¿Y la 80 qué? La vía olvidada por la Alcaldía de Bogotá
La calle 80 es una de las conexiones de la capital con el occidente del país; sin embargo, poco le han puesto la lupa a la estresante congestión vehicular que se vive a diario.
Sara Caicedo
En Bogotá se adelantan obras que pretenden mejorar la movilidad. Algunas son las de la calle 13, la autopista Norte, la ALO Sur y la carrera 68; incluso, están los proyectos del Regiotram de Occidente, la primera línea del metro y ya está en papeles la segunda, pero ¿y la 80 qué? Esta es la pregunta que se hacen los habitantes de los barrios que colindan con ese corredor, sobre todo los del noroccidente: Ciudadela Colsubsidio, Cortijo, Bolivia, Villas de Granda, Gran Granada, Villas del Dorado, Álamos Norte, Bochica, Bachué, Quirigua, Ferias, Bonanza, Granja y Minuto de Dios.
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En Bogotá se adelantan obras que pretenden mejorar la movilidad. Algunas son las de la calle 13, la autopista Norte, la ALO Sur y la carrera 68; incluso, están los proyectos del Regiotram de Occidente, la primera línea del metro y ya está en papeles la segunda, pero ¿y la 80 qué? Esta es la pregunta que se hacen los habitantes de los barrios que colindan con ese corredor, sobre todo los del noroccidente: Ciudadela Colsubsidio, Cortijo, Bolivia, Villas de Granda, Gran Granada, Villas del Dorado, Álamos Norte, Bochica, Bachué, Quirigua, Ferias, Bonanza, Granja y Minuto de Dios.
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A partir de esta situación surgió “¿Y la 80 qué?”, iniciativa de un grupo de más de 600 habitantes, en los que hay juntas de acción comunal de los barrios. Todos están interesados en visibilizar la problemática de movilidad en este corredor, que va desde el Puente de Guadua (en la autopista Bogotá-Medellín con carrera 120) hasta la carrera 45; es decir, la autopista Norte, en Héroes.
La odisea de vivir en la 80
A partir de la avenida Cali, la calle 80 es la única vía principal de los habitantes del noroccidente. Quienes van en transporte público viven la pesadilla de salir en hora pico: demoras con los alimentadores del Portal 80 y buses zonales del SITP, falta de taxis y largas esperas en servicios de aplicación. Pero el problema no acaba ahí. Para quienes van en carro particular, todo se complica los fines de semana. El recorrido de cuatro kilómetros que hay del Portal 80 al Puente de Guadua, que se recorren en 15 minutos, un viernes o sábado, puede durar el triple.
Para entender la magnitud del flujo de carros en este corredor es preciso saber que, sobre la calle 80, los trancones se agudizan en tres franjas horarias: en la mañana, de 6:30 a.m. a 7:30 a.m., con un volumen vehicular de 8.715 vehículos mixtos; entre la 1:00 p.m. y las 2:00 p.m. con 8.099, y en la tarde, entre las 5:15 p.m. y las 6:15 p.m., cuando circulan 11.277 vehículos.
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Un ejemplo claro fue la situación que se vivió en el último puente festivo, del 12 al 14 de agosto, cuando salieron por este corredor 645.000 vehículos (el doble de los 320.000 que se esperaban). Al coincidir la apertura del Coliseo Live (en las afueras de Bogotá) y el plan éxodo, colapsó la movilidad. Aunque después de este episodio, las autoridades de tránsito de Bogotá, Cundinamarca y Cota, así como los representantes del Coliseo Live, anunciaron un Plan de Manejo de Tránsito (PMT), con grúa permanente, cien policías de tránsito, gestores de movilidad y más de 2.500 plazas de parqueadero, hay dudas sobre su efectividad.
Para Édder Velandia, experto en movilidad, se debe revisar por qué no se hicieron las obras de planeación para el manejo del tráfico. “Pueden abrir parqueaderos, pero ¿cómo será el ingreso? y ¿serán suficientes los cupos para un escenario con capacidad para 22.000 espectadores? Recordemos todos los sitios de eventos que hay en el norte, los cuales tienen infinidad de parqueaderos y sigue la congestión. El problema no son los cupos, sino una Bogotá aislada de los municipios”.
Velandia opina que se deben definir acciones y restricciones para aquellos sitios que están afectando la movilidad; es decir, el Coliseo Live y los centros comerciales como Portal 80 y Titán, así como los vehículos de carga que transportan alimentos a los municipios cercanos. Para él, una solución es construir un puente con los privados.
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Un pacto entre municipios y Bogotá
La calle 80 es la conexión de la capital con el occidente del país, algo que la convierte en un corredor estratégico. Además, está rodeada de barrios residenciales, zonas comerciales y es la ruta de los habitantes que viven en la Sabana y trabajan en Bogotá, o de jóvenes y niños, que viven en la 80 pero estudian en municipios cercanos como Cota, Siberia, Tenjo, Funza, Mosquera, Chía y Madrid, entre otros.
Una de las soluciones que plantea la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, para solucionar el problema es construir un puente vehicular elevado, ubicado en el Puente de Guadua, para los carros que salen de Bogotá; los que quieran entrar, lo harían por debajo.
Sin embargo, Plinio Alejandro Bernal, experto en temas de ciudad, dice que “la calle 80 no tiene esa congestión tan pesada de carros como la tienen otras salidas de Bogotá, pero sí tiene un fuerte componente regional, por la conectividad con otros municipios, por lo que debe haber un diálogo entre Cundinamarca y Bogotá; incluso, se podría crear una entidad que maneje la movilidad entre la capital y la región”.
Para Édder Velandia, la medida del puente también es insuficiente, ya que lo ve como una solución para la ciudad, pero no para Cundinamarca. “Transmilenio debería llegar por fuera de Bogotá y debe haber un sitio a donde los buses intermunicipales puedan llegar sin tener que entrar a la capital”.
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Soluciones
Velandia afirma que una solución con largo alcance sería conectar Transmilenio con los municipios “en los que cada vez viven, estudian y trabajan más personas. Asimismo, el puente que se quiere hacer también debería salir de la ciudad. Eso solucionaría la congestión de los intermunicipales cuando parquean a cuadras del Portal 80”.
Por su parte, Bernal piensa que la falta de autoridad también influye: “Se necesitan agentes de tránsito que ayuden a aligerar el paso, y mejorar la sincronía de los semáforos que, en ocasiones, no dan prioridad a los tramos congestionados”.
También se debería pensar en un equipo especializado que esté permanentemente atendiendo accidentes, choques vehiculares y varados. Incluso, Bernal habló de la estrategia, que en algún momento quiso implementar la Alcaldía, que contemplaba drones para hacer las mediciones del tráfico, pero fue un proyecto que nunca se implementó.
“Todas estas soluciones no se tienen que crear, ya están inventadas y algunas ya se implementan en otros puntos de la ciudad. Lo que toca hacer no es nada nuevo. Bogotá ya tiene experiencia en estas estrategias, lo que hace falta es la rigurosidad y la presencia de las autoridades pertinentes”, concluyó el experto en ciudad.
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