Así se ve el CO2 que se emitió en el planeta durante 2021, según la NASA
Este gas de efecto invernadero, que contribuye al cambio climático, es emitido principalmente por el noreste de los Estados Unidos, Beijin, en China, Europa y Arabia Saudita, de acuerdo con las imágenes satelitales tomadas por un observatorio de la NASA.
El dióxido de carbono (CO2) es uno de los gases de efecto invernadero más frecuente que contribuye al cambio climático. Este gas se caracteriza por su larga duración, esto significa que el nivel de temperatura que observamos actualmente persistirá durante varias décadas, aunque las emisiones se reduzcan rápidamente hasta alcanzar un nivel neto cero, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM)
De acuerdo con un informe de esta organización, sobre los gases de efecto invernadero, la concentración de dióxido de carbono (CO2), en 2020 alcanzó las 413,2 partes por millón (ppm) y se sitúa por encima del 149 % sobre los niveles preindustriales. (Lea: Sigue aumentando la sismicidad en el volcán Nevado del Ruiz)
Pese a que la cifra es bastante elevada, cada año, la vegetación y los océanos del mundo absorben aproximadamente la mitad de las emisiones humanas de CO2, lo que brinda un servicio valioso que ha mitigado la tasa de acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Sin embargo, alrededor de 2,5 partes por millón permanecen en la atmósfera cada año. Esto provoca un aumento constante en las concentraciones que los científicos han rastreado desde la década de 1950 en las estaciones de superficie. (Lea: Las bóvedas que guardan la mayor riqueza del país: 30 mil semillas y tubérculos)
Comprender de dónde viene el CO2 es clave para poder enfrentar el aumento de la temperatura que amenaza hoy ecosistemas, flora y fauna. Es por esto que la NASA creó el Orbiting Carbon Observatory, (OCO-2), una herramienta proporciona el conjunto de datos más completo que rastrea la concentración de dióxido de carbono atmosférico.
En su página oficial, la NASA ha publicado las imágenes donde se observa: los combustibles fósiles (en naranja), la quema de biomasa (en rojo), los ecosistemas terrestres (en verde) y el océano (en azul).
Allí se puede observar como el dióxido de carbono atmosférico se está emitiendo, pero también cómo está siendo reabsorbido por los ecosistemas terrestres y por el océano. En el caso de la imagen que muestra el continente americano, la NASA destaca que un importante punto de contaminación está en el noreste de los Estados Unidos. En esta también se ve la rápida oscilación sobre la selva amazónica a medida que las plantas absorben carbono mientras el sol brilla y luego permiten que se acumule durante la noche. (Lea: Identifican una nueva especie de dinosaurio)
En el caso de Asia y Australia, se pudo determinar que punto crítico de contaminación está cerca de Beijing, China, mientras que hay una relativa falta de emisiones de combustibles fósiles en todo el continente de Australia, donde hay una baja densidad de población.
En Europa y Arabia Saudita se identificaron altas emisiones de combustibles fósiles, y también una nube roja de emisiones de quema agrícola proveniente de África central. (Lea: El océano de una Luna de Saturno tiene todos los elementos que hacen posible la vida)
A través de esta herramienta también se ha identificado que durante los meses de junio a septiembre, meses de verano en el hemisferio norte, las concentraciones globales de CO2 tienden a ser más bajas porque las plantas del hemisferio norte absorben activamente el gas de la atmósfera a través de la fotosíntesis.
Durante los meses de otoño e invierno del hemisferio norte, gran parte de este CO2 se vuelve a liberar a la atmósfera debido a la respiración y se puede ver cómo se acumula. Para junio y julio de 2021, las plantas vuelven a extraer CO2 de la atmósfera, pero se mantienen concentraciones notablemente más altas en contraste con los colores casi transparentes del año anterior.
A pesar de estos avances, los datos de OCO-2 contienen aún vacíos donde la luz solar no está presente o donde las nubes o los aerosoles son demasiado espesos para recuperar los datos de CO2.
El dióxido de carbono (CO2) es uno de los gases de efecto invernadero más frecuente que contribuye al cambio climático. Este gas se caracteriza por su larga duración, esto significa que el nivel de temperatura que observamos actualmente persistirá durante varias décadas, aunque las emisiones se reduzcan rápidamente hasta alcanzar un nivel neto cero, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM)
De acuerdo con un informe de esta organización, sobre los gases de efecto invernadero, la concentración de dióxido de carbono (CO2), en 2020 alcanzó las 413,2 partes por millón (ppm) y se sitúa por encima del 149 % sobre los niveles preindustriales. (Lea: Sigue aumentando la sismicidad en el volcán Nevado del Ruiz)
Pese a que la cifra es bastante elevada, cada año, la vegetación y los océanos del mundo absorben aproximadamente la mitad de las emisiones humanas de CO2, lo que brinda un servicio valioso que ha mitigado la tasa de acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Sin embargo, alrededor de 2,5 partes por millón permanecen en la atmósfera cada año. Esto provoca un aumento constante en las concentraciones que los científicos han rastreado desde la década de 1950 en las estaciones de superficie. (Lea: Las bóvedas que guardan la mayor riqueza del país: 30 mil semillas y tubérculos)
Comprender de dónde viene el CO2 es clave para poder enfrentar el aumento de la temperatura que amenaza hoy ecosistemas, flora y fauna. Es por esto que la NASA creó el Orbiting Carbon Observatory, (OCO-2), una herramienta proporciona el conjunto de datos más completo que rastrea la concentración de dióxido de carbono atmosférico.
En su página oficial, la NASA ha publicado las imágenes donde se observa: los combustibles fósiles (en naranja), la quema de biomasa (en rojo), los ecosistemas terrestres (en verde) y el océano (en azul).
Allí se puede observar como el dióxido de carbono atmosférico se está emitiendo, pero también cómo está siendo reabsorbido por los ecosistemas terrestres y por el océano. En el caso de la imagen que muestra el continente americano, la NASA destaca que un importante punto de contaminación está en el noreste de los Estados Unidos. En esta también se ve la rápida oscilación sobre la selva amazónica a medida que las plantas absorben carbono mientras el sol brilla y luego permiten que se acumule durante la noche. (Lea: Identifican una nueva especie de dinosaurio)
En el caso de Asia y Australia, se pudo determinar que punto crítico de contaminación está cerca de Beijing, China, mientras que hay una relativa falta de emisiones de combustibles fósiles en todo el continente de Australia, donde hay una baja densidad de población.
En Europa y Arabia Saudita se identificaron altas emisiones de combustibles fósiles, y también una nube roja de emisiones de quema agrícola proveniente de África central. (Lea: El océano de una Luna de Saturno tiene todos los elementos que hacen posible la vida)
A través de esta herramienta también se ha identificado que durante los meses de junio a septiembre, meses de verano en el hemisferio norte, las concentraciones globales de CO2 tienden a ser más bajas porque las plantas del hemisferio norte absorben activamente el gas de la atmósfera a través de la fotosíntesis.
Durante los meses de otoño e invierno del hemisferio norte, gran parte de este CO2 se vuelve a liberar a la atmósfera debido a la respiración y se puede ver cómo se acumula. Para junio y julio de 2021, las plantas vuelven a extraer CO2 de la atmósfera, pero se mantienen concentraciones notablemente más altas en contraste con los colores casi transparentes del año anterior.
A pesar de estos avances, los datos de OCO-2 contienen aún vacíos donde la luz solar no está presente o donde las nubes o los aerosoles son demasiado espesos para recuperar los datos de CO2.