Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El rápido deshielo de la Antártida está ralentizando el flujo de agua a través de los océanos del mundo. Así lo afirmó una reciente investigación publicada en la revista Nature, que advierte impactos en el clima global, la cadena alimentaria marina e incluso la estabilidad de las plataformas de hielo.
Un componente determinante para esto sería la circulación de vuelco de los océanos, una red de corrientes que se extiende alrededor del mundo y transporta calor, carbono, oxígeno y nutrientes vitales. Esto influye directamente en el clima, el nivel del mar y la productividad de los ecosistemas marinos (Lea también: El paso a seguir tras el acuerdo que busca salvar la biodiversidad mundial).
El estudio advierte que los flujos de agua oceánica de la Antártida podrían disminuir un 40% de aquí a 2050, “y en una trayectoria que parece encaminarse hacia el colapso”, dice el profesor Matthew England, director adjunto del Centro ARC para la Excelencia en Ciencias Antárticas (ACEAS) en UNSW Sydney.
Una de las causas es el aumento de las temperaturas, que hacen que el agua dulce procedente del deshielo de la Antártida entre al océano y reduzca su salinidad y densidad. Esto, en últimas, también reduce el flujo hacia el fondo del mar.
Anualmente, se calcula que unos 250 billones de toneladas de agua fría, salada y rica en oxígeno se hunden cerca de la Antártida.
Los autores de la investigación utilizaron 35 millones de horas de cálculo durante dos años para elaborar una serie de modelos y simulaciones hasta mediados de siglo, y descubrieron que la circulación de aguas profundas en la Antártida podría debilitarse al doble de velocidad que en el Atlántico Norte (Lea también: En los últimos 170 años, Colombia perdió el 90% de su área glaciar: Ideam).
“Se trata de enormes volúmenes de agua que permanecieron estables durante mucho tiempo”, dijo Matthew England, oceanógrafo de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia, y coautor del estudio.
Otro de los autores del estudio, Steve Rintoul de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth, afirmó que el calentamiento de las profundidades oceánicas ya está en marcha.
“Si ralentizamos el hundimiento cerca de la Antártida, ralentizamos toda la circulación y, por tanto, también reducimos la cantidad de nutrientes que vuelven a la superficie desde las profundidades del océano”, explicó Rintoul.
Por último, las conclusiones del estudio sugieren que el océano no podría continuar absorbiendo tanto dióxido de carbono. Esto conllevaría mayor concentración de CO2 en la atmósfera.