Venom: el arma en la tanqueta del Esmad, que causó pánico en el sur de Bogotá, en el Paro Nacional
Destellos, estruendosas explosiones y una lluvia de gas lacrimógeno. Esas fueron las escenas que se vivieron en la noche del martes en el sur de Bogotá, en los choques entre Policía y manifestantes. Algunos hablaron de artillería pesada. Le contamos qué era.
La tensión que se vivió en el sur de Bogotá, en la noche de este martes, estuvo enmarcada por otro hecho que causó pánico entre los vecinos de Bosa y Kennedy: el uso por parte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de un artefacto empotrado en una de sus tanquetas antimotines que, por las escenas difundidas en redes, muchos vecinos calificaron como artillería pesada.
En las grabaciones se escuchan primero las detonaciones, seguidas de destellos y chispas (como misiles), luego de estruendosas explosiones, para terminar en una lluvia de gas lacrimógeno que llenaba las calles. En medio del terror, en redes sociales varios usuarios difundieron las imágenes, acompañadas de llamados de auxilio y señalando a la Policía de disparar indiscriminadamente.
Sin embargo, el artefacto que usó la institución no es nuevo. Es una de las armas “no letales” más sofisticadas y costosas que tiene el Esmad para dispersar manifestaciones. Se trata de Venom, un lanzador múltiple de proyectiles electrónicos que, según un derecho de petición que respondió el Ministerio de Defensa a la Comisión Sexta del Senado, tiene un costo cercano a los $400 millones.
Según la descripción, es elaborado en materiales metálicos, de alta resistencia, y cuenta con tres compartimientos de carga, con capacidad para alojar 10 cartuchos electrónicos cada uno, “los cuales pueden eyectar su contenido hasta 150 metros de distancia, en un ángulo de 45 grados, en cadencia de disparo cíclica o repetitivas, de acuerdo con el propósito táctico y operacional. Es alimentado por seis baterías AA y controlados a través de un Joystick, bien sea desde el interior de un vehículo o ser alimentado con una fuente externa, que puede ser conectada a la batería del vehículo”.
El artefacto sirve para dos tipos de munición: cartuchos eléctricos de aturdimiento de 37mm (cada uno a US$71), que son elaborados en aluminio de alta resistencia y que en su interior cuentan con cuatro submuniciones que, al momento de ser activadas, generan un destello de luz y sonido. Según el fabricante, “ofrecen capacidad es de distracción y advertencia por lapsos prolongados durante operaciones diurnas y nocturnas”.
VEA: Paro Nacional: Así funciona el costoso refuerzo de las tanquetas del Esmad
También para cartuchos de gas de 37mm, que dentro cuentan con siete submuniciones, con dos puertos de emisión, que al momento de ser activados generan una dispersión de humo y gas, por un periodo mínimo de 30 segundos cada munición. Tienen capacidad de lanzar densos volúmenes de irritantes o de humo, para cubrir amplias áreas en pocos segundos.
Por ahora, si bien el lanzador múltiple de proyectiles electrónicos causó pánico durante la noche de disturbios, las autoridades lo califican como una de las arma no letales indispensables para cumplir su labor.
La tensión que se vivió en el sur de Bogotá, en la noche de este martes, estuvo enmarcada por otro hecho que causó pánico entre los vecinos de Bosa y Kennedy: el uso por parte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de un artefacto empotrado en una de sus tanquetas antimotines que, por las escenas difundidas en redes, muchos vecinos calificaron como artillería pesada.
En las grabaciones se escuchan primero las detonaciones, seguidas de destellos y chispas (como misiles), luego de estruendosas explosiones, para terminar en una lluvia de gas lacrimógeno que llenaba las calles. En medio del terror, en redes sociales varios usuarios difundieron las imágenes, acompañadas de llamados de auxilio y señalando a la Policía de disparar indiscriminadamente.
Sin embargo, el artefacto que usó la institución no es nuevo. Es una de las armas “no letales” más sofisticadas y costosas que tiene el Esmad para dispersar manifestaciones. Se trata de Venom, un lanzador múltiple de proyectiles electrónicos que, según un derecho de petición que respondió el Ministerio de Defensa a la Comisión Sexta del Senado, tiene un costo cercano a los $400 millones.
Según la descripción, es elaborado en materiales metálicos, de alta resistencia, y cuenta con tres compartimientos de carga, con capacidad para alojar 10 cartuchos electrónicos cada uno, “los cuales pueden eyectar su contenido hasta 150 metros de distancia, en un ángulo de 45 grados, en cadencia de disparo cíclica o repetitivas, de acuerdo con el propósito táctico y operacional. Es alimentado por seis baterías AA y controlados a través de un Joystick, bien sea desde el interior de un vehículo o ser alimentado con una fuente externa, que puede ser conectada a la batería del vehículo”.
El artefacto sirve para dos tipos de munición: cartuchos eléctricos de aturdimiento de 37mm (cada uno a US$71), que son elaborados en aluminio de alta resistencia y que en su interior cuentan con cuatro submuniciones que, al momento de ser activadas, generan un destello de luz y sonido. Según el fabricante, “ofrecen capacidad es de distracción y advertencia por lapsos prolongados durante operaciones diurnas y nocturnas”.
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También para cartuchos de gas de 37mm, que dentro cuentan con siete submuniciones, con dos puertos de emisión, que al momento de ser activados generan una dispersión de humo y gas, por un periodo mínimo de 30 segundos cada munición. Tienen capacidad de lanzar densos volúmenes de irritantes o de humo, para cubrir amplias áreas en pocos segundos.
Por ahora, si bien el lanzador múltiple de proyectiles electrónicos causó pánico durante la noche de disturbios, las autoridades lo califican como una de las arma no letales indispensables para cumplir su labor.