos delegados estábamos participando en el comité de socialización, más no en el comité técnico. Por lo tanto, no tenemos poder de decisión. Nos muestran, es lo que ya construyeron”.
En cuánto a que la UAESP los tendrá en cuenta para administrar los ‘ecopuntos’ fijos, dijo que ni siquiera saben cómo se va a estructurar. “¿Tienen por ejemplo también los recursos para sustituir los vehículos? Mientras que el Estado no me pueda ofrecer algo mejor, no me pueden vulnerar, por lo menos hoy tengo con que llevar un pan a mi casa”.
Los cerca de 12 mil recicladores en Bogotá son claros en que seguirán alzando su voz por proteger su oficio, tal como los ha amparado la Corte Constitucional. “No hay economía circular sin recicladores. No veo a Coca Cola o a Familia recogiendo de caneca a caneca el material que después se convierte en varillas, envases o papel higiénico. Somos nosotros que vamos caneca a caneca por 15 o 16 horas trabajando, ganándose 15 o 20 mil pesos al día”, finalizó Nora Padilla.
Por ahora, mientras se llega el día del cambio del esquema de aseo en la ciudad, seguro se darán muchas discusiones alrededor de lo que necesita Bogotá y cómo respetar el oficio de los recicladores. Aún faltan dos años, tiempo suficiente, para llegar a un punto donde todos ganen.
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