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Un grupo de astrónomos acaba de identificar y describir en un estudio publicado en The Astrophysical Journal el “pobre viejo corazón de la Vía Láctea”, como lo caracterizaron. Este concepto hace referencia a un grupo de estrellas que quedaron del nacimiento de nuestra galaxia, y que están ubicadas en las regiones centrales de la Vía Láctea.
Los investigadores señalaron que son unas 18.000 estrellas las que hacen parte de este grupo, que habría surgido en los inicios de la galaxia. Aunque ya estudios anteriores habían identificado indicios de esta población estelar “nuestros resultados completan significativamente el panorama existente al demostrar que existe efectivamente un ‘iceberg’ in situ fuertemente ligado, cuyas puntas ya se habían reconocido antes”, escribió un equipo dirigido por el astrónomo Hans-Walter Rix, del Instituto Max Planck de Astronomía.
Los astrónomos analizaron los datos de la última versión de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés), por medio de la que un satélite ha estado rondando la órbita de la Tierra alrededor del Sol durante años. El satélite ha rastreado estrellas, ha tomado medidas de sus posiciones y movimientos tridimensionales dentro de la Vía Láctea. Gaia ha realizado mediciones que permiten estimar la metalicidad de las estrellas. (También puede leer: Descubren gran civilización maya de hace 2.000 años en el norte de Guatemala)
Estos datos forman una especie de “red neuronal” de unas dos millones de estrellas gigantes brillantes de la región interior de nuestra galaxia. Para el nuevo estudio, los investigadores compararon las propiedades que ha observado Gaia con las simulaciones cosmológicas de lo que habrían sido los inicios de la galaxia.
La Vía Láctea se ha formado paulatinamente a lo largo de 13.000 millones de años. Astrónomos han logrado reconstruir y ubicar distintas épocas de su historia, a partir de ciertos indicadores. Uno de ellos es la metalicidad de las estrellas.
Las estrellas que tienen una composición similar podrían haber nacido en el mismo lugar, al mismo tiempo, y también dan señales de su edad aproximada. Hay ciertos elementos que aparecieron en el universo hasta mucho después. (Le puede interesar: ¿Quiere estudiar un doctorado? Acaban de destinar $19 mil millones para becas)
La regla, a grandes rasgo, es que, cuanto más joven es una estrella, más metas tiene, probablemente. Por esto, se cree que, generalmente, las estrellas “pobres en metales” son más viejas, aunque pueden haber excepciones.
Cuando se ubica un grupo de estrellas con un contenido de metal similar y una trayectoria en sus órbitas parecida, los astrónomos pueden concluir que es un conjunto de estrellas que está unido desde hace mucho tiempo.
En el caso de este estudio, Rix y sus colegas encontraron una población de estrellas con edades, abundancias y órbitas similares, entre los más de dos millones de estrellas gigantes que estaban en un radio de unos pocos miles de años luz de la Vía Láctea. Sus características sugieren que estaban allí antes de que la Vía Láctea se llenara de estrellas y se hinchara por las colisiones con otras galaxias, hace unos 11.000 millones de años.
Rix, el autor principal, las bautizó como el “corazón pobre y viejo” de la Vía Láctea, porque son pobres en metales, muy antiguas y se encuentran en el corazón de la galaxia.
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