Así encontraron en Colombia una mariposa perdida por más de un siglo
En 1878, un naturalista inglés vio en la Sierra Nevada una nueva especie que nadie había detectado. La llamaron Catastica lycurgus y solo la volvieron a ver en 1972. Los científicos pensaron que estaba extinta porque desapareció, pero tras una aventura y una cascada de coincidencias, la encontrar nuevamente.
Juan Pablo Correa
Hay una especie de mariposa que había estado “perdida” durante 100 años en Colombia. Frederick Simons, un naturalista inglés la vio por primera vez en 1878 cerca de Atánquez, en la Sierra Nevada de Santa Marta. Simons envió un ejemplar a Reino Unido para que fuera descrito por dos entomólogos (los científicos que estudian los insectos), Frederick DuCane Godman y Osbert Salvin. Ellos nombraron al individuo como Catastica lycurgus. (Lea Científicos logran que una ratona tenga hijos sin sexo o esperma)
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Hay una especie de mariposa que había estado “perdida” durante 100 años en Colombia. Frederick Simons, un naturalista inglés la vio por primera vez en 1878 cerca de Atánquez, en la Sierra Nevada de Santa Marta. Simons envió un ejemplar a Reino Unido para que fuera descrito por dos entomólogos (los científicos que estudian los insectos), Frederick DuCane Godman y Osbert Salvin. Ellos nombraron al individuo como Catastica lycurgus. (Lea Científicos logran que una ratona tenga hijos sin sexo o esperma)
Durante todo un siglo nadie la volvió a ver hasta 1972, cuando otros dos exploradores recolectaron un segundo ejemplar y lo enviaron de nuevo al Museo de Historia Natural de Londres. Pero esta especie endémica de la Sierra Nevada de Santa Marta era un misterio, porque ningún biólogo conocía información sobre su comportamiento y los únicos dos ejemplares registrados eran machos. Además, la información sobre el lugar de sus colectas era inexacta. (Lea ¿Las pinturas de La Lindosa retratan a extintos mamíferos?)
Cuarenta años después, en 2013, Blanca Huertas, la curadora colombiana de la colección más grande y antigua de mariposas del mundo, del Museo de Historia Natural de Londres, vio una foto en Facebook que la dejó estupefacta. Era de una mariposa muy similar a la recolectada hace más de un siglo. Al compararla con los dos ejemplares que guardaba en el Museo, comprobó que se trataba de un gran descubrimiento: era la especie Catastica lycurgus.
¿Cómo se resolvió el misterio?
En 2013, Fredy Montero y Maira Ortiz, dos entomólogos de la Universidad del Atlántico y los autores de la fotografía que Huertas vio en Facebook, consiguieron recursos y una cámara para subir a la Sierra Nevada de Santa Marta. Iban a fotografiar especies de mariposas en campo, una actividad que no se había hecho antes en la magnitud que ellos lo harían. Las imágenes irían para el libro de Villegas Editores sobre mariposas de Colombia.
Tomaron un bus de Barranquilla a Santa Marta, subieron una hora y media hasta San Pedro de la Sierra en mototaxi y después emprendieron una caminata de dos días con Chano, su guía. “Teníamos los pesos exactos para contratarlo y que nos acompañara a subir nuestros equipos, la comida y las maletas en mulas hasta nuestro campamento”, recuerda Montero.
Su hogar provisional quedaba en un potrero a 2.600 metros sobre el nivel del mar, que, según Montero, hace años fue de cultivos de marihuana en la época de la bonanza marimbera de La Guajira. Hoy son sitios de pastoreo para vacas o de cultivo de papas.
Aunque al principio pensaron que la expedición duraría solamente dos semanas, tuvieron que regresar dos meses después. ¿La razón? Cuando bajaron de la Sierra perdieron la cámara con todas las fotografías y los registros que tenían de las mariposas.
“Volvimos porque Maira me insistió. Ya daba por perdido ese trabajo”, recuerda Montero. Sin embargo, regresar significó un descubrimiento científico trascendental. Esta vez vieron dos nuevas especies y, sin quererlo, apareció la mariposa perdida que asombró a la profesora Huertas en Londres y encontraron una nunca vista, ambas endémicas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Fue después de publicar las imágenes en redes sociales que comprendieron la magnitud de su hallazgo. La primera sorpresa fue el redescubrimiento de Catastica lycurgus o la mariposa amarilla de la Sierra, una especie de la que solo se tenían dos registros y los lugares eran inexactos.
La otra sorpresa fue el descubrimiento de una subespecie endémica que no se conocía en la Sierra. Cuando los taxónomos (los científicos que se encargan de nombrar organismos) Jean-Francois Le Crom y Stéphene Attal vieron las imágenes de Montero y Ortiz decidieron nombrar esta nueva especie en su honor: Perisama opepelii mairae, por Maira.
El redescubrimiento de la mariposa amarilla
Blanca Huertas, emocionada por la noticia, los contactó y les propuso buscar más información y datos de esta mariposa, que creían estaba extinta. En 2016, el biólogo Carlos Prieto regresó al punto donde fue vista por Montero y Ortiz, y colectó la primera hembra de la mariposa amarilla de la Sierra desde el descubrimiento del macho 140 años atrás.
Tras despejar todas las dudas, los investigadores hicieron oficial la noticia del redescubrimiento de esta mariposa en 2021 a través de una publicación científica en Zootaxa. ¿Por quétardaron tanto? Huertas dice que los científicos siempre tienen grandes descubrimientos que tardan años en salir a la luz. “Esta mariposa especialmente necesitó a muchas personas, de diferentes talentos y de buscar y rebuscar. Hoy ya podemos decir que aún existe y que no está extinta”, concluye.
Encontrar la mariposa amarilla de la Sierra y esta nueva especie de Perisama abre las puertas a la conservación, dice Montero. “Podemos tener evidencia de que vale la pena dedicar recursos humanos y económicos en conocer la riqueza de este país. Son regalos que la naturaleza nos entregó y llevábamos buscando por mucho tiempo”.