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Para algunos insectos el color de sus cuerpos o de sus alas puede representar una mejor oportunidad para reproducirse en ciertos climas. Por ejemplo, un insecto con una coloración más oscura, durante un día frío, tiene ventaja sobre otro individuo de la misma especie con un color más claro, pues este puede calentarse más rápido por las mañanas (al tener una mayor absorción de la luz) y ponerse a trabajar mientras los otros siguen calentándose.
Esta es una de las maneras en las que las temperaturas afectarían la coloración de los insectos, y podrían cambiar su capacidad para reproducirse, según un reciente estudio público en la revista Ecology and Evolution.
Una de las preguntas que intentaron resolver los científicos de esta investigación es qué pasa con la vida reproductiva de los insectos con el aumento de las temperaturas, sin precedentes, debido al calentamiento global.
“Por un lado, podríamos alegrarnos y decir: ¿cómo están los insectos? Están respondiendo al cambio climático. No tenemos que preocuparnos por ellos”, explicó, a The Guardian, Mariella Herberstein, ecóloga del comportamiento de la Universidad Macquarie de Sydney (Australia) y una de las autoras del estudio. “Pero también podríamos despertarnos al día siguiente diciendo: ‘Maldita sea, ya no pueden encontrarse porque han perdido colores de identificación muy importantes que les ayudan a encontrar pareja’”.
Aunque no hay una sola teoría al respecto, algunos científicos han argumentado que, cuando las temperaturas aumentan, los insectos evolucionan para producir menos melanina, el pigmento que regula las tonalidades de los colores, lo que las vuelve más claras y brillantes. Esto se debe a que los objetos más oscuros absorben más calor y se calientan más rápido, mientras que los más claros reflejan más la luz y pueden permanecer frescos por más tiempo.
Así lo demostró, por ejemplo, un estudio sobre el color de las alas de la mariposadas azufradas de las montañas de Norteamérica que reveló que a lo largo de tiempo estas se fueron volviendo más claras a medida que aumentaron las temperaturas. De igual forma, otra investigación encontró que cada vez era es menos probable que las mariquitas de dos puntos sean negras con manchas rojas en lugar de rojas con manchas negras.
Aun así, hay investigación que han encontrado resultados contrarios esta teoría, por lo que no son claros los mecanismos que están afectando el color de los insectos. Esto se debe, por ejemplo, a que la melanina no cambia solamente en relación con las temperaturas, sino también por reacciones inmunitarias o para mejorar la protección la radiación ultravioleta del sol.
Lo que sí se sabe es que el color de los insectos está relacionado con su capacidad para reproducirse, al afectar su camuflaje, para esconderse de depredadores o al permitir que miembros de la misma especie se reconozcan entre sí. Todo esto estaría siendo afectando por el calentamiento global.
“Si estamos afectando a su reproducción, estamos afectando seriamente a la viabilidad de su población”, indicó, a The Guardian, Herberstein, autora del estudio. “Es una de esas piezas que tenemos que averiguar”.
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