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Científicos de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, y la Universidad China de Geociencias, han investigado los factores que impulsaron hace aproximadamente 250 millones de años, en el período Pérmico-Triásico, la mayor extinción masiva de especies. Durante la llamada “Gran Mortandad”, se vio comprometida más del 75% de la vida en el planeta. Por mucho tiempo esto ha sido vinculado con múltiples erupciones volcánicas que generaron emisiones de dióxido de carbono y, por tanto, un calentamiento del planeta.
Este estudio, publicado en la revista Science, indaga qué tan susceptible era el mundo de Pangea al fenómeno de El Niño. En el Pérmico tardío hubo una desaparición de los arrecifes y una crisis del plancton, marcando el inicio de un “desastre ambiental en cascada”. También se dio una gran ola de deforestación que redujo el secuestro de dióxido de carbono y aumentó el efecto invernadero. Como consecuencia, El Niño se intensificó.
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Los investigadores analizaron isótopos de oxígeno en dientes fósiles de los extintos conodontos, unos pequeños organismos nadadores. “Al estudiar el registro de temperatura de los conodontos de todo el mundo, los investigadores pudieron demostrar un notable colapso de los gradientes de temperatura en las latitudes bajas y medias”, subraya la Universidad de Bristol.
Alexander Farnsworth, coautor del estudio e investigador de dicha institución académica, explica que “hizo demasiado calor en todas partes. Los cambios responsables de los patrones climáticos identificados fueron profundos porque hubo eventos de El Niño mucho más intensos y prolongados que los que se observan hoy. Las especies simplemente no estaban equipadas para adaptarse o evolucionar con la suficiente rapidez”.
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Por sí mismo, el calentamiento global no tiene la capacidad de generar una extinción de tal magnitud, de acuerdo con el experto. Lo que sucedió, en este caso, es que incrementó la variabilidad meteorológica y climática, produciendo una década de sequía generalizada, seguida por años de grandes inundaciones. “Básicamente, el clima era muy inestable”, agregó el profesor Paul Wignall, coautor del estudio, y estas condiciones fueron mucho más difíciles para la supervivencia de la vida.
Los científicos descubrieron que en esta extinción en particular lo que denominan como ‘Mega El Niño’ “crearon una retroalimentación positiva en el clima que condujo a condiciones increíblemente cálidas que comenzaron en los trópicos y luego fueron más allá”, lo cual provocó la muerte de la vegetación. Además, la tolerancia térmica de la Tierra se excedió mucho más rápido que la capacidad de adaptación de las especies.
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Sobre esta extinción masiva Farnsworth recalca que, aunque devastadora, en últimas daría paso al origen de los dinosaurios, que se volverían la especie dominante de su época. Posteriormente, la extinción masiva del Cretácico conduciría al surgimiento de los mamíferos.
Durante aproximadamente 55 millones de años, los mamíferos han dominado la Tierra gracias a sus adaptaciones y resistencia al calentamiento y al enfriamiento. Sin embargo, la actividad humana está empujando el clima de la Tierra hacia un estado más cálido que no se había visto en siglos.
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