Vuelve el racionamiento diario: “Día Cero”, escenarios de la crisis del agua
Empieza la cuenta regresiva para definir el futuro del abastecimiento en Bogotá y de sus embalses más importantes. Ahorro en los hogares, la clave.
Juan Camilo Parra
Bogotá cerrará el 2024 con un amargo recordatorio: la crisis por el cambio climático, empezando por la del agua, va en serio. Lo demuestran los duros meses que se vienen en términos de racionamiento y los retos que enfrenta una administración, que se muestra sorprendida por los bruscos cambios del clima, que mantienen a la región corta de agua.
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Bogotá cerrará el 2024 con un amargo recordatorio: la crisis por el cambio climático, empezando por la del agua, va en serio. Lo demuestran los duros meses que se vienen en términos de racionamiento y los retos que enfrenta una administración, que se muestra sorprendida por los bruscos cambios del clima, que mantienen a la región corta de agua.
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Y a pesar de estar rodeados de abundantes fuentes, la infraestructura parece insuficiente para suplir la creciente demanda. Si a esto se suman el tiempo seco y el desperdicio en los hogares, se encuentran las razones que llevaron al Distrito a volver al racionamiento diario y a lanzar un ultimátum: si el sistema Chingaza llega al 36 %, que denominó como el Día 0, se implementarán restricciones sin precedentes.
Reajuste de metas
Así lo sentenciaron el alcalde Carlos Fernando Galán y la gerente del Acueducto, Natasha Avendaño, este viernes, durante el anuncio de nuevas medidas para sortear la crisis del agua. Era claro que la administración debía tomar medidas, pues los embalses del sistema Chingaza (Chuza y San Rafael) llevaban 36 días disminuyendo su nivel y alejándose de esa meta de llenado del 70 %, que se esperaba para octubre. Y es que las lluvias siguen sin caer. Desde 1995 no había un año tan seco como el 2024. La tendencia histórica apunta a que mayo, junio, julio y agosto son los meses con lluvias, y entre septiembre y enero disminuyen. Pero todo este año ha sido seco. “Ya entramos en la última temporada del año y, dado el panorama, le hemos puesto una fecha a Bogotá para tomar decisiones adicionales: el Día 0″, señaló Galán.
El mandatario se refiere al Día 0, no como una fecha particular, sino a un escenario: cuando el nivel de agua de Chingaza (que hoy está en 45,4 %) llegue a 36 %. Es decir, si los embalses siguen “en caída libre”, se tomarían medidas drásticas como dejar sin agua a dos zonas el mismo día. Así, la restricción para cada hogar no sería cada 10 días, sino cada cinco. No obstante, vale aclarar que “el racionamiento no ayuda a que el nivel del embalse suba, ya que esto se logra con las lluvias. La medida de ahorro ayuda a que el nivel no baje tan de prisa” dijo Galán.
¿Cómo llegamos aquí?
Para unos expertos, la crisis estaba anunciada, y para otros, el reciente escenario no estaba en los pronósticos. No obstante, coinciden en que este embrollo refleja la deficiente gestión de los gobiernos anteriores. Si bien a Galán le tocó apagar este incendio, la capital llegó a este punto después de años de postergar un proyecto que asegurara el agua para la ciudad. Leonardo Donado, coordinador del Laboratorio de Hidráulica de la U. Nacional, explica que todo parte de la falta de interés en el tema del agua.
“El último embalse que hicimos fue el de Chingaza, inaugurado en el gobierno de Julio César Turbay, es decir, ya han pasado 40 años. Cada vez hay más gente y hay más construcciones, pero asegurar la oferta hídrica no fue prioridad de los políticos. Hay un cúmulo de decisiones equivocadas de las últimas alcaldías frente al suministro a largo plazo”.
Andrés Torres, director del Instituto Javeriano del Agua, de la U. Javeriana, explica que la crisis se veía venir. “Es evidente que la gestión ha sido insuficiente, caracterizada por una visión cortoplacista, fragmentada institucionalmente y excesivamente comercial. La gestión centralizada no mostró grandes problemas hasta hoy. Creo que la fragmentación institucional es el principal problema que impide tomar decisiones de manera efectiva”.
Más que racionamiento
El racionamiento diario es solo una de las medidas que llegan a partir del 29 de septiembre, día en que comienza el ciclo 15. La Alcaldía expedirá un nuevo decreto con más prohibiciones: el uso del agua potable para el lavado de fachadas, parqueaderos, parques, infraestructura deportiva, queda prohibido y será sancionado. Estas actividades solo se podrán hacer con agua reciclada.
No obstante, el racionamiento sí ha dado resultados, solo que no se ha alcanzado la meta de consumo promedio de 15 m3 por segundo en los hogares. “El problema de fondo viene no solo de esta administración, sino de las anteriores”, dice Torres, quien cuestiona el rol comercial y el imaginario que tienen sus usuarios sobre el recurso hídrico. “Tienen una visión deformada del servicio. Asumen que si pagan más tienen derecho de comprar más (agua) y que es una transacción comercial. Y en realidad la transacción es entre la cuenca y el usuario, con un intermediario que es la empresa. El objetivo de la empresa es lograr esa transacción de la mejor forma, pero el objetivo no es vender más agua”.
¿Se puede evitar llegar al Día 0?
El pasado 9 de julio, a casi tres meses de iniciado el racionamiento en Bogotá, el nivel del embalse estaba en 45 %, el mismo nivel en el que estaba en 2023. Pero justo después de que el Distrito flexibilizó el racionamiento y de haber llegado a un pico de 52 %, se perdió el terreno. El 15 de agosto empezó a disminuir. Hoy estamos a 10 % de llegar al Día 0.
Desde que comenzó el racionamiento, la ciudad ha ahorrado 19 millones de metros cúbicos, es decir, el 20 % del agua embalsada en el sistema Chingaza. Pero como su llenado depende de las lluvias, estirar lo que queda es cuestión de ahorro y gestión: “El problema que se viene a corto plazo es que ya no va a llover en la Orinoquía (que es la fuente principal de las aguas que llegan a Chingaza) y cuando se supone que más tiene que llover en Bogotá, entre agosto y octubre, tampoco ha llovido, entonces, si no superamos este racionamiento y no ahorramos lo esperado, la situación se puede agudizar”, analiza Donado.
Llegar o no al día 0, sin lluvias, depende de qué tanto ahorren los bogotanos. De seguir, como vamos, en escenarios negativos, el umbral puede estar en diciembre, no obstante hay esperanzas de que se asomen algunas lluvias. “Como en toda crisis, es momento de solucionar lo inmediato. En ese propósito, la academia podría jugar algún rol. Y no solo estoy hablando de infraestructura, sino también de enfoques, de estilos de gestión y de la credibilidad que debería tener la ciencia y que ha advertido desde muchos años antes sobre este problema”, concluye el experto de la Javeriana.
Por su parte, Donado piensa que “a corto plazo, dependemos de las lluvias y de que la cultura del ahorro cale en la gente. Hay que ser resilientes y habituarnos al periodo de sequía. Se viene el fin de año y si no llueve de aquí a noviembre, seguramente el racionamiento puede ser más fuerte en enero, y puede que ya no sea cada diez días, sino cada cinco. Lo que se nos viene si no llueve es tener que acostumbrarnos a vivir así mucho más tiempo que ahora”.
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